Medicina natural

El arte curativo de las plantas silvestres

Darío Mémoli es un misionero cristiano marplantense que en la actualidad radica en la localidad chubutense de Lago Puelo, donde trabaja sobre las propiedades curativas del Hipericum Perforatum (hierva de San Juan) y la Rosa Mosqueta, plantas silvestres y características de la zona. En su paso por Río Gallegos Mémoli contó a TiempoSur sobre su labor y celebró: “Hay un regreso a lo natural y la gente busca estos medios”.

  • 20/08/2018 • 13:32

Si bien no se tiene ninguna certeza sobre el inicio de la utilización de las plantas medicinales, su descubrimiento ha sido la mayor parte de las veces producto de la casualidad. En busca de nuevos alimentos los antepasados probaban las especies botánicas que les ofrecía la tierra, y como consecuencia pudieron comprobar cómo muchas de ellas producían efectos que eran negativos, incluso mortales, y otras les hacía sentir unos efectos curativos. Todos estos conocimientos adquiridos, se fueron propagando a través de la palabra y luego por medio de los escritos, conocimientos que en la actualidad han tenido un resurgir con “el regreso a la natural” que se experimenta en distintos aspectos de la vida cotidiana, desde la alimentación, las formas de vida y por supuesto la medicina.

“Este es un trabajo artesanal y se basa también en la confianza que las personas tengan en estos productos de la naturaleza, los cuales bien tratados, como en otros tiempos de la historia, pueden ayudar a solucionar algunos problemas de la salud”, comentó Mémoli para explicar: “Si uno no confía en esto y cree, tiende a virar hacia la medicina contemporánea de lo sintético”.

David es un autodidacta estudioso de los cultivos y sus propiedades curativas, dedicado desde hace poco más de 15 años. Inspirado por las enseñanzas de un amigo de la ciudad andina de Lago Puelo, quien le enseño la técnica del aceite de hiperycum, “una persona con mucha experiencia en este tipo de productos”, cuenta David a TiempoSur, comenzó con la investigación por sus propios medios y pudo corroborar fehacientemente que era tal cual se lo habían enseñado. “Fui añadiendo más conocimiento sobre el tema y también empecé a desarrollar el aceite de rosa mosqueta”, confiesa, al mismo tiempo que detalla sobre su trabajo: “Es un trabajo de laboratorio donde se potencian los activos químicos de la planta para lograr un extracto (aceite). Hago un trabajo integral desde la cosecha de la planta hasta el proceso de laboratorio que es lo más largo, y una vez logrado el producto lo comercializo yo mismo”. Esta última tarea es lo que lo ha acercado a Río Gallegos.

La producción conlleva “un proceso largo y minucioso donde uno tiene que estar muy consciente de lo que se está haciendo porque se trabajan los químicos de la planta. Es un trabajo muy al detalle” comenta Mémoli. Así, el proceso se basa en la maceración y la recepción de luz solar.

En otro tramo de la entrevista el productor revalorizó la posibilidad de trabajar sobre plantas que se dan de manera silvestre. “Soy muy agradecido a Dios porque vivo de lo que yo mismo produzco. Dios me pone los medios al alcance y lo que hago es usar estas plantas que de dan de manera natural”, y continuo: “Al haberlas investigado y saber manipularlas he logrado estos productos. Es una gran fuerza y un gran aliciente saber que uno puede vivir de esto, mayormente cuando se hace a conciencia, cuando le hace bien a las personas, este es uno de los móviles principales”. En este sentido además explicó: “No lo hago de manera masiva porque no quiero entrar en la vorágine detrás del comercio. Esto me sirve para vivir y ayudar y me baso en eso. Hago cantidades pequeñas que sé que puedo vender a lo largo del año y con eso me alcanza”.

El mercado

En cuanto a la llegada del producto a la gente, el creador de los aceites remarca que “lo más fuerte del mercado en la zona de Lago Puelo se da con el turismo”, y cuenta que “no tanto con la gente de la zona porque hay mucha oferta, por eso también salgo a venderlo hacia otros lugares. Siempre hacia al sur porque amo la Patagonia”.

En esta oportunidad ha llegado por primera vez a Río Gallegos pero ya ha pasado en varias oportunidades por Trelew, Rawson y Puerto Madryn, donde cuenta con algunos clientes que utilizan el producto. “Sobre todo en las zonas que voy más a menudo”, precisa al mismo tiempo que explica: “Llega a un punto en el que después de haber usado la medicina tradicional y no haber encontrado resultados positivos, la gente empieza a buscar medios alternativos, no porque esta medicina sea alternativa. En realidad, hablando con conocimiento de causa, esta es la primera medicina en la historia”.

Consultado sobre la respuesta de los vecinos de nuestra capital, Mémoli expresó: “Esta difícil la situación, a veces hay que lograr romper el hielo.  Estamos en tiempos donde sabemos que la confianza está muy defraudada y no es de extrañar que la gente desconfíe, uno se topa con esa realidad. La gente prejuzga y al haber tanta mentira y engaño no es raro que suceda”, aunque trata de mirar el vaso medio lleno: “En general me ha ido bien. Más allá de los aspectos curativos hay gente que se interesa en este tipo de técnicas y conocimientos, hay un regreso a lo natural y la gente busca estos medios. Me preguntan, se interesan, esto se nota. Hay que resaltar que los productos son 100% orgánicos”.

El uso de las plantas en la historia

El uso de las plantas medicinales ha sido de vital importancia en el pueblo egipcio, que las utilizaban de una forma perfectamente regulada. Los griegos y los romanos heredaron la tradición de Egipto y existen muchos textos escritos, sobre todo por médicos y científicos griegos que hablan sobre las propiedades de las plantas. En China y en la India el uso de las plantas medicinales está muy extendido y forma parte de la cultura popular y, entre las clases más desfavorecidas económicamente, es la más importante de las medicinas.

Productos

Aceite de Hypericum: Es un aceite medicinal que surge de una planta polifacética. Hypericum Perforatum es el nombre científico (También conocido como hierba de san juan). Es un aceite de uso subcutáneo aunque también puede ser utilizado de forma sublingual. Calma dolores, es antiinflamatorio y tiene propiedades cicatrizantes. Se cosecha de diciembre a marzo. Tiempo de producción de 6 meses.

Aceite de Rosa Mosqueta: Conocido por ser un regenerador de los tejidos. Es una planta que tiene propiedades regenerativas muy buena para enfermedades dérmicas como la soriasis, la dermatitis o el acné. Tiene uso cosmetológico porque atenúa líneas de expresión y borra manchas de piel. Es de aplicación subcutánea. Se cosecha de marzo a junio. Tiempo de producción 6 meses.  David Mémoli: 02944 – 15 707456.