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El campo trabaja en la esquila y en la inseminación de ovinos para este 2020

El sector rural santacruceño, exceptuado del aislamiento preventivo, aunque con aplicación de protocolos sanitarios, no se detuvo y durante los últimos dos meses, aunque con algunos retrasos, mantuvo la actividad propia de esta época del año. La esquila y la inseminación, entre las más importantes.  

  • 24/05/2020 • 09:28
En Santa Cruz, la esquila de ojos se realiza en abril y mayo. (Ilustrativa).
En Santa Cruz, la esquila de ojos se realiza en abril y mayo. (Ilustrativa).

Desde el 20 de marzo, momento en el que comenzó el aislamiento obligatorio en la República Argentina, una de las pocas actividades que estuvieron exceptuadas fueron aquellas ligadas al campo.

Precisamente, en el punto 13 de aquel decreto firmado por el presidente Alberto Fernández, se exceptuaba a las "actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización agropecuaria y de pesca".

El decreto presidencial también exceptuaba –y aún lo sigue haciendo- a las "industrias de alimentación, su cadena productiva e insumos.

La esquila- En cuanto a la esquila, el primer problema que tuvo que afrontar el sector fue el de la "esquila de ojo" (trasquila de la cabeza del animal para que pueda ver). Actividad realizada entre abril y mayo de cada año mediante la contratación de escuadrillas. Sin embargo, la mayoría de las estancias la hicieron con personal propio, lo cual atrasó un poco el trabajo.

La imposibilidad de utilizar las cuadrillas fue porque muchos de estos trabajadores vienen de diferentes lugares de la región e incluso del norte del país, lo que generaba mucho riesgo de contagio por Coronavirus, por lo que se acudió al personal que ya estaba en las estancias, menos especializado y al que hubo que capacitar.

Es que el esquilador es un operario calificado, muy requerido en el ámbito rural, que hace zafra durante una temporada pero que en otros momentos del año se dedican a otras actividades, muchas de ellas vinculadas al campo.

Reproducción- Ya en otra ocasión comentamos que el campo santacruceño, al igual que en la mayoría del país, atraviesa momentos de incertidumbre. Al contexto nacional, se le suma un mercado internacional en retracción, impactado fuertemente por el COVID-19.

A esto se le suma la baja del precio de la lana, cuyo valor –al mes de abril- había caído hasta un 9,12 producto de la situación internacional. La fuerte baja en el indicador de mercado provocó que todas las categorías de lana pierdan valor comercial (muchas de ellas, de consideración).

Pero en esta época del año también arranca una importante tarea dentro del campo santacruceño que es el período de inseminación, de cara a lo que será la zafra del cordero que arranca a mediados del mes de noviembre.

La inseminación artificial no es ni más ni menos que una técnica de reproducción que en el campo ha dado enormes beneficios y que consiste en colectar el semen de los machos e introducirlo en las hembras para la fecundación de los óvulos maduros.

Las estancias Cazador, Laguna Colorada y Moy Aike Chico son tan solo algunas de las que aplican esta técnica que incrementa notablemente el aprovechamiento de un reproductor, al permitir obtener un gran número de crías del mismo padre.

Del éxito de esta tarea, dependerá también la cantidad de animales a vender al término de la presente temporada, que ha sido un gran desafío para todos y lo sigue siendo, también para el campo.