Por la pandemia

Cuarentena: Cuánto se aumentó de peso, las patologías encubiertas y la llegada de las fiestas

La fundadora de ALUBA, Dra. Mabel Bello, señaló a TiempoSur que el aumento de peso en la población argentina se acentuó por la prolongada cuarentena. La ingesta de comida como único medio de placer y cuándo se podría “normalizar” la alimentación.  

  • 02/12/2020 • 12:30
“Se fijó la ingesta de comida como el único medio de placer”. (Foto: iStock)
“Se fijó la ingesta de comida como el único medio de placer”. (Foto: iStock)

El aumento del consumo de alimentos y por ende de peso fue un fenómeno mundial por la pandemia. En nuestro país esto fue aún mayor, por la prolongación del encierro.

“Donde hay virus, apareció este fenómeno junto con el encierro: Aumento de peso, ansiedad y miedo. Esos factores”, señaló la Dra. Mabel Bello, consultora médica y fundadora de ALUBA, Asociación de Lucha contra la Bulimia y Anorexia.

-TS: En todo el mundo la pandemia provocó problemas alimenticios, ¿hubo alguna particularidad en Argentina?

Dra. Mabel Bello: Aquí, lo prolongado del tiempo de las personas de estar solos en casa, encerrados, aumentó muchísimo el peso y la ansiedad por comer. Y algunas personas también incluso tuvieron tendencia a dejar de comer, empeoraron por el miedo y la ansiedad, así que hubo personas que adelgazaron mucho, sumado a las que tenían patologías alimentarias encubiertas. Por miedo, ansiedad y dificultades emocionales tuvieron un incremento sustancial, entre 5 y 7 kilos aumentó el peso de la población en general.

 

-Este promedio indica que pudo haber sido más el aumento de peso en algunas personas.

Sí, quienes por ejemplo tienen antecedentes de diabetes, aumentaron bastante más, por eso los que tenían patología alimentaria desde antes, incrementaron esa patología y hubo un cambio en ese sentido en casi toda la gente.

-¿No existe una estadística formal?

No hay una estadística, porque no se analizó a toda la población, pero hay muchos estudios en todo el mundo. Hay un incremento en las consultas, por ejemplo. Nosotros atendimos parientes de personas con patologías alimentarias, que incrementaron mucho su peso o incluso la misma gente te confiesa que comieron de más o que dejaron de comer.

 

-Dentro de semanas serán las fiestas de fin de año, particularmente en el sur argentino se come más, por el clima, y hay desórdenes alimentarios como el atracón.

No es buen pronóstico. Es muy probable que se incrementen los aumentos de peso y además por esta sensación de pseudo-liberación que habrá por la injerencia del COVID, hace que la gente se descuide un poco, más el alcohol, que desinhibe a ese vigilante que tenemos que nos dice qué es lo que nos conviene hacer. Es probable que se desate esa sensación de que pasamos lo peor y estamos de fiesta, y al estar en las fiestas se incremente no sólo la comida sino también la bebida.

-¿Cuándo se podría hablar de “normalizar” la alimentación?

Tardará unos meses. Ahora llega el verano y quizás haya más actividad, el hecho de poder relajarse o la posibilidad de salir a caminar, con más actividad física.

 

-Mencionó patologías ocultas y algo que ha sucedido en la pandemia y sucede, es que se han dejado de lado las consultas médicas que no sean por el virus.

Primero por el cambio de peso, nos habla que tiene una patología alimentaria o cuando se pegan atracones. Esta persona debe tener una asistencia psicológica, clínica y psiquiátrica, todo junto en un lugar en donde haya un tratamiento para su patología alimentaria. Ver a un médico y que se trabaje en conjunto con los demás médicos, para tener éxito en el tratamiento de la patología alimentaria y que se tengan los mismos objetivos y metodologías, porque si no será un esfuerzo perdido. Hay un retraso en la atención médica, porque los médicos se han refugiado para no contagiarse y no han estado viendo pacientes con regularidad. Hay un atraso muy importante en la consulta médica, como por ejemplo, no hubo prevención, en las mujeres que no se han hecho mamografías o los hombres estudios prostáticos, por lo tanto, hay más riesgo de que la patología prospere.

-Es un año atípico y, ¿el peor en materia alimentaria?

Sí, lógicamente. Nunca hubo una situación de este tipo. Es como si fuera una guerra, pero una guerra con recursos alimentarios porque en las guerras lo primero que escasea es la comida y estrés. Acá había provisión de comida, que llevó a gran parte de la población a aumentar la ingesta y al no tener la oportunidad de hacer actividad física, se fijó la ingesta de comida como el único medio de placer.