Tallado

Caras de piedra

Son las que ve Marcela Pizzarro Mackenzi, Profesora de Arte y Grabado, junto a sus alumnos y otros profesores que desde hace un tiempo trabajan rocas que se encuentran a un costado de la ruta o en espacios recónditos. Ven rostros en las piedras. La obra durará lo que naturaleza quiera, a ellos solo les interesa el arte.

  • 16/01/2019 • 12:34

“El arte está en todas partes” es una frase hecha pero no por eso inverosímil y de esta da fe Marcela Pizarro Mackenzi, Profesora de Arte y Grabado que hace dos años comenzó a tallar en rocas. En las repisas de su taller uno se siente observado. No hay cámaras, son los rostros en piedras de diversa composición que posan en las repisas. Pero su trabajo –y el de sus alumnos- no se encierra en cuatro paredes. Al costado de la ruta o en algún lugar recóndito también hay ojos.

NOS entrevistó a la profesional, quién contó cómo surgió la idea, los detalles de la labor al aire libre con alumnos y futuros docentes, y la significancia del arte público, entre otras cosas.

Hablando con la naturaleza

A Marcela siempre le gustó la escultura y en Buenos Aires, cuando estudiaba, descubrió lo que era el mundo del grabado. Se siente gustosa trabajando en lo que es el tallado.

En 2015 retornó a Río Gallegos con una intención: pensar qué materiales que sean locales podía empezar a trabajar. Buscarlo en la naturaleza misma, analizarlo si es apto para usarlo en cerámica o no.

“Me gustan los paisajes patagónicos, salir los fines de semana y caminar. Caminar la provincia. De todos los lados donde voy me traigo piedras. Que por un lado también es una costumbre nuestra, qué jardín de casa no tiene piedras” preguntó Marcela.

Mostrando un trabajo en particular (ver foto) explicó que se sienta y observa la piedra que recogió. “Siento que ahí hubo alguien sentado, entonces empiezo a jugar y modelo algo en cerámica”, detalló, en referencia a un duende que posa sobre la piedra en una especie de asiento.

Remarcó que no es una obra previamente pensada “donde uno va y dice dame este material que quiero hacer tal cosa. Es como un dialogo con la naturaleza. En ese dialogo también está la piedra volcánica. Es un dialogo constante entre lo que yo veo y quiero hacer y lo que la piedra me deja. Es medio incierto”, señaló.

 

En las rocas y las paredes

Pero no solo trabaja dentro de su taller o en el Instituto Provincial Superior en Arte. Un claro ejemplo son los rostros que se pueden ver a un costado de la ruta que conecta El Calafate con Río Gallegos, cercano al puesto fijo de Vialidad Provincial.

“El costado de la ruta son nuestras canteras. Hay piedras que son como arcillosas” y así fue que en 2016 empezó a tallar en el lugar mencionado. En 2017 y 2018  continuó pero ya no sola. Se sumaron Alicia Figueroa, Norma Landaburu, Néstor Vivar y Norberto Sueldo además de los alumnos.

“La obra sigue y queda ahí. Es un material propicio para trabajar. ¿Cuánto va a durar esa obra? La naturaleza lo sabrá”, reconoció la artista que ahora, en su taller, está experimentando, con distintos materiales, cómo darle más durabilidad a las obras que están tallando, por lo cual ya no son tan efímeras. Está incursionando con goma laca, cola vinílica y pintura asfáltica, los cuales diluye y este material que es como arcilloso y arenoso los absorbe y solidifica, por lo tanto no se desgrana.

 

Todas caras de piedra

Consultada acerca de su inclinación por los rostros, recordó que, cuando fue a Punta Bandera, caminaba y veía rostro en las piedras. “´Acá hay muchas caras de piedra´ dije yo, acá en la Patagonia se han convertido todas en cara de piedra, me reía”, indicó Marcela, quien reconoció que igualmente quiere incursionar más en la figura humana completa.

“Por qué la figura humana? Es también hablar de uno, de lo que te atraviesa. Me encanta el rostro, enseñarlo, que los alumnos puedan aprender a dominarlo y poder modelar. Los alumnos del profesorado ya están sacando sus moldes”, manifestó.

Le gusta tallar en la naturaleza y así fue que comenzó a un costado de la ruta. Hoy en día, al tener un tiempo libre se van a trabajar al lugar.

“Me gusta trabajar la forma humana, entonces: dos puntitos y una rayita son dos ojos y una nariz. Ya está, empiezo a trabajar en función de eso. Lo que lleva su tiempo son los planos y profundidades”, explicó.

Pero eso no fue todo, Este año empezaron a gestionar con la Estancia Güer Aike, quienes les cedieron un lugar en un cañadón que está entre Pescazaike y la Virgen. Allí están tallando alumnos del Profesorado de Artes Visuales del Instituto Provincial Superior en Arte (IPSA), dependiente del Consejo Provincial de Educación.

Marcela recalcó que “no es ir y trabajar, sino analizar que veían ellos. Ver qué podemos generar en ese espacio para dialogar con la naturaleza y poder comunicar lo que vemos. Fue muy positivo para todos”.

Que el arte sea de todos

Por último, destacó que afortunadamente la repercusión que han tenido los trabajos ha sido mucha y buena y eso los motiva, principalmente a los alumnos porque la idea que tienen con Norma Landaburu es  enseñarles a investigar el suelo arcilloso para producción de cerámicas, pero antes de hacer eso buscarlo en el patio de sus casas o la calle, y analizarlo. De esta forma, a futuro habrá docentes que van a enseñar no solo a moderar arcilla sino también a identificarla.

La profesional expuso que su concepción del arte es el arte fuera de los espacios cerrados. “Que sea esa obra pública la que tenemos oportunidad de verla por más que no tengamos tiempo y podemos disfrutar en el momento que cada uno tiene, como son las rutas patagónicas. Hay intervenciones menores que si uno presta atención las ve, como por ejemplo miras que hay gente que modifica las piedras y las pone una arriba de la otra”. El arte y el ingenio, en todos lados.