Tristeza

Britney Spears, la cantante que llegó a la fama mundial y hoy vive presa de su propio padre

Aunque hoy cumple 39 años, la artista vive bajo la tutela legal de su papá, que controla todos sus movimientos. Una cruzada internacional busca devolverle la libertad.

  • 02/12/2020 • 16:26
Britney Spears.
Britney Spears.

Britney Spears nació un 2 de diciembre, hace 39 años, en una localidad de Mississippi. Desde muy chica, sus padres depositaron en ella la esperanza de que triunfara en el mundo del espectáculo y las enviaron a clases de baile, canto y actuación. Tenía sólo ocho años cuando se instaló con parte de su familia en un departamento de Nueva York. Desde allí, comenzó a acudir a distintos concursos de talentos con las ansias de convertirse en estrella.

A los 11, Britney fue elegida como una de las presentadoras de The Mickey Mouse Club, en el que también participaban Christina Aguilera y Justin Timberlake, el cantante pop que se convertiría más tarde en su pareja. Con escasos años, ya debía enfrentar una rutina ajetreada de obligaciones y una ola de fanáticos que celebraban su voz poderosa, por lo que delegaba la toma de decisiones a su madre y a sus representantes.

Seis años más tarde, se convirtió en una figura mundial. Britney tenía sólo 17 años y una imagen que mezclaba dosis iguales de inocencia y sensualidad. En su video “One more time”, contoneaba las caderas y su ombligo perfecto mientras mostraba sus dos colitas de pelo rubio oscuro y un uniforme de colegiala. El ritmo pegadizo, su voz aguda y caudalosa y un clima de época que celebraba la música pop se combinaron para llevarla a la cima de la fama internacional.

Los años que siguieron consolidaron su estrellato. Llegarían más discos, giras internacionales, estadios repletos. Libros, películas, merchandising y millonarios contratos publicitarios. Todo lo que Britney tocaba parecía convertirse en oro y en 2002, la revista Forbes la consideró la celebridad más poderosa del mundo. Mientras tanto, la cantante crecía acosada por los paparazzis, los managers y su propia familia, que deseaban una cuota de su éxito.

En 2004, sorprendió al mundo con un matrimonio fallido. Bajo la influencia del alcohol, se casó en Las Vegas con un compañero del secundario. La unión fue anulada 55 horas más tarde, pero la falta de un contrato prenupcial se tradujo en grandes beneficios monetarios para el reciente esposo. Sus representantes aseguraron que Britney no comprendía lo que hacía y su salud mental fue cuestionada por primera vez.

La vida familiar de la cantante pareció estabilizarse después, aunque nunca faltaban los escándalos. Se casó con el bailarín Kevin Federline y tuvo dos hijos en tiempo récord, pero una fotografía que la mostraba manejando con uno de sus bebés sobre las piernas motivó a los paparazzis a perseguirla para dejar en evidencia las falencias en su maternidad.

En 2007, Britney comenzó a vivir una vida de excesos. Las fiestas y el abuso de sustancias la llevaron a internarse en un centro de rehabilitación y el mundo que solía celebrar cada uno de sus hitos parecía darle la espalda. La cantante ya no era reconocida por sus hits sino por cada uno de sus pasos en falso, ante el acoso constantes de los paparazzis. Ese año, y frente a las cámaras, ingresó a una peluquería y se rapó ella misma la cabeza. Se convirtió entonces en el blanco de la prensa: los titulares afirmaban que se había vuelto loca y cada acto de rebeldía era documentado en detalle.
En 2008, Britney perdió la custodia de sus hijos y quedó bajo la tutela de su padre, Jamie Spears. Desde entonces y hasta la actualidad, la cantante de 39 años no puede tomar ninguna decisión sin supervisión. No puede manejar un auto ni firmar contratos ni casarse sin una autorización previa. Hasta las acciones más cotidianas, como descargar una canción o comprar un café, deben ser monitoreadas.

Aunque Britney sigue generando ingresos millonarios, con nuevos hits musicales y un show en Las Vegas, recibe apenas 1500 dólares semanales para sus gastos personales. Su tutela es costosa: Britney debe invertir 1,1 millones de dólares anuales para el pago de abogados y el sueldo de 100 mil dólares de su padre.

Esa suerte de prisión domiciliaria que pesa sobre ella hace más de una década motivó a los fans a crear un movimiento por su liberación. Con el hashtag Free Britney, iniciaron una campaña que demuestra que la cantante ya dio muestras sobradas de su recuperación y que tiene la capacidad de hacerse otra vez cargo de su vida.

Con el paso de los años, los focos del espectáculo se enfocaron en figuras más jóvenes. Sin embargo, las canciones de Britney perduran como hits internacionales y en los fanáticos aún vive el recuerdo de sus días de gloria. En su vida de contrastes, la artista pasó de una fama abrumadora a vivir una cárcel de silencio, y son millones de voces las que claman por su libertad.