Insólito

32 años después, encontró en Río Gallegos al único Sierra campeón del TC 2000

El ex piloto Rubén Daray, que logró el título de la categoría en 1985, se reencontró con su viejo auto de carrera y quiere ponerlo en marcha el día de su cumpleaños.

  • 12/02/2020 • 20:10
El Sierra campeón en 1985.
El Sierra campeón en 1985.

Uno de los duelos más importantes del TC 2000 -ahora Súper TC 2000- fue el del Ford Sierra XR4 versus el Renault Fuego. La rivalidad marcó los años ochenta y principios de los noventa. El auto del Rombo aplastó con ocho títulos seguidos, pero el del Óvalo le ganó de mano en 1985. Fue gracias a Rubén César Daray cuya consagración no fue un más para la marca de General Pacheco. Resultó la única estrella del mencionado modelo. Como suele ocurrir, tras conseguir la gloria el auto se perdió. Pero luego de 32 años, el ex piloto lo encontró y contó cómo se restauró esta joya.

“Empezó como un juego. Me gusta interactuar con la gente por las redes sociales. En 2017 publiqué en Facebook una foto del auto y pregunté si sabían dónde estaba. Bueno, resulta que me encontré con una catarata de respuestas hasta que apareció una persona que corría conmigo. Él es de Río Gallegos, Santa Cruz. Le pedí fotos del auto y evidentemente era el mío porque comprobé detalles del interior que yo le había puesto. También porque como este coche era un prototipo de Ford, no tenía el techo corredizo. Ese casco (carrocería) se usó para hacer las líneas de la producción en serie”, recuerda el hoy colega y que conduce desde 1986 el programa A Todo Motor.

 

“Había otros detalles que conocía a la perfección y que por medio de las fotos pude comprobar como todos los elementos de la caja de velocidad, los comandos de las barras estabilizadoras, la pedalera y hasta los cartelitos indicadores que le puse arriba de los controles con cinta adhesiva. Con este señor arreglamos un número, me lo cargó en una grúa y llegó a mi casa. Cuando me volví a subir me quedé 45 minutos sentado arriba. El cuenta vueltas es el que yo le había puesto y estaba en la misma posición en que lo dejé. Me puse a pasar cambios con el auto, parado acá en mi casa y realmente no lo podía creer. Me pasé un año arriba del coche y cada día me iba convenciendo más de que era el mío”, relata.

Aunque el ex corredor de San Isidro destaca que “tuvo suerte” para poder restaurarlo. “No tuve muchas dificultades porque la cupé estaba muy entera. De hecho las gomas originales, que desde ya no se podían usar, no habían perdido el aire ¡Increíble! El mayor trabajo consistió en desarmarla, pintarla y volverla a armar. Si le faltaba la caja no tenía forma de poder comprar una”.

 

Tras aquella coronación Rubén le perdió el rastro al auto. “En 1986 hicimos otra Sierra. Lo corrí tres o cuatro carreras y me bajé. Tuve una discusión con mi preparador, Carlos Ákel. Él estaba metido en la Monomarca Sierra que era una clase que se había creado en el TN. Compartían muchos elementos con el TC 2000. Venían a comprar muchas autopartes del equipo campeón. A veces las necesidades del equipo llevaron a vender elementos. Yo quería ganar el campeonato, pero me encontraba con que le faltaban repuestos al nuevo auto. Ahí decidí retirarme (con solo 36 años). Luego, Ákel vendió el coche que había sido campeón en 1985, pero no sé a quién ni cómo después terminó en Río Gallegos. Sé que ahí el auto no se usó para correr en zonales”, informa.

Que se desconozca el paradero de un auto histórico es moneda corriente en el automovilismo criollo. Pero ¿por qué pasa eso? Daray esgrime que “cuando un piloto está corriendo no le da importancia al coche. Los corredores en actividad no están viviendo la nostalgia si no que están pensando en la próxima carrera. A mí me pasaba lo mismo. En el momento el auto no generó ningún cariño”.

Fuente: Infobae.