Especial

Diego Maradona en 10 secuencias

Hoy cumpliría 61

  • 30/10/2021 • 07:15
Diego Maradona en 10 secuencias
Diego Maradona en 10 secuencias

10-Año 2020. La Pandemia se ensañó con el mundo, y por qué no, con el 10. El derrumbe físico y psicológico es absoluto. Llega a las 6 décadas envuelto en una profunda depresión, la cual atraviesa casi en soledad. Casi todos los que quiso, o quiere, están lejos. Una enorme maraña judicial, financiera, sentimental, lo envuelve bajo una nube de cervezas y pastillas. La lucidez es un bien cada vez más escaso. Los que lo rodean, lo aborrecen, y sólo se ocupan de que no falte nunca la botella que termina quebrándolo e induciendo largas jornadas de sueño. En los últimos días, se alimentará a base de guiso de fideos, polenta y sopa. Como en Fiorito, después de haber generado (que no facturado) miles de millones de dólares. Sus ex mujeres y sus hijas, no están. Sólo sus hermanas y su hijo Diego Fernando. Aquel enemigo, al cual hoy ya no puede divisar, al que enfrentó desde el año 1981, al pasar a Boca y transformarse en una celebridad mundial, no está, no da batalla. Llegan videos de saludo desde todos los rincones del globo. Pero morirá solo, después de una agonía de 12 horas, repletos sus pulmones de líquido. Ha de quedar un sello marcado a fuego, inapelable; Argentina, se dice Maradona.

9-Gimnasia y Esgrima de La Plata le da, en sus últimos años de vida, la posibilidad de la ovación triunfal que nunca había tenido. Trabaja como entrenador a su manera, yendo los jueves y dejando la cosecha gruesa en manos de Gallego Méndez, profesional a cargo del tedioso trabajo táctico. Tiene un equipo eléctrico, ofensivo, donde a veces gana cuatro a cero de visitante y la fecha siguiente lo bailan de local; es inestable, como su figura, el Gimnasia maradoneano. La vuelta olímpica tributo, de cara a todas las canchas del fútbol argentino. Serán los últimos momentos de felicidad, sobre el verde césped, recibiendo abrazos, cariño, amor. La devolución de un poco de toda la gloria con la cual empachó a los argentinos. Ha sido el Capitán de las batallas futbolísticas, siempre lo será, le dicen, unánimes en su concepto. Sus rodillas y el hombro izquierdo, no existen más, se han calcificado en algo así como sólo una continuación ósea. El dolor físico es de niveles inhumanos. El del alma, escondido, se aparece en largas noches de insomnio, donde falta Doña Tota.

8-En Dubai pasa algunos años disfrutando un plácido retiro. Se pelea con los jeques, que viven consintiendo sus locuras, cambia de club, llega a finales. Vive como un occidental, rodeado de alcohol, pero la cocaína es un recuerdo. Tiene todas las tranquilidades que se van por la borda al pisar Buenos Aires, donde para variar, se consume en guerras de frentes internos y retaguardias difusas. En una locura del destino, va como entrenador a Sinaloa, la ciudad narco por definición del mundo, y hace una gran campaña deportiva como entrenador. Hay documentales que lo registran. Los problemas que lo acompañan en dicción, ya se vuelven omnipresentes.

7-La Selección como entrenador es el desafío que lo motiva y saca su mejor versión. Llega a Sudáfrica flaco, coherente, preparado. No hace las cosas mal, pero cierra la historia peleado con Bilardo y Grondona. Dirige un Mundial, el de Sudáfrica 2010, en donde Messi no puede hacer los goles que se le caen de los bolsillos en el Barcelona. Lo disfruta. La clasificación ganando en Montevideo a Uruguay es el preludio al famoso LTA espetado a Toti Pasman. Son años de un oasis con poco alcohol, enfoque, y seriedad; Cóppola no forma parte de su vida, pero empiezan a marcharse físicamente Doña Tota y Chitoro. Es un Diego luchando contra demonios, pero unido a su familia. Ese lapso se corta en 2011 hasta el doloroso final. De aquí en más, son tempestades sumadas a tempestades, vínculos rotos, y quizás, sin traicionarse, el entendimiento de que su cuerpo no va a acompañarlo.

6-Showball, astro televisivo y giras. Desde 2005, en donde vuelve de la estrafalaria vida cubana, Maradona debe recrearse. Está fundido, y sus ex agentes tienen fortunas. Baila para la RAI italiana, la rompe por completo con su carisma empilchado de conductor televisivo y lidera una Armada Brancaleone de Showball con ex campeones del mundo y jugadores retirados, a países como Noruega, Malasia e Indonesia. Está buscando acercarse a la Selección, su musa inspiradora. El Kun Agüero lo acerca al círculo íntimo de la nueva generación, que repudia a Coco Basile. Una puerta se abre allí.

5-Cuba es el lugar adonde Maradona fue a conservar la vida, que casi se le escapa en un verano del 2000 en Punta del Este. Cuba es donde tuvo su primer intento de suicidio, chocando de frente a un colectivo, envuelto en una profunda depresión por una pareja que extrañaba. Su admiración por Fidel Castro y el Che, la relación amistosa y comercial con el régimen cubano y venezolano y una Pradera de descanso que fue en la realidad un cóctel de vicios, lo mantienen en este plano, pero a la vez, agravan cada uno de sus ya crónicos males.

4-Años 90. Pelea contra los molinos de viento, como un Quijote en sobrepeso. Pero no logra vencer. Se retira en Boca, mil dópings y antidóping después. Dicen que, en 1994, de cara a ganar el Mundial, lo acuestan. A esa cita llega más flaco que a México 86. El último Nápoles, Sevilla, la aventura en Newells, la detención, su pelea con Duhalde, todo es un caos. Quiere formar un Sindicato Mundial de Jugadores. La FIFA es el diablo para Maradona. Igual que el Papa, Estados Unidos, Occidente. Son los años oscuros, con la posibilidad de ser muchas cosas, pero permanentemente enojado, distanciado, mal rodeado para variar, mal aconsejado por diseño. Siempre produce dólares, de los cuales ve los restos. Los ricos facturan, y se van.

3-Años 80. El cielo deportivo. En Argentina (qué más agregar de la obra magna de México), en Nápoli (el milagro del nuevo San Genaro, el norte poderoso de rodillas frente al desalineado Sur). Llegan sus primeras hijas. En Barcelona conoce la blanca dama que lo va a arruinar, a esconderle la luz, la esencia. El artista dibuja, hace sus creaciones sublimes, llena los ojos del planeta. No se ha visto algo así. Ahora, se ha visto a Maradona. Fundamentales los asados de su papá, los mates con la Bruja, los mimos de las nenas, el beso de Doña Tota, el calor de sus hermanos. Pero la droga ya está allí. Provee a un ejército de acólitos, uno más celoso que otro. Lleva una mochila pesada sobre los hombros. Sobre el fin de los ochenta, su físico, empieza a resentir la vida nocturna. En Italia 90 son sólo chispazos maravillosos.

2-Los Años Felices son los de Argentinos Juniors. 1976-1980, los que saben de fútbol, y con Diego asintiendo, el mejor Maradona. 116 goles, goleador de todos los campeonatos, humilla a Boca y a River. Lleva a la Paternal a los primeros puestos. Provee a su numerosa familia de bienes materiales y de contención, todos rezan que nadie le quiebre una pierna. Conoce el mar, conoce una casa, un colchón decente, un calzado deportivo lo auspicia, empieza la cadena de publicidades, la Selección, pero básicamente es feliz. Se ama con su novia adolescente, Claudia, Es un buen compañero, ya un líder de su equipo, con 17 años, pelea los premios. Su amigo Cyterzpiler, lo guía.

1-Fiorito es el teatro de la miseria y los sueños. La pobreza sin romanticismo. Sin agua caliente. Comiendo milanesas una vez al mes. Un padre agotado, peronista, y una madre que se multiplica. Esquiva la miseria, la gambetea, otea al mundo, lo huele, lo presiente. Quiere salir de allí. Es una estrella naciente, de brillo, de leyenda cebollita. La calle de tierra, que se vuelve río de barro en la lluvia. La gotera, el dolor de panza, la mirada de desprecio en los ojos citadinos. Diego es un joven con carácter, a su manera, en la necesidad más absoluta, feliz. Doña Tota siempre tiene dolor de panza, y cena té. Don Chitoro, exhausto, no habla. Sus hermanos, piensan que es un extraterrestre.