La Mesa Chica

La guerra contra los ñoquis

Fabián Leguizamón inició una cruzada contra los empleados que no se presentaban a trabajar cuando asumió la Presidencia. Le valió enojos y reproches. El sillón en la Intendencia y una suspensión en el Concejo Deliberante, todo en menos de doce meses.

  • 09/01/2019 • 12:08

Seguramente cuando Fabián Leguizamón llegó desde Piedrabuena a Río Gallegos en el año 1991 no se imaginaba ni por asomo lo que le deparaba el 2018. En un solo año pasó de llevar una batalla interna contra los “ñoquis” del Concejo Deliberante, a reemplazar al intendente Roberto Giubetich por sus ausencias debido al estado de salud, a ser reemplazado en la Presidencia del legislativo municipal. Y hasta terminó suspendido. Todo en medio de un caos que vivió el Concejo en los últimos meses, cuando las sesiones terminaron en escándalos y definiéndose en el estrado judicial. Pero la batalla que empezó ni bien asumió la Presidencia, dice él, le valió el enojo y reproche de sus pares.

“Lo que hicimos fue controlar la gente que no venía a trabajar. Hubo gente que despedimos porque ni siquiera estaba en Río Gallegos” dice Leguizamón en su oficina del legislativo municipal. En una de las paredes cuelga un cuadro de Raúl Alfonsín. Sobre el escritorio un termo con una calcomanía de River.

Y entre sorbo y sorbo de mate, Leguizamón recuerda lo que fue esa discusión, polémica si las hubo en el Concejo. Y esto hizo que sea mirado con recelo por muchos. “Me generó problemas con el bloque justicialista. Muchos no fichaban”, sostuvo.

En ese entonces, “logramos regularizar muchas cuestiones, desde las siete horas de trabajo hasta que las personas fichen. Entregamos el Concejo con menos personal”, analizó.

Pesa la decisión, porque lo que más le molestó es cuando empecé a tocarle sus ñoquis. Esto generó un mal humor, y se entiende. Son cosas que hay que hacer.

No queremos quedar bien ni ser complacientes con los sectores, en desmedro de la plata de los vecinos”.

Y tras esto, el horario del personal quedó reducido nuevamente, tras una decisión de la actual Presidencia. Y ahora en verano, según Leguizamón, todavía más. “Ahora se trabaja de 09:00 a 12:00”.

“Hoy el responsable es él y espero que haga las cosas en el marco de la ley, más allá que no está acostumbrado a eso” dijo, haciendo referencia a Evaristo Ruiz.

 

A principios de 2018, Leguizamón se tuvo que hacer cargo durante un par de meses del Poder Ejecutivo Municipal. En ese momento, el intendente Giubetich atravesaba un severo cuadro de salud, lo que lo obligó a alejarse de sus funciones durante un tiempo. Por esto, Leguizamón a cargo del HCD, tuvo que ocupar ese lugar. Y le tocó agarrar un fierro caliente, porque en ese momento las cuentas del Municipio no eran de lo mejor. Lo que tiraba más de la cuerda eran las fechas de pago de sueldos, que lo corrían y no había plata para pagar.

“No había dinero para funcionar”, admitió pero que aun así lograron realizar un plan de mejoramiento urbano. “Sacamos al empleado municipal a la calle. Vimos que no había recursos, ajustamos a los grandes contribuyentes y logramos recaudar 27 millones”.

Y bajito, sin levantar mucho la voz, muchos del arco político incluso del lado opositor, recuerdan a ese “veranito” de “la muni” como de los más efectivos que tuvo la Comuna en la actual gestión. La incomodad de sentarse en un trono de espadas y la experiencia de agarrar un Municipio en rojo hicieron que, al menos a futuro, Leguizamón piense con ocupar ese lugar y no por mero reemplazo. Quiere dejar en algún momento su nombre propio puesto en los pasillos del palacio comunal.

 

De todas maneras, el análisis que hace de la actual gestión de Giubetich no es del todo positivo, aunque entiende la mala situación que pasó el Jefe Comunal pudo haber sido una de las causas por las cuales sucedió esto. Aunque no duda en apuntar que “no se han cumplido con las expectativas del vecino”, aunque espera que la situación mejore. “Es la intención del Intendente, pero el balance es muy pobre”.

 

Nostalgia piedrabuenense

Leguizamón llegó desde Piedrabuena en los años ‘90. Con una familia radical muy politizada –su padre era el presidente del comité local y su madre trabajó en el área de acción social de la Municipalidad- todavía recuerda cómo fue la vida institucional por aquel entonces pueblo de zona centro. La Comuna estaba a cargo en ese momento del ex intendente Lemarchand, quien poco a poco se fue acercando al kirchnerismo, quien todavía estaba caminando de a poco en Santa Cruz. Luego el intendente Bodlovic haría lo propio y hasta el día de hoy, Piedrabuena seguiría comandada por el FPV.

“En ese entonces, la UCR tenía otra preponderancia, con otro sistema electoral, luego llegó la Ley de Lemas” dijo Leguizamón, ley que en este 2019 será la clave para definir estrategias electorales.

Por aquella década, la UCR todavía polarizaba directamente con el kirchnerismo.

 

El hombre detrás de la cortina

El enunciado que señala que detrás de las decisiones políticas siempre hay alguien que no se ve, una mano que decide qué peones mover y qué cuerdas tirar, siempre sin que se vea, en la política es casi un hecho. Leguizamón cree que esta persona “invisible” detrás de los últimos cambios en el Concejo Deliberante es Jorge Cruz. Y lo dice sin tapujos. Para el Concejal, la maniobra de su remoción en la Presidencia es de autoría del ex diputado provincial y ex candidato a Intendente. Si bien la Justicia falló a favor de Leguizamón, éste dio un paso al costado para descomprimir la situación interna y tratar de lograr consenso. “A los días me llegó una suspensión inconstitucional” remarcó.

Para Leguizamón, atrás de todo esto estuvo Jorge Cruz, a quien acusa incluso de haber sido una influencia negativa con Ruiz. El edil recordó que junto a su par compartieron años de militancia, por lo que la decepción al ver esta interna, fue grande.

“Tiene que tener en claro que él traicionó a la UCR. El radicalismo es uno solo” espetó.

“Ruiz era un hombre del radicalismo y lo perdió por una cuestión de egoísmo personal. Las personas que actúan así no le hacen bien al partido. Nuestra generación le tiene que poner un punto final a estas cosas”.

Para cerrar, resaltó que Cruz tiene un pensamiento pragmático y que “arregla con quien tiene que arreglar para llegar a algún lado”.