De la huerta al cumple

Una semilla que crece y se activa

Tres chicas que promueven el veganismo/vegetarianismo se animaron a reactivar redes para emprender en la gastronomía sin gluten. Sin importarle los costos, más que la salud y generar un cambio cultural, motivaron el cooperativismo para elaborar productos orgánicos. Alimentos llamativos, tanto para la vista y como el paladar. El modelo del "snacks saludable" promete, y mucho.

  • 17/09/2018 • 12:50

El puntapié de la nota arranca con una frase: "Los colores no tienen género". El azul no define a los nenes y el rosa a las nenas, ni el blanco es pureza, ni el negro lo maligno. Incluso, el verde no es sinónimo de natural, aunque con ello se corresponda. Pero hay que decirlo, para el marketing, si. Así como todo lo que se relaciona a lo natural, deriva en lo vegetal.

Toda esta conjunción, para indicar que tanto el cuidado de la naturaleza (y el respeto animal), como el hábito restringido al consumo de vegetales (en detrimento de las carnes), han sido dos de las variables que pregonan los vegeterianos y veganos. Lo que sería la "dieta verde" para muchos.   

Así, sin darle tanta prioridad al costo, más que a un proyecto cooperativista, tres chicas (Melisa, Cinthia y Luciana) se apropiaron del veganismo en Río Gallegos para impulsar algo en conjunto. Y plantaron la primera semilla hace cuatro meses: de ahí germinó Reactiva.

A lo verde

"Reactiva nace a partir de trabajar juntas en un restaurante de El Chaltén, haciendo temporada, y de decir ´bueno, esto no está en Gallegos´", contó Melisa a NOS, quien allí conoció a Luciana y Cinthia y no dudaron en el emprendimiento gastronómico del vegetarianismo/veganismo. Aunque Cinthia trabajó durante 10 años con viandas y delivery vegano en Buenos Aires, las tres fueron las que elaboraban (cada una a su ritmo y conocimiento) las comidas y "lo hacíamos bien, rápido y salía", recuerda Melisa dando las primeras pistas que dieron curso al proyecto que conforman hoy. 

Siendo que "hay mucho veganismo y mucho vegetarianismo" en una ciudad poco verde como Río Gallegos, movilizaron un proyecto que se quiso distinguir de otros, trabajando con vegetales pero agregando un alimento sin gluten a la elaboración. "Hay pocas personas están empezando a elaborar o aprender a elaborar alimentos sin gluten y, en lo legal, somos las primeras", advierte Melisa.

Tanto panes y budines, como tartas y diferentes almuerzos, todos son elaborados sin gluten, por todas y "tratando de rotar" en la cocina.

Le cabe al bolsillo

Hoy en día, el consumo de snacks se está haciendo tan frecuente que está llegando a ocupar el lugar de las comidas principales, convirtiéndose en una forma aceptada de comer. Es habitual ver todo tipo de productos, en envase pequeño, en las góndolas cercanas a la caja del supermercado. La posibilidad de un pequeño “picoteo”, un producto que pueda ser consumido en cualquier momento y lugar

derivó en el fenómeno snacking, como una nueva tendencia en la alimentación.

Reactiva no esquivó este punto, al entender que "en la variedad está el gusto", no solo apuntaron a la panadería y las viandas para el almuerzo, sino que agregaron los deshidratados. Cinthia contó que la intención es "revender a los locales para que nos ayuden a la difusión", poniendo en relieve que "si todos los negocios tuvieran un producto nuestro nos ayudaría para que empiece a resonar la marca, para que se reconozca el emprendimiento y los productos".

El deshidratado, un típico snack saludable, tiene las ventajas de conservarse por largo tiempo, mantiene sus nutrientes, se intensifican los sabores y se puede guardar en cualquier bolsillo para tenerlo a mano. 

 

Te entra por los ojos

El aroma y el sabor son fundamentales, pero el color genera atracción. "Los colores son verduras, son dos cosas: llama la atención pero en la receta es importante porque le da humedad y textura", remarca Cinthia. No son colores de fantasía, no usan colorantes.

"El púrpura es remolacha, el verde es espinaca". Tanto así, que se destacan más en los deshidratados, con colores muy intensos, llamativos, provocadores. La combinación de frutas invita, la variedad de verduras provoca. La cocina vegana siempre atrae comensales fuera del círculo de la clientela habitual.

 

Sueños latentes

La huerta propia, para cultivar sus frutas/verduras y "sacar el alimento de la tierra al plato" es una alternativa palpable a corto plazo. Continuar el intercambio fluido y genuino, la difusión y el consumo consciente, para seguir generando otras redes, es otra apuesta de la cooperativa. 

Sin embargo, lo que hoy se muestra como emprendimiento del hogar, también quiere plasmarse en un local, restorán o café con buffet. Un negocio que confluya ideas previas y el proyecto que hoy llevan juntas, donde la parte cultural sea una manifestación no solo de una comida diferente, sino que haya espacio de encuentro con las personas, de charlas de debate y de expresión.

"Siempre está esa idea dando vueltas de las actividades culturales o centro cultural", señala Cinthia, como la expectativa de pasar de ser un grupo productivo que produce viandas y panadería, a "una perspectiva a futuro de sociabilizar más".   

En cada expresión es donde se ven los diferentes aportes, en ese intercambio es donde se nota que Reactiva quiere manifestarse en la cultura, generar cambios sociales y hábitos alimenticios, proponiendo un trabajo de tres que se amplíe en la comunidad. Una propuesta que, en las ideas que la rodean, todavía "está verde". Pero anticipa con entusiasmo que pretende madurar rápido. 

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