Investigación

El calvario de una joven gitana de Caleta Olivia que quisieron vender a su beba en dólares

Una joven gitana de Mar del Plata denunció que vive un calvario luego de que su marido intentó vender en dólares a su bebé, cuyo padre vive en Caleta Olivia.

  • 02/11/2018 • 07:52

Ocurrió en diciembre del año pasado. La joven además denunció que sufrió ataques y amenazas de su propio entorno; ni siquiera la dejaban salir sola de su casa.

Todo en la vida de C. era una mercancía. Ella misma, para empezar.

Nacida en la comunidad gitana de Mar del Plata en los barrios alrededor de la avenida Jara, C. fue vendida no una sino dos veces, con una etiqueta sobre su vida, dotes que fueron pagadas primero por un marido y luego por otro.

Su propia bebé, la segunda de sus dos hijas de apenas un año de edad, habría sido ofrecida al mercado negro con una etiqueta mucho mayor que ella, en moneda estadounidense. C. fue aislada del mundo, moldeado con miedo, la habían aislado incluso dentro de su propia comunidad, controlaban sus movimientos, su teléfono, su perfil de Facebook.

Para cuando se sentó frente a una médica de Policía Científica en el Complejo Juan Vucetich en Mar del Plata el 9 de diciembre de 2017, a C. ya la habían quebrado del todo. Tenía apenas 21 años.

La DDI local de la Policía Bonaerense allanó la casa donde vivía ese mismo día para llevarse detenida a su pareja, H., también gitano y dedicado a la compraventa de autos. Un remisero que acudió a la casa el día anterior lo había denunciado tras llevarlo en un viaje desde su casa hasta un punto cercano en la calle Avellaneda. H. había subido al auto con una bebé de poco más de un año, de pelo rubio, tez clara, la hija menor de C., de la que no era el padre. El hombre no llevaba a la bebé en el regazo; la tenía sentada a su lado, la tironeaba del brazo mientras hablaba por celular, un poco en español, otro poco en caló, el idioma zíngaro.

Un grupo de entre cinco y seis hombres esperaban a H. en la vereda, aparentemente todos ellos gitanos. Uno de ellos se acercó al hombre con la bebé y comenzaron a hablar.

Lo que el remisero logró escuchar le erizó la piel: "¿Te gusta?"–  habría dicho H.

"¿Cuánto?"–  respondió el otro gitano. H. le respondió: "55 mil verdes."

 

Sustracción de menores, trata y abuso

El remisero llevó a H. hasta otra casa en la avenida Jara, donde vio cómo el vendedor de autos tironeaba a la bebé del brazo al bajar. Poco después, el remisero llamó al 911, su denuncia disparó una causa a cargo de la fiscal federal Laura Mazzaferri bajo la firma del juez Santiago Inchausti. C. fue encontrada en el allanamiento: la fiscal no sabía de su existencia hasta que el ariete rompió la puerta.

H., diez años mayor que C., negó en su indagatoria que su intención fuese vender a la bebé, que en realidad quería vender un Chevrolet Corsa que había ido a ofertar junto con un Renault Megane, que nunca le haría daño a la nena. "Si hace poco le festejé el cumpleaños", aseguró. Había tenido que pedir el remise porque se había cortado la correa de arranque del Megane, afirmó que el Corsa valía esos 55 mil dólares. El Megane fue encontrado en los allanamientos, pero el Corsa nunca apareció, el primer hueco en su relato.

C. también declaró como testigo y validó la versión de su pareja. Aseguró que le dijo que vaya con la nena así podía aprovechar y limpiar la casa, que en realidad H. buscaba vender el auto. Afirmó que el padre de la bebé era el mismo que el de su hija mayor, otro gitano que vivía en Caleta Olivia con el que no tenía contacto. Afirmó que H. vivía con ella y su hija menor hace tres meses, que el vendedor de autos trataba bien a la bebé, que le compraba juguetes, que la llevaba y la traía.

El hombre en Caleta Olivia, dijo la joven gitana en su relato, había pagado una dote para casarse con ella. H. también: 50 mil pesos. El vendedor de autos, declaró, ni siquiera la dejaba ver televisión. Quiso morir, dijo C., intentó suicidarse, pero en su mente estaba convencida de que estar con él era, dijo ella misma, "su obligación".

La fiscal y el juez no dudaron de su testimonio: H. terminó preso y fue procesado primero en diciembre del año pasado por sustracción de menores, luego en abril tras una nueva ampliación por los delitos de trata de personas, abuso agravado por acceso carnal, lesiones leves, la decisión del juez Inchausti fue ratificada por la Cámara Federal marplatense el 8 de octubre pasado con un embargo de medio millón de pesos para el vendedor de autos que no tiene un DNI a su nombre y que continúa encarcelado.

C. pudo recuperar su vida, al menos en parte; la acompaña hasta hoy un equipo de la Dirección de Orientación Acompañamiento y Protección a Víctimas (DOVIC), el ala de la Procuración que apoya a víctimas de trata y violencia de género. Un informe de una psicóloga del Programa Nacional de Rescate habló de temor y angustia a perder su única fuente de apoyo económico, de dependencia emocional respecto de su presunto victimario, un estado en donde C., reducida a un objeto, hasta se responsabiliza a sí misma por los golpes recibidos. (Fuente: Infobae)

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