Made in Río Gallegos

Del Portaestudio a la profesionalización discográfica

Los primeros registros caseros en Río Gallegos datan de fines de los 80, por ese entonces una ciudad con mucho de folclore, tango y sin dudas de desarrollo del rock, el punk y la cumbia, entre otros géneros. En estos 30 años el crecimiento ha sido significativo en cuanto a la proliferación de proyectos musicales y también la profesionalización de la producción discográfica. TiempoSur habló con emprendedores de la música.

  • 16/10/2018 • 11:20

Del mismo modo que el mercado musical ha visto cómo las nuevas herramientas tecnológicas permitían la irrupción del negocio de Internet, del streaming y de la venta única y exclusivamente por cauces digitales, el campo de la producción se ha visto afectado del mismo modo por la democratización a gran escala de la tecnología. Si en el primer caso son la gran industria y los grandes intermediarios entre creador y consumidor quienes más han perdido, en el segundo, a priori, deberían ser los estudios de música quienes se hayan visto más afectados por la progresiva y definitiva proliferación de los estudios y de los programas de producción y edición también a disposición de los usuarios “no expertos”, sin que esto se mal entienda, como ya comentamos, hoy la ciudad presenta una calidad que nada tiene que envidiarle al resto del país. El crecimiento de la producción discográfica no ha pasado desapercibido en nuestra ciudad, en la actualidad tenemos estudios como Poli Música, Pilar del Cielo, Ojo Sónico, Reel Studio, El Mono Home o Poison Studio, entre algunos otros espacios que también se prestan para la grabación.

 

Las primeras experiencias

Recorriendo testimonios que encontraran en estas líneas y otros que no tanto, productores, músicos, gestores culturales, artistas y “gente del ambiente”, señalaron a Rubén “Poli” Cárdenas como uno de los primeros músicos de la ciudad en animarse a grabar a las bandas en los años 90´, incluso proyectos que perduran hasta hoy.

Si bien hace varios meses ha dejado de dedicarle tiempo completo a su trabajo en el estudio, conoce sobre la actualidad de lo que sucede en la ciudad.

“Poli” recuerda que sus primeras experiencias fueron a inicios de los 90´, tras la compra de un Portaestudio de 4 canales marca Tascam, con el cual aprendió a grabar y comenzó sus pasos en la producción musical. Si bien en estos 30 años Poli se ha perfeccionado remarca que cuando empezó “no había nada”, remarcando: “No teníamos la información que tenes ahora, hoy está todo al alcance, pones técnica de grabación y podes empezar tranquilamente”.

Retornando a los inicios recuerda: “Cuando recién iniciábamos trabajamos con teclados y programación, y como no teníamos micrófonos nos arreglábamos para grabar y que sonara medianamente bien”, y sumó: “El hecho de meter un teclado y agregar una computadora (Una Atari 1021 st) fue un avance”.

Más adelante resaltó el crecimiento que ha tenido la ciudad en cuanto a la producción, aunque opinó: “El trabajo depende mucho del músico, de primera es así. Si el músico es bueno la grabación va a ser buena, con una buena preproducción, un buen proyecto de grabación”.

En este sentido dijo: “Cambio todo y ahora hasta se graba excesivamente. Se hacen 25 tomas de batería para usar 1, se pasa a la sobre producción”, y terminó: “Obviamente es el criterio del músico, pero ahora no hay una toma completa, grabas música por partes, canciones por palabras. Grabar todos en vivo no se compara nada, porque lo que se logra es irreproducible, lo mejor es hacer una toma completamente en vivo”.

 

La nueva era en Pilar del Cielo

Alrededor de 10 años tardó la llegada de la digitalización al trabajo de producción y grabación discográfica en nuestra ciudad, pero todavía durante la primera etapa del cambio de siglo los músicos abocados al registro de sus obras, en muchos casos, optaban por viajar hacia Buenos Aires para realizar la tarea, algo que hoy ya no hace falta aunque aún existen proyectos que experimentan a nivel nacional e internacional, sobre todo para el trabajo de materizacion.

También en dialogo con nuestro medio, Damián Chávez, músico y además propietario del estudio “Pilar del Cielo” contó que hoy desde el 2011 se ha dedicado a la producción discográfica, contando hoy entre sus proyectos con trabajos de sonido y producción musical, técnica de grabación, edición, mezcla y mastering, producción de trabajos discográficos, distribución de plataformas virtuales “para llegar a todos los rincones del mundo vía internet”, sonido para recitales, alquiler de back line para shows en vivo, además de tratamientos acústicos para recintos y discotecas, lo que claramente demuestra la ampliación del concepto y el producto que hoy se ofrece a la comunidad artística musical de la ciudad.   

Varios de los entrevistados afirman que la calidad lograda en los estudios de nuestra capital “nada tienen que envidiarle a los de Buenos Aires”, lo que es confirmado por Damián, pero comenta: “Algunos músicos determinan sus grabaciones, mezclas o mastering por separado en distintos estudios, generalmente son gustos o elementos que se encuentran en lugares específicos de Argentina y el mundo”, y explicó: “El trabajo pasa por distintos tipos de técnicos o ingenieros que se consideren a la hora de hacer un trabajo discográfico. En muchas ocasiones hemos tenido oportunidad de trabajar en conjunto con otros productores e ingenieros que se encuentran disponibles en banco de trabajo de ¨Pilar del Cielo¨”. En esta decisión se tiene en cuenta también la variación en los costos de las producciones, ya que se involucra a más profesionales en la cadena de trabajo.

 

La experiencia

Para conocer la mirada de los músicos con relación a los avances y sus experticias, TiempoSur habló con algunos referentes de la ciudad.

Lucas Doolan, baterista de Sunny Days (ex Cambio de Actitud) contó que tuvo la posibilidad de entrar a grabar por primera vez hace 17 años. “Como lo sabe todo el mundo los recursos en esa época acá eran escasos”, contó.

En 2003 grabó en el estudio de “Poly” Cárdenas, “en aquella oportunidad entramos a grabar junto a ¨Split¨. Eso lo editamos en CD”, cuenta el baterista y expresó: “Con esas experiencias, tanto con ¨La Guarida¨ y el Poly, vimos que faltaban recursos, que no era la calidad de sonido con la que se grababa en Buenos Aires, asique en 2004 viajamos a grabar por primera vez”.

Refiriéndose al hoy, el músico remarcó: “Después de muchos años se puede decir que acá se graba a un mismo nivel, lo cual es muy importante porque antes es como que si o si tenías que viajar para poder plasmar tu obra”, y siguió: “Estos últimos años se ha dado en gallegos esto de que han abierto un montón de estudios que dan la posibilidad de que uno no tenga que viajar, dejar a la familia, el trabajo o utilizar las vacaciones para ir a grabar. Hoy tenemos estudios óptimos en la ciudad”.

Poder registrar las canciones “abre mucho el abanico, hay bandas que han salido a muchas localidades a Buenos Aires, y esta buenísimo, porque se puede dar a conocer la música de la Patagonia y grabada con excelente calidad”.

Facundo Valencio, integrante de Super Kuarteto Mandanga, banda que el año pasado celebro el lanzamiento de su primer trabajo discográfico, íntegramente producido en Río Gallegos, manifestó: “Fue un trabajo totalmente independiente y creemos que fue bueno, estamos muy contentos por ser la primera banda de este género en tener un disco con temas y versiones propias”.

En cuanto a su experiencia en los estudios comentó: “He grabado con otras formaciones en Portaestudio y era para la época muy útil, no había tanta tecnología ni redes sociales, así y todo ese material viajaba en toda la provincia y en mucho casos hacia todo el país”, y confirmó: “Hoy es distinto y más profesional, por decirlo de alguna manera, se avanzó, sin ninguna duda es otra calidad y otro sonido”.

Por último, remarcó: “La calidad de músicos y de bandas que hay en Santa Cruz y en Río Gallegos es muy buena, hoy las bandas sustentan con sus recitales las grabaciones y otras cosas”.

 

“Ojo Sónico” de Diego D´Elia y Matías Oyarzun  

El estudio y sala de grabación Ojo Sónico tiene 5 años de trayectoria y ha trabajado ya con varios proyectos musicales de la provincia. “Empezó como un proyecto personal de hacer una humilde sala de ensayo y termino siendo un estudio de grabación”, cuenta Diego D´Elia a TiempoSur al momento de poner en valor el trabajo e inversión realizado para el proyecto y marcar la diferencia de aquellos espacios donde se realizan producciones “más caseras, mas artesanales”. La profesionalización discográfica de la cual hablamos en el título.

En cuanto al funcionamiento del espacio contó que permanece abierto como sala de ensayo y sala de grabación, y explicó: “Por lo general los músicos que vienen ya tienen su sala de ensayo, pero vienen acá para grabarse y poder escucharse una par de ensayos antes de alguna fecha, pero nuestro fuerte es la grabación”

Matías Oyarzun es el encargado de la grabación y el sonido en la mayoría de los proyectos que ingresan al Ojo Sónico, aunque “hay casos donde las bandas viene con su sonidista y su productor y solo se alquila el espacio”, cuenta Diego.

En cuanto a la calidad lograda en los trabajos el músico y productor resaltó: “No estamos muy lejos de lo que se ofrece en el mercado hoy. La bandas vienen se toman unos ensayos, vemos con qué y cómo quieren grabarlo, entonces ya los pibes no entran tan en bolas. Lo vamos amasando para que graben más cómodos y de la mejor manera posible”.

 

Grabar. En primera persona por Miguel Jancich

A mediados de los 90 lógicamente no había ni el 10% de la tecnología que hay ahora, entonces era todo mucho más limitado, más al estilo de la prehistoria del rock.

Se grababan muchas cosas en garages o habitaciones, ya que tampoco había lo que se dice una “sala de ensayo equipada”,  con grabadores o en algunos casos con las portaestudio que grababan en cassette.  Cuatro canales. Ponías batería en un canal, guitarras en otro, y la voz en otro. A veces podías poner teclado o alguna otra cuestión si te sobraba un canal. Muchas veces se grababan dos guitarras a la vez (dos amplificadores distintos) en el mismo canal (con el mismo micrófono) para reservar canales para otro instrumento.

En mi tiempo en Caleta Olivia tenía un garage donde había armado un estudio con una de esas maravillosas Portaestudios marca Tascam. Grabé muchas cosas ahí, solo. Había comprado una máquina que tocaba bajo y batería pero nunca aprendía a usarla.

La primera vez que grabé en un estudio fue en lo de Miky Gallardo, creo que el año 97 o 98. Ya tocaba hacía bastante pero nunca había grabado, asique alguien me llevó a ese estudio y grabamos una canción, para mí fue muy emocionante. Más adelante grabamos con ¨Poliya¨ en su primer estudio y también fue una gran experiencia, sobre todo porque Poly es un talentoso que te facilita mucho el trabajo. Esto ya era con computadora y un programa de grabación, mucho más actual.

Recuerdo haber escuchado muchas cosas grabadas en cassettes, algunas con la gente de La Guarida en la parte técnica, grabando casi en vivo, todos juntos y obteniendo un sonido muy puro. También hay grabaciones de la época de los concursos de La Casa por la Música pero no sé cómo fueron hechas. Muchas bandas de punk rock y heavy metal también tenían cassettes de ensayos que repartían entre la gente y era buenísimo para aprenderte los temas.

En fin, nuestro rock siempre se las rebuscó para sonar fuerte.

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