Un historia de lucha

“Tuve miedo de morirme”

Así lo contó Leticia Muñiz, reconocida instructora de fitness de Río Gallegos que lucha contra un cáncer de mama. Indicó que hoy está mejor y hasta hace de “psicóloga” de muchas que pasan por lo mismo, mientras se suma a campañas de concientización e información.  

  • 09/09/2018 • 12:39
Lety Muñiz es muy reconocida y querida en Río Gallegos.
Lety Muñiz es muy reconocida y querida en Río Gallegos.

Hay situaciones en la vida que no se terminan de entender hasta que no se viven y eso le pasó a Leticia Muñiz, una reconocida instructora de fitness de Río Gallegos tanto por su talento como por incontables jornadas que realizó durante su vida para beneficio de personas enfermas o necesitadas.

Y un día llegó el día en que la ayuda comenzó a necesitarla ella porque se encontró con un cáncer de mama que todavía hoy la tiene luchando, ya en la fase final y sintiéndose mucho mejor, al punto de hacer “de psicóloga” de muchas otras mujeres que pasan por lo mismo, según le contó a TiempoSur en una charla sincera, en la que abrió su corazón para contar todo lo que le tocó vivir.

 

El golpe

La nota con Leticia surgió luego de una serie de publicaciones en Facebook, en la que repudió una situación que le tocó vivir por tener cáncer.

“Cuando yo me enteré que tenía cáncer, me sentía mal porque te enterás que se te va a caer el cabello y otras consecuencias, por lo que primero me daba vergüenza y no quería que nadie se entere. Eran un montón de sentimientos encontrados”, indicó y luego agregó: “Siempre fui instructora, elegante, me cuidaba el pelo y cuidaba mi físico, por lo que encontrarme con eso fue un bajón terrible y cuando lo publiqué empecé a sentirme mejor y quería que vean como era yo sin cabello para que también la gente, cuando me viera en la calle, sepa y no sea algo impactante”.

Contó que empezó a escribir muchas cosas en Facebook y que lo último que escribió fue sobre la discriminación porque sitió que la discriminaron en un gimnasio.

“Sucedió que una persona se quejó porque habían contratado a una persona con cáncer y fue como muy triste para mí porque el cáncer es una enfermedad como cualquier otra, no es contagiosa y por eso lo publiqué, para desahogarme. Es la primera vez que me sentí discriminada. No sé si porque yo estaba sensible o por otra cosa. Yo un día falté, pero no fue por el cáncer, sino por una gripe como la de cualquier persona y supuestamente una alumna se quejó pensando que había sido por el cáncer y me parece que no es así porque somos personas que necesitamos seguir con nuestras vidas”, comentó.

Leticia dijo que “hoy en día hay mucha gente que todavía no entiende lo que es el cáncer y piensan que es algo mortal”, pero que ella, que está pasando por eso, se da cuenta que detectándolo a tiempo es como cualquier enfermedad, con tratamiento y que, según el grado, es curable.

“Al menos en mi caso tuvieron que sacarme la mama. Yo le pedí al médico que me diga la verdad y sacamos la mama, más un tratamiento de quimio y radioterapia, porque después viene la reconstrucción de la mama”, afirmó.

 

El proceso

“Lety” contó que pasó por todas las etapas: “Pasé por la de la negación, la etapa de preguntarme por qué a mí, insultando y pateando todo. Rompí una puerta de una piña y luego entendí que tengo que aceptarme como estoy, por lo que ahora estoy en la parte final del ciclo, con tres quimioterapias para terminar el tratamiento oncológico”.

Recordó que el día que se enteró, la llamó el médico y le dijo que vaya acompañada de alguien, por lo que ella presentía que era algo malo.

“Cuando me dijo la palabra cáncer, yo me quedé shockeada mientras él seguía hablando. Me acompañó mi ex pareja y la verdad es que fue como que yo no escuché nada más, quedándome tildada sin caer de nada. Recién a la noche caí de lo que me pasaba, me puse a llorar y me preguntaba por qué a mí, qué hice de malo. Miraba a mi hija y le pedía a Dios: “Yo no me quiero morir”, así que fue como un balde de agua fría porque me enteré del cáncer justo cuando me estaba separando”, relató.

Luego contó que el día en que se tenía que hacer la primera “quimio”, les dije que no podía porque se iba a San Julián a pasar la Navidad y que recién podía en enero, “como sin caer en la situación” y que en ese momento le explicaron que “las enfermedades no tienen vacaciones”.

“Vas cayendo con los días, con el miedo a la primera quimio por todo lo que te cuentan que te pasa, pero por ejemplo los efectos de la “quimio” en mi cuerpo fue caída del pelo, poco de descompostura, pero no tanta y algo de debilidad, pero no como a otras personas. No estoy al cien por ciento, pero siempre con ganas de hacer cosas, haciendo actividad física y siguiendo también por mi hijita, que es por quien me levanto y por ella me tengo que curar”, aseguró.

 

La luchó

Leticia tuvo que superar momentos muy difíciles, como el que vivió cuando pasaron las primeras cuatro quimios fuertes y el médico le dijo que no habían tenido el efecto esperado para reducir el tumor y que se había complicado, por lo que lo mejor era sacar la mama.

“En ese momento necesité mucha psicóloga, porque tenía miedo de morirme, tenía fobia al quirófano y me quise escapar el día antes de la operación. Me dieron pastillas para dormir y no hicieron efecto, así que llamaron a la psicóloga porque tenía ataques de pánico, pero en ese momento tuve dos ángeles que Dios puso en mi camino: el doctor Felgueroso y el cirujano Ladera, que me va a hacer la reconstrucción de la mama, que son unos genios y por eso digo que en Río Gallegos tenemos muy buenos médicos”, recordó.

Luego de eso, hizo un paréntesis espontáneo para dejar un primer mensaje: “El apoyo que yo quiero transmitir es para las familias, porque los primeros que lo tienen que aceptar son las familias de los enfermos, porque son quienes tienen que tener la fortaleza para empujar al paciente cuando se te pone caprichoso, cuando quiere abandonar el tratamiento y en mi caso fue mi hermana, quien me empujó en los momentos más difíciles, y salimos porque ella se puso la camiseta. Uno siempre tiene a alguien que te saca adelante”.

 

“Me cambió la vida”

La frase la repite cada vez que puede y no es para menos con un golpe tan duro que motivó cambios para siempre: “Me cambió la vida y hoy en día vivo día por día, sin proyectar grandes cosas, valorando más la vida y lo económico para mí no pasa por un auto cero kilómetro o una casa grande, sino que me conformo con lo que tengo y trato de vivir mi vida con mi familia, mis hijos y trato de poder seguir ayudando, siendo más solidaria de lo que ya era y ahora en lugar de vender una silla que no uso, te la voy a regalar. Siempre fui solidaria, pero ahora lo soy todavía más y aunque la gente se canse de escucharme, yo siempre voy a seguir haciendo campañas contra el cáncer, voy a insistir para que las mujeres se hagan chequeos médicos y más con el tema del cáncer infantil del que no se habla, pero está minado en Río Gallegos”.

Hoy ya mejor, y sumándose a campañas de concientización e información, además de retomar las “jornadas solidarias de fitness”, finalizó con otro mensaje para que todos tengamos en cuenta: “Sólo les diría que vivan agradeciendo todos los días por tener salud, con una sonrisa y nunca dejes de decirles a tus seres queridos que los amás, porque nunca sabés cuando pude ser el último día que los veas. También les diría que sí se puede”.