Semana del prematuro

Los Ángeles de la Guarda sí existen

Se trata del equipo de profesionales de neonatología del hospital regional, que todos los años reciben un promedio de 500 bebés prematuros para salvarles la vida. Hay miles de familias que les recuerdan un agradecimiento eterno por tanto cuidado y amor.

  • 18/11/2018 • 11:21
El equipo que trabaja todos los días en neonatología del Hospital regional.
El equipo que trabaja todos los días en neonatología del Hospital regional.

Cualquier persona que tuvo un hijo o un familiar prematuro sabe de qué se trata.

Son horas, días y meses de completa desesperación, incertidumbre e impotencia a la espera de la evolución de una pequeña personita que lucha por sobrevivir.

Y en cualquiera de esas historias, de esas luchas, toma protagonismo un grupo de personas que dedica cada día de su vida a trabajar para salvarlos: es el equipo de profesionales de neonatología del hospital regional de Río Gallegos.

Ese equipo, integrado por mujeres y hombres, son verdaderamente ángeles de la guarda de cientos de bebés cada año.

Pero no sólo eso. También son el acompañamiento y el sostén de miles de padres que se encuentran con una situación que les cambia la vida y que los tiene tan desesperados como “perdidos”, apoyándose en el enorme trabajo de gente que decidió dejar buena parte de su vida para salvar las de los demás. En este caso, indefensos pequeños que, sin saberlo, tienen que sacar fuerzas de donde no las tienen para comenzar su vida.

 

Una semana especial

En este caso, la historia gira en torno a la semana del prematuro, estipulada del 12 al 18 de noviembre, habiendo sida declarada de interés municipal y provincial en Santa Cruz.

TiempoSur dialogó con Marina Ruiz Díaz, quien está a cargo del servicio de neonatología del hospital, quien comenzó contando que la semana del prematuro este año tuvo como prioridad el derecho número tres que indica que “el recién nacido prematuro tiene derecho a recibir atención adecuada a sus necesidades, considerando sus semanas de gestación, su peso al nacer y sus características individuales. Cada paso en su tratamiento debe ser dado con visión de futuro”.

Marina resaltó que la semana del prematuro es de festejo, sirviendo para reencontrar a los padres que pasaron por esta situación y hoy tienen a sus hijos gozando de buena salud.

Es por eso que ayer hubo misa con el padre Humberto “agradeciendo la celebración de la vida de los prematuros” en el hall del hospital.

Es por eso también que luego hubo “fiesta de celebración por la vida del prematuro” en el auditorio “Fernando Peliche” del hospital.

También es por eso que durante esta semana el Facebook de Neonatología del hospital recibió, como todos los años, fotos de pequeños que lucharon y pudieron salir de ese complicado inicio.

 

El trabajo
Marina indicó que el equipo está conformado por nueve neonatólogos especialistas y que ocho además son pediatras, a quienes se suman entre 30 y 35 enfermeros.

Los enfermeros tienen turnos de ocho horas, mientras que los neonatólogos tienen guardias de 24 horas, con dos personas por guardia.

Ellos tienen todos los años un promedio de entre 900 y 1.200 partos anuales, de los cuales a veces el 50 por ciento de ellos son prematuros, dentro de los cuales hay bebés más grandes (los menores de 36 semanas) y los de alto riesgo (los que pesan menos de 1.500 gramos), que luego pasan uno o dos meses de internación.

“Obviamente que los prematuros de alto riesgo son los que llevan mayo atención y complejidad del servicio”, indicó.

Luego, precisó que los prematuros de alto riesgo son los que tienen problemas para respirar y por eso se utiliza el respirador por tener una evolución más complicada desde el nacimiento, lo que los obliga a ir esperando ciertas patologías que van de la mano con la prematurez extrema.

“Ellos ingresan a “neo”, se los interna y se lleva una complejidad que va desde el respirador hasta inotrópicos y nutrición parenteral porque no se alimentan”, comentó y agregó que en esos casos tienen que explicarle la situación a la familia, que no espera que nazca tan tempranamente el hijo y tampoco una complejidad tan grande.

“Hay que hablar con los papás, explicarles el proceso y lo que uno va esperando de ese bebé, con lo que pueda pasarle, porque es un bebé con una evolución bastante larga que también puede tener complicaciones que uno espera que puedan presentarse. Uno los prepara porque ya sabe, por experiencia, lo que puede transitar ese bebé. Si no lo pasa, buenísimo y estamos todos contentos, pero una los tiene que preparar para cualquier eventualidad que se pueda presentar”, señaló.

Lo cierto es que las reacciones de cada papá o mamá son diferentes y están quienes sobrellevan la situación de buena manera y quienes sienten que se les viene el mundo abajo.

Es por eso que Mariana advierte que “para la gran mayoría de los padres es algo traumático y les lleva un tiempo poder asumirlo”, aunque advirtió que el servicio que brindan también cuenta con psicólogos y un equipo multidisciplinario que se utiliza con reuniones semanales que se concretan con los papás de los bebés internados, no sólo los prematuros.

 

Una lucha diaria

La doctora contó que en estos casos, los prematuros más grandes tienen una “sobrevida” más alta, mientras que los que nacen muy chiquitos, considerados de “alto riesgo” sobreviven en un 30 o 40 por ciento, porque son los casos más difíciles.

“De todas maneras, nosotros vemos que con el paso de los años, tenemos mejor sobrevida en estos chiquitos en comparación con la época en la que recién comenzaba a funcionar la neonatología. Con la tecnología siempre hay algo más que se le podía agregar a un prematuro extremo”, advirtió.

Consultada sobre si se acostumbran a convivir entre la vida y la muerte, con miles de padres que les agradecen eternamente por salvar a sus hijos, expresó: “Como en toda profesión, uno se forma para esto y cada uno va buscando la estrategia para llevar adelante todo esto. Una se pone muy contenta cuando los bebés salen adelante y en la fiesta del prematuro vos observás ese trabajo, porque acá hay chicos que se van luego de tres meses de internación y de haberla luchado tanto él como su familia y nosotros para que pueda sobrevivir y por eso es gratificante para nosotros verlos sobrevivir. Eso es algo muy lindo, como también ver en los colegios, cuando llevás a un hijo o a un sobrino, que su compañerito es un chico que pasó por el servicio de neonatología. También es cierto que también tenemos mucho dolor y pena cuando perdés un bebé con el que trabajaste mucho, pero no llegó a la sobrevida y tenés que acompañar a sus padres, contándoles que no se pudo o que no lo va a lograr. Pero uno, con la experiencia y la formación, te vas dando cuenta.”

 

Los padres

Marina también contó que el papel de los padres en estos casos es fundamental y por eso ahora tienen ingreso irrestricto, porque “el bebé necesita a los papás al lado y ellos también a él, porque son ellos los partícipes de que ese bebé siga adelante y vaya sorteando las dificultades que tiene. El bebé sale adelante con los papás y con nosotros al lado”.

Además, dijo que hoy toman como algo fundamental que los papás estén en cada paso o decisión que se toma por el bebé, agregando que, cuando más partícipes son, es más llevadero para los médicos ir tomando las decisiones, ya que “todas son decisiones de vida” y que la mejor forma es que los papás sean partícipes desde el comienzo.

“Esta es una de las cosas que se fue modificando, para darles participación activa de los padres, quienes hoy alimentan a sus hijos al menos por sonda. Esas son cosas que se fueron incorporando a la neonatología y que ayudan a ir mejorando la evolución de los bebés dentro de la internación”, sostuvo.

 

El mensaje
Para finalizar, Marina dejó un mensaje para aquellos padres que están pasando por esta vivencia o aquellos que, sin esperarlo, tengan que vivirlo.

“Les digo que todo el acompañamiento que brinden desde la concepción, esto es como una continuación y por más que el bebé haya nacido antes y que lo tengamos acá con terapia neonatal, lo tienen que tomar como una prolongación de esa comunión que han tomado desde la concepción. Por ahí con otra participación desde afuera, sin estar las 24 horas con su bebé, aunque sabiendo que ahora pueden estar las 24 horas con ellos. El mensaje es que lo más importante para estos bebés es que ellos estén al lado, todo el tiempo que puedan. Nosotros somos acompañantes y más allá que tenemos la misión de que sorteen todo lo que la medicina puede hacer que ellos sorteen, somos también parte de la comunión que tienen desde que los conciben.”