Imaginación pura

El arte en sus manos

Oriunda de la provincia de San Juan, Claudia arribó a la capital santacruceña para quedarse, quizá sin imaginar que iba a ser el sitio del despegue de su creatividad sobre un lienzo poco convencional: las uñas.

  • 28/05/2019 • 11:31

Claudia Pasquali tenía unos 16 años cuando luego de unos pincelazos sobre sus uñas notó que de eso se podía forjar una carrera.

Inquieta, curiosa y sumamente detallista. Empezó a capacitarse en manicuría hasta entrados sus 19 años en su San Juan natal, y luego por las vueltas de la vida pegó un salto al sur argentino.

En Río Gallegos comenzó a trabajar en un local comercial, y entre medio de ese labor empezó a hacer manos; de aquellos años tiene clientas que hasta el día de hoy fijan una cita para verla.

Con el boom del nail art y la exigencia propia de la clientela sus saberes ya le sabían a poco, por eso se lanzó a Buenos Aires a seguir perfeccionándose. Tal fue sus ganas de crecer en el mundo de la manicuría que hasta la gran ciudad le quedó chica, y su perfeccionamiento siguió en manos de instructores europeos y latinoamericanos. “Estoy siempre capacitándome. Cada mes y medio viajo para perfeccionarme con gente de afuera”, dijo, añadiendo “los primeros cursos los empecé a hacer para hacerme manicuría a mí misma porque sentía que iba a algún lugar y no me dejaban como yo quería”. Pero no solo el esmaltado no la convencía del todo, sino que ella tenía un particular gusto por la decoración de las uñas, y así fue que se lanzó a dibujar. Rememoró que en aquella época en la Argentina todavía no se utilizaba demasiado la uña decorada, por lo cual no lo hacía nadie. Así fue que empezó a decorar sus uñas, y al verla sus clientas empezaron a demandarlo también para lucir sus manos. Orgullosa resalta que a nivel país fue una de las primeras en enarbolar la bandera de hoy renombrado nail art.

Sus inicios fueron sencillos sostiene, pero a paso firme. De unos domiciliarios, comenzó a atender en su hogar hasta que abrió su propio local. Para entonces realizaba manicuría tradicional y aparatología. Paralelo a esto seguía perfeccionando su arte. Resaltó que en todo curso de decoración y de rostro realista que se efectuó ella estuvo presente, lo que le dieron paso además a lanzarse a las competencias hace dos años atrás.

El año pasado fue su gran coronación: de las tres categorías en las que compitió, ganó todas, éxito que le abrieron camino a una segunda división. En esta nueva instancia se apuntó en siete categorías más y también primerió en todas, quedándose así con el “Winner of winner” en el Nailympion, que es el galardón máximo de la competencia, como así también se llevó a casa el Nailer champions de artística, en donde se midió con artistas de la uña de toda la Argentina y el mundo.

Ahora lo que se viene es la competencia contra sus profesores, evento que la tiene muy expectante, pero se tiene mucha fe, comentó.

En este vasto mundo de la manicuría que tanto le dio, Claudia se abrió paso para devolverle algo, por lo cual también se dedicó a enseñar: “Siempre a mis alumnas les digo que uno puede aprender una técnica, pero no se tienen que dar por vencidas, deben practicar”, dado que “las horas de práctica son las que les darán a ellas la perfección”, manifestó.

Dijo que pasa muchas horas trabajando en su local, pero además se lleva trabajo a su hogar para practicar, y a veces pasa hasta entrada la madrugada pintando: “Es pura dedicación”, enfatizó. En cuanto a su labor en sí, Claudia expuso que realiza muchos tipos de manicuría, pero su inclinación es la manicuría ruda, que se realiza con torno y fresas a base a polvo de diamantes; esta técnica tiene un mejor resultado –contó-  porque las cutículas no vuelven a crecer como crecían antes porque el cuerpo no lo toma como una agresión y no implica un riesgo. Asimismo, realiza esmaltado semipermanente –en gel secado en cabina-que tiene mayor durabilidad y se puede decorar mucho más que un esmalte común. Las opciones son muchísimas resaltó, dado que puede agregarle pigmentos, cristales, polvos, ente otros.

 

Actualización permanente

“A mí lo que me dio la oportunidad de crecer fue la capacitación, eso marcó la diferencia con mis colegas”, ya que “en los trabajos se ve reflejada la capacitación”, enfatizó. Además, resaltó que tiene clientas que siguen la vanguardia del nail art y están sumamente informadas, por eso le exigen. Corre con ventaja, afirma, de tener la posibilidad de capacitarse con gente del exterior, lo que le permite tener acceso a lo último en productos.

Y hablando de productos Claudia hizo un parate para hablar sobre la importancia de trabajar con buenos productos. “Estamos hablando del cuidado de las uñas, y si nosotros no tenemos una uña sana no tenemos clientas; de esto depende un buen preparado de la uña y un buen retirado porque podemos tener muy buenos productos, pero si no sabemos preparar y retirara no vamos a tener una uña sana”, manifestó, haciendo hincapié en que un buen esmaltado es también sinónimo de buena salud.

Otra gran apuesta que realizó en este peculiar ámbito es el de abrir su propio local. Rememoró que llegó a atender doce clientas por día en su hogar y un buen día se dijo por qué no contar con su espacio. “Aposté, y por suerte me va muy bien”, dijo.

Ya con este lugar propio se lanzó de lleno a dar clases para formar a otras chicas. Mediante la tecnicatura de Harmony –marca internacional con la que trabaja- fue convocada para un entrenamiento de educadores, de la que podía quedar o no. Debió medirse en varios niveles de educadores, y tras rendir tuvo la suerte de sacar un nivel mucho más alto del que esperaba. Tras el correr de unos meses la marca la habilitó para dar clases a nivel internacional. Así que no solo emprendió cursos de capacitación para las locales, sino que capacitó en Chile, Brasil y Uruguay.

“La manicuría es complicada, no es un simple cursito para aprender a pintar uñas”, puntualizó, explicando que, por ejemplo, en manicuría universal se abarca la salud de la uña, su anatomía, el funcionamiento desde adentro hacia afuera para poder saber cómo cuidarla de afuera hacia adentro, qué productos aplicar y cuáles no, qué componentes tienen y cómo reconocerlos, entre otros puntos esenciales para cuidar la salud e higiene de la uña. Comentó que Harmony tiene uno de los manuales más completos en el mercado de las uñas.

En cuanto a cómo lidiar con la exigencia de la alumna, Claudia relató que le ha sucedido de tener chicas que buscan resultados en el momento, pero para ser buena se necesita mucha práctica, expuso, por eso las alienta a ser perseverantes, capacitarse, prácticas, y sobre todo, ser buena compañera con sus pares. “Yo tengo una forma de enseñanza, que es no guardarme nada”, expresó, rememorando sus primeros pasos cuando en sus inicios tuvo profesoras que le enseñaban la mitad de las cosas lo que generaba que ella no pueda trabajar bien: “Trato que mis alumnas no sientan lo que yo sentí cuando empecé porque creo que hay trabajo para todas, así que yo no gano nada guardándome algo”, afirmó.

Además de los cursos lo que rescata es sacar lo mejor de sí y mejorar aún más su técnica: “Estoy muy contenta con los resultados, y también con los de muchas chicas”.

Ya con tres años de abierto su local, Claudia enfatizó que en agenda aún le queda de todo pendiente: “Creo que nunca termino de aprender y no dejaré de capacitarme nunca”.

Rostros, su preferencia

Claudia cursó sus estudios en una institución de arte, y en esta etapa como estudiante pintaba murales. Luego pegó el salto a un lienzo más pequeño. “Cada vez dibujaba en uñas más chicas para que salieran dibujos más definidos. Soy muy exigente conmigo misma; uso hasta lupa cuando tengo que competir para que el trazo se vea perfecto. Soy muy perfeccionista”, se autodefinió.

Cuidado integral del cuerpo

Hace siete años empezó con los cursos de cosmetología y estética corporal, lo que le abrió camino a realizar tratamientos faciales y aparatología. Siguió con el microblanding (cejas), que por su facilidad a la hora de dibujar se le hizo muy fácil aprender la técnica. Contó que tiene más de 300 cejas hechas y todas las clientas conformes.

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