Desarrollo con sentido de pertenencia

La Fundación Conociendo Nuestra Casa (FCNC) tiene una estrecha relación con los niños y la juventud, a quienes forman como agentes multiplicadores. Con el apoyo de docentes de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral, la Universidad de La Plata, vecinos de la zona norte provincial, navegantes y viajeros les enseñan sobre historia, geografía, fauna y flora de la región patagónica.

Todos los proyectos que se gestionan buscan generar alternativas para que los jóvenes puedan adquirir conocimientos ligados al cuidado del medio ambiente, el trabajo de la tierra, habilidades específicas para el desarrollo de un emprendimiento propio y aspectos significativos en torno a valores como el sentido de la autoproducción de sus propios alimentos, la responsabilidad y dedicación.

Este proyecto es educativo, ambiental y deportivo desde que cuenta con sede propia forzó su apuesta a la contención de jóvenes y niños en situación de vulnerabilidad. Es por eso que consideran relevante incorporar infraestructura que permita ampliar las alternativas de desarrollo de acciones, que hasta el momento se vieron limitadas y supeditadas a las condiciones climáticas.

Sabiendo que más allá de su condición los jóvenes son referentes sociales y defensores de la naturaleza, la Fundación forma monitores que velen por la transformación de ellos mismos y de otros niños y adolescentes.

En este contexto, uno de los proyectos más aceitados de FCNC son los viveros, en los cuales los jóvenes trabajan desde la preparación de la tierra hasta la cosecha. Cabe señalar que la huerta orgánica fue construida siempre en lugares donde las tierras eran prestadas, y en dos oportunidades tuvieron que mudar las estructuras con el significativo deterioro que eso conlleva. Eso derivó a repensar y ver la necesidad de conseguir nuevos materiales para desarrollarla en un terreno propio.

Tierra y agua

El proyecto invernadero y guardería náutica fue creado pensando en los jóvenes que asisten a FCNC, cuidando cada espacio de la ría Deseado y aprovechando todo lo que la  naturaleza brinda haciendo de esta obra un lugar propio más cómodo y más seguro. Pero sobre todo completamente sustentable y amigable con el entorno. Su ubicación está dispuesta sobre el lote lindero al túnel, a la derecha del Muelle de Ramón y a metros del acceso al puerto de Puerto Deseado.

Está pensado y construido como un sistema modular donde cada galpón que se termina cuenta con todos los servicios y es autónomo del resto de la obra. Posee un fácil acceso en vehículo por su entrada posterior y una cómoda rampa de carga y descarga de embarcaciones.

El invernadero es un proyecto que prioriza la belleza natural del entorno a partir de la utilización de especies naturales en la siembra, fomentando así la proliferación de áreas verdes y la cosecha de alimentos para la comunidad en el futuro.

Cabe destacar también que gran parte del espacio será destinado a guardar las embarcaciones de FCNC como así también todo material didáctico utilizado en las clases que la fundación dicta, resguardando a ambos del peligro que significa que dichas herramientas pedagógicas estén expuestas al sol del verano y a la humedad y frío del invierno.

Una vez finalizada y puesta en marcha la obra se podrá trabajar durante todo el año en todas las actividades características que el lugar brinda, sumándole ahora la posibilidad de generar talleres referidos a la reparación, mantenimiento y cuidado de las embarcaciones, tanto las propias como las donadas por la comunidad, sectores privados y empresas que aportan cada día a la causa generando así, sustentabilidad, desde los valores y el esfuerzo del trabajo en equipo.

El proyecto Invernadero y Guardería Náutica recién comienza y aún queda mucho por avanzar para poder llegar a ser el lugar que todos sueñan.

La naturaleza como gran maestra

Ángel Eduardo Carnota, director ejecutivo de la Fundación Conociendo Nuestra Casa, expuso que la Fundación trabajan con dos grandes proyectos que es la formación de monitores, y junto a los 4° Grados, a quienes se los involucra y enseñan sobre la flora y fauna. Todo esto es gestado desde el voluntariado enfocado en establecer relaciones más estrechas con la naturaleza.

Es por eso que estas nuevas obras que se emprenderán serán una forma más de no solo de mantener organizado el material didáctico de la Fundación, sino contar con un espacio que los jóvenes tomen como propio. 

No es un dato menor mencionar que la obra del invernadero y guardería náutica se hizo posible gracias a un aporte que FCNC obtuvo de la Fundación Banco Santa Cruz.

"Bregamos por que los chicos sigan apropiándose de las actividades que proponemos, y sobre todo del lugar en donde viven", enfatizó Carnota.

El objetivo general es desarrollar alternativas de actividades para la integración de niños, adolescentes y jóvenes uniendo la parte recreativa con el trabajo, valorando y rescatando la labor como aspecto significativo a transmitir a la juventud desde el ejemplo, integrando niños en el desarrollo de la producción en un invernadero. Como objetivo específico se busca generar una alternativa productiva para jóvenes en situación de riesgo mediante la integración del trabajo y las actividades recreativas ofrecidas desde una línea equitativa; desarrollar una propuesta terapéutica y productiva donde poner en valor la participación y aspectos afectivos, para el crecimiento de los jóvenes; promover en cada uno de los integrantes la concientización en el desarrollo de la autoproducción de alimentos sobre la base agroecológica, como fuente de provisión de alimentos sanos para la mejora de la alimentación de la comunidad; proveer a los integrantes de la escuelita de verduras frescas y sanas cultivadas por los propios actores; promover la participación en la producción de alimentos, a través del trabajo cooperativo que permitirá producir esas verduras.

Para que todo esto sea posible se comenzó con la instalación de un invernáculo de 40 metros cuadrados (4 x 10 metros), más la adquisición de equipamiento y herramientas necesarias para trabajar.

Nueve años fue la espera, y hoy están viendo cómo se concreta la construcción de la huerta orgánica en terreno propio. La finalización de la construcción del vivero de la FCNC permitirá consolidar el proyecto congregando las actividades en un lugar apropiado y con identidad propia, el que será mantenido gracias a la unidad del grupo en la temporada invernal. Asimismo, podrá ampliar las posibilidades de expansión de esta iniciativa a otros cursos de los colegios de la ciudad portuaria e incluso -como indicaron desde la Fundación- a otras poblaciones de la provincia, del país y del exterior recibiendo voluntarios y personas que quieran estudiar el programa con miras a replicarlo en su área de influencia.

En la actualidad este proyecto se aplica en todas las escuelas primarias de la localidad, abarcando, por año, una población infantil estimada en más de 300 alumnos de todos los 4° Grados desde el mes de agosto hasta terminar el ciclo lectivo anual. Las clases teóricas están a cargo de instructores adolescentes, supervisados por un docente especializado y capacitados, a lo largo del año, en forma previa y con regularidad semanal.

Los aspectos prácticos involucran a unos 150 jóvenes aproximadamente, de 5 a 16 años. Unidos bajo el lema “Respeto y cariño” participan de entrenamientos que se imparten en el predio del Club Náutico y en la Ría Deseado. Este comprende clases de kayak y vela y salidas en botes neumáticos, empleando elementos propiedad del Club y de libre acceso para los participantes.

Las prácticas comienzan en el mes de septiembre y duran hasta cuando el clima lo permite, promediando en muchos casos el mes de abril del año siguiente. Durante el período escolar, las clases se imparten los fines de semana; a partir del receso de vacaciones, los cursos se extienden a seis días a la semana.

Los instructores y colaboradores mayores de edad son becados por la Institución, premiando su voluntariado.

En las charlas teóricas y en las actividades prácticas, colaboran antiguos vecinos, geólogos y biólogos del lugar, así como también conservacionistas, antropólogos y arqueólogos que visitan la zona con frecuencia regular. Estos profesionales brindan conferencias específicas o los guían en trabajos de campo especialmente diseñados, complementando de este modo las nociones teóricas impartidas en el ámbito escolar.

Desde los aspectos teóricos esta propuesta educativa incluye conocimientos de Historia, Geografía, Flora y Fauna regional; Ética y Educación Cívica; Educación Ambiental; Legislación sobre el patrimonio natural y recursos legales para defender el medio ambiente.

En tanto que los aspectos prácticos comprenden: Salidas de campo, identificación de accidentes geográficos, avistajes de fauna, visitas educativas, trabajos en conjunto con otras ONGs, limpieza de lugares públicos, campamentos, cursos introductorios al Proyecto en otras localidades o con delegaciones que visitan la localidad y travesías por distintos lugares de la Patagonia argentina y chilena, oportunidades que se aprovechan para difundir el proyecto. Los navegantes del proyecto han surcado las aguas del Río Santa Cruz, Canal de Beagle, Lago del Desierto, Río de las Vueltas, toda la costa de la provincia de Santa Cruz, Estrecho de Magallanes, Estrecho de Le Maire, Isla de los Estados, Río Deseado, desde sus nacientes hasta el mar. Han cruzado de sur a norte el Lago Buenos Aires-Gral. Carreras y efectuado expediciones en los lagos Belgrano, Viedma, San Martín, Posadas, Pueyrredón-Cochrane, y bajado el Río Baker hasta el Pacífico, llegando hasta Puerto Edén, refugio de los últimos Kaweshkar o Alacalufes. Han cruzado el Cabo de Hornos y navegado a vela a las Islas Malvinas y la Antártida.

Durante estas travesías, además de acumular experiencia marinera han efectuado informes sobre la fauna avistada, estado de conservación del medio-ambiente y sitios arqueológicos encontrados. De este modo se ha colaborado con distintas universidades argentinas y del exterior, con museos y con distintas organizaciones científicas y entidades dedicadas al estudio y preservación de la naturaleza. Los reportes, así como los documentos fotográficos y fílmicos de las expediciones, a la vez que retroalimentan los cursos, contribuyen a divulgar las bellezas paisajísticas y atracciones turísticas de Puerto Deseado, Santa Cruz y la zona patagónica.

“No se puede querer ni cuidar aquello que no se conoce”

En 1983 comenzó a trabajar junto a la comunidad Fundación Conociendo Nuestra Casa. Indican que a raíz de hechos que mostraron cómo la comunidad se compromete en la defensa de su patrimonio cultural o natural en la medida que lo siente como propio, Marcos Oliva Day y su mujer, María Laura Gaona, a través del proyecto proponen generar acciones para desarrollar, en la niñez y la juventud, el sentimiento de pertenencia y cariño por el lugar donde viven.

Desde entonces la Fundación trabaja ininterrumpidamente expandiendo su acción, que ha beneficiado en forma directa con niños y jóvenes.

Su propósito central es desarrollar e incorporar valores a la vida cotidiana a través del conocimiento del medio natural y social y la práctica del voluntariado, teniendo a la naturaleza como maestra.

A lo largo de estos más de treinta años ha recibido reconocimientos gubernamentales, de centros educativos y de organizaciones líderes de la sociedad civil.

Asentados en Puerto Deseado vieron crecer la localidad, y con esto el desarraigo, nuevos problemas sociales y de inserción comunitaria, motivo por el cual a lo largo de los años el proyecto contribuyó a instalar en la población una nueva mirada hacia la Ría Deseado y el riquísimo ambiente marino que la rodea y, a la vez, con su lema “Respeto y cariño” abona el camino de la integración social.

Objetivos del Proyecto

- Formación de valores - ética

- Desarrollo de liderazgos

- Cuidado del medio ambiente

- Educación y cultura

- Voluntariado

- Desarrollo y fortalecimiento de la autoestima

- Integración con la comunidad

- Estimula la confraternidad internacional

- Deporte