Esquivando al ocio

De la incubadora a la comercialización

Un matrimonio, él jubilado y ella a poco de estarlo, decidieron incursionar en la producción de huevos de codorniz, con el objetivo de no caer en el ocio. De Santa Cruz, son los únicos registrados en el SENASA. Hoy, venden huevos y escabeches. Cómo comenzó todo, la crianza de codorniz, el proceso y el proyecto –ambicioso pero no imposible- que anhelan concretar en algún momento.

  • 04/09/2018 • 12:15
Marta y Sergio mostrando todo el trabajo (C.R)
Marta y Sergio mostrando todo el trabajo (C.R)

Cuando llega la hora de jubilarse, para muchos, trae aparejada una gran incertidumbre en cuanto a cómo continuarán sus días. Desaparece la rutina y aumenta el tiempo de ocio. Pero también están aquellos que inmediatamente –o previamente- empiezan a proyectar.

Y es en este marcó que entrevistamos a Sergio Gesto, docente jubilado en Río Gallegos, quien junto a la esposa, Marta Rambaldi –pronta a jubilarse- decidieron dedicarse a la producción de huevos de codorniz. Conocemos cómo surgió el Proyecto Cabaña Coturnícola “La Anita”, el desarrollo y el fruto final de todo el trabajo, el cual llevan adelante en su propia casa, con las habilitaciones correspondientes y un resultado final de 3/4 docenas por día.

 

Manos a la obra

“Surgió –en 2015- de pensar en hacer algo. Cuando empezamos yo estaba a punto de jubilarme y quería hacer algo” comentó Sergio, señalando que empezó a buscar algo productivo, relacionado a los animales. Tenía claro que “el día que me jubilara no quería quedarme sentado mirando la televisión. Entonces se me ocurrió el tema de las codornices porque por un lado nosotros conocíamos esto de los huevos, me gustaban y era difícil de conseguir”.

Hicieron las averiguaciones porque el objetivo era hacer todos los papeles. La primera legalidad era pasar la barrera fitosanitaria. Fue al SENASA, le dieron las indicaciones pero no sabían cómo catalogarlo porque no le daban los registros, teniendo en cuenta que aquí lo más común es la producción de ovejas y chanchos.

Llegaba la hora de adquirir todos los elementos.  Compraron la incubadora y trajeron los primeros huevos. Eran de Rosario, Santa Fe. “La primera incubación fue bastante pobre. Eclosionaron, que es cuando rompen, muy poquitos”, recordó Sergio, por lo tanto luego trajo más huevos y ahí nació un buen número, los que comenzaron a criar. Ya estaba todo en marcha.

Al año, el SENASA los catalogó como ganaderos. “Fue gracioso porque tuve que hacer una declaración jurada de la cantidad de cabezas de ganado. Yo miraba y decía, ‘ perdón, ¿ganado?´, y me dijeron que sí, que cada animalito vale por una cabeza de ganado”, expresó, añadiendo que, quien lo atendió lo bromeó, “me decía usted es tan productor como el que pasa con los camiones con ovejas”.

De acuerdo al SENASA son los únicos productores registrados, indicó, aclarando a su vez que esto no quiere decir que son los únicos que tengan codornices.

Hay que darles de comer todos los días y ponerles agua filtrada. “Son animalitos muy fuertes para las enfermedades. Por ejemplo, mientras no compartan lugar con gallinas, gripe aviar no se agarran pero son muy delicadas a la temperatura, a la luz y el agua”, manifestó el productor, agregando que viven con luz todo el día, tienen una estufa particular para ellas y el agua tienen un filtro adicional de carbón activado para que tengan el agua correspondiente. A esto se suma la veterinaria que va a observarlas cada cierto tiempo.

 

Huevos y escabeches

La producción ya daba sus resultados y decidieron empezar a presentarse en la Feria Productiva Municipal y luego se inscribieron en la Feria del Ministerio de la Producción. Ya tenían el circuito armado. Incubados los huevos el siguiente paso fue la elaboración de productos.

Además de venderlos por docenas se abocaron a fabricar tres tipos de escabeches: de huevo, huevos a la vinagreta y carne de codorniz.

“Es complicado porque cocinamos acá en la casa”, y no tienen mosquiteros en todas las ventanas, por lo tanto colocaron un equipo anti moscas, que las atrae y quedan pegadas. Sacaron las libretas sanitarias y Marta se registró como monotributista. “Queríamos hacer todo en blanco. Podemos dar boletas de la venta y bueno, así empezó la cosa”, señaló Sergio.

Igualmente dijo que sigue el desconocimiento en cuanto al sabor de los mismos, y algunos inclusive confunden a la codorniz con otro animal como la perdiz. Pero también “hay  mucha gente que empieza a ver las propiedades porque ha leído o nosotros les mostramos en las ferias. Por ejemplo algunos son alérgicos al huevo de gallina, por un elemento químico que tienen en la yema –no es cuestión del productor- y en el caso de la codorniz no lo tiene. E igual, en proporción tiene menos grasa y colesterol”, detalló.

Aclaró que “no tienen el mismo gusto que el huevo de gallina. No es que sea muy distinto pero tiene otro sabor”. En su casa no compraron más huevos de gallinas. Todo lo hacen con los de codorniz, considerando la proporción, ya que  tres huevos equivalen a uno de gallina.

 

Pensando en grande

A su modo de ver el proyecto creció bastante pero aún podría progresar más. ¿El impedimento? La falta de espacio. Le ofreció la comercialización de huevos a un supermercado pero le pedían 100 docenas por semana, algo que le es imposible, siendo que debería triplicar la producción. Una pollería de esta ciudad capital los vende y también le envía a una feriante de Río Turbio.

Sergio y Marta siguen pensando en el desarrollo y crecimiento de esta iniciativa. “En realidad yo tenía un deseo y me gustaría que se concrete. Mucha gente se jubila y se va de acá. No los criticó. Yo también quería irme, pero no de Santa Cruz. Yo quería irme a Lago Posadas, donde presenté notas y un proyecto pidiendo media hectárea para construir una casa y un galpón donde yo pueda hacer la producción”.

Siempre les gustó dicho punto de la provincia, adonde “fuimos dos veces a tratar de hablar con la comisionada pero no la encontramos. Presentamos los certificados, el proyecto y lamentablemente nunca me contestaron. Nunca me dijeron que no tampoco. Entonces estoy en veremos. Capaz que algún día nos dicen algo. Esa es mi idea”, anheló. 

 

En números

Actualmente tienen 88 codornices y han llegado a poseer 120. Producen entren 3 y 4 docenas de huevos por día.

Entrando en detalles, contó que la vida útil de las hembras es de dos años y ponen huevos durante todo el año, diferente a la gallina que lo hace por temporada. Pero a los dos años se ponen viejitas y ahí es el momento de “escabecharlas”. Los machos son al revés. Es el que se come y no se necesitan tantos.

Desde que se pone a incubar, a los 16 días rompe el huevo y nace la codorniz. Los primeros 15 días deben vivir en otra jaula que se denomina criadora. Ésta, tiene más temperatura con una lámpara especial -entre otras cosas-, y allí están un mes aproximadamente. Luego pasan a las jaulas comunes, de postura, y al mes empiezan a poner huevos.  Se estima que a los dos meses de nacer empiezan a poner y generalmente, es uno por día.

 

 

Nutrientes de los huevos de codorniz

Información de la Facultad de Agronomía (UBA)

 los huevos de codorniz son un alimento rico en vitamina B5 ya que 100 g. de este alimento contienen 1,76 mg. de esta.

Este alimento también tiene una alta cantidad de vitamina B2, midiéndose 0,79 mg por cada 100 g.

Entre las propiedades nutricionales de los huevos de codorniz cabe destacar que tiene los siguientes nutrientes: 3,65 mg. de hierro, 13,05 g. de proteínas, 64 mg. de calcio, 0 g. de fibra, 132 mg. de potasio, 13 mg. de yodo, 1,47 mg. de zinc, 0,41 g. de carbohidratos, 13 mg. de magnesio, 141 mg. de sodio, 90 mg. de vitamina A, 0,43 mg. de vitamina B1, 3,53 mg. de vitamina B3, 0,15 mg. de vitamina B6, 66 mg. de vitamina B9, 1,58 mg. de vitamina B12, 0 mg. de vitamina C, 5,07 mg. de vitamina D, 0,74 mg. de vitamina E, 0,30 mg. de vitamina K, 226 mg. de fósforo, 155 kcal. de calorías, 844 mg. de colesterol, 11,20 g. de grasa, 0,41 g. de azúcar y 0 mg. de purinas.

Temas