Chubut

Ya se colocaron 22 tobilleras para controlar detenidos

De acuerdo con la información aportada por el Ministerio de Gobierno, once de esos dispositivos electrónicos se dispusieron para controlar a detenidos que cumplen arresto domiciliario. Otros diez dispositivos se están usando para controlar salidas transitorias y hay otro aparato que se le colocó a un imputado de violencia de género para vigilar que no se acerque a la víctima.  

  • 19/08/2018 • 19:36

De un lote de 40 tobilleras electrónicas a disposición para el control de detenidos en Chubut, hay colocados once de esos aparatos electrónicos para monitorear arrestos domiciliarios y otros diez con el Sistema de Posicionamiento Global (GPS), para controlar salidas laborales y transitorias. Hay otros 10 aparatos para proteger a las víctimas de violencia de género, pero por ahora solo se usa uno aunque en un momento se utilizaron hasta cuatro.
Según informa el diario Jornada en su edición de este domingo, los datos fueron aportados por María Suquia, directora general de Acceso a la Justicia, e Ivalú Francia, del Programa de Asistencia de Personas Bajo Vigilancia Electrónica, organismos que dependen del Ministerio de Gobierno de la provincia.

El Gobierno de Chubut firmó un convenio con el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación por 40 tobilleras, pero podría haber una addenda para aumentar la cifra.
Chubut ya recibió 20 de arresto y 10 con GPS. Quedan 10 por entregar. “Sucede que los GPS las tuvimos hace dos semanas y ya teníamos 9 pedidos, entonces tiene más salida que la otra porque en muchos casos los detenidos empezaron a trabajar y a salir a sus casas”, afirmaron desde el Ministerio de Gobierno.

Las tobilleras para violencia de género, en cambio, son parte de otra prueba piloto a nivel nacional en cuatro provincias, que incluye a Chubut.
En el pico máximo hubo colocadas 17 tobilleras de arresto. “Hubo solo un caso de incumplimiento. No se fue del domicilio sino que quiso violar la traba. El alerta automáticamente saltó en el Centro de Monitoreo, fue el patrullero a la casa y volvió a la Comisaría”. La cifra varía entre las nuevas colocaciones de cada semana y quienes recuperan la libertad.

Arresto domiliciario
Para el arresto domiciliario se instala en la casa una Unidad Domiciliaria, aparato similar a un fax, con tubo y cinco botones, que recibe señales de radiofrecuencia a intervalos de la tobillera y posee un módem telefónico. Se conecta con el Centro de Monitoreo en Capital Federal que controla Isurely, la empresa responsable de los dispositivos, que ganó la licitación nacional. Si hay un alerta, el Centro llama a la Unidad para que el sujeto atienda y corrobore que está en la casa. Además hay llamadas de verificación.

El aparato sirve de transmisor para dar la ubicación de la tobillera. Su caja no se puede mover. Si, por ejemplo, alguien la toma y la inclina, se dispara un alerta. Si se corta la luz puede funcionar hasta 24 horas con una batería propia y conserva memoria interna con las novedades informadas por la tobillera.
Si la Unidad deja de recibir señal de la tobillera o detecta que la intensidad es tan baja como para inferir que el detenido está más allá del rango autorizado –que va de 10 a 40 metros– lo considera ausente y lo alerta.

La Unidad se puede programar para permitir salidas en ciertos horarios, siempre con orden judicial. Si esta agenda se rompe también salta un alerta, al igual que si se intenta manipularla o romperla. Es un “monitoreo espejo” ya que además de la llamada a la persona, el Centro de Monitoreo de Trelew recibe una notificación simultánea de Isurely. Si nadie contesta, interviene Policía.
También puede atender el “referente”, una persona de confianza aceptada por el juez atenta a que el arresto se cumpla. “No es un garante pero sí alguien a quien llamarán si el detenido no está en el lugar. A veces, por ejemplo, advertimos que si hay una llamada de verificación y hay una alerta por mala señal o el involucrado se está bañando, puede atender otra persona. Pero cuando se pueda, hay que devolver el llamado”.
Condiciones técnicas
Cuando un juez ordena el beneficio para un preso se elabora un informe técnico para saber si la casa es apta: el aparato debe usar un enchufe exclusivo, ni zapatillas ni triples; una instalación eléctrica en condiciones; la zona debe tener buena señal de celular y el aparato debe estar en el medio de la casa, equidistante de las paredes. Esto evita falsas alarmas. Hubo casos en que no se instaló porque los cables colgaban. Todo lo revisan técnicos de Policía.

Un mal informe frustra la orden
También hay un informe psicosocial. “En la capacitación nos hablaron de casos en que fueron a un hogar y el referente elegido atendió de torso desnudo y alcoholizado. Le dijeron que no se podía poner en esa casa ni con ese referente y que debía buscar uno nuevo para evitar problemas”. En situaciones así se sugiere la no colocación y se explican los motivos. No hay tobillera hasta que esas condiciones no cambian. Como hay que garantizar la resocialización del detenido, ayuda que en el barrio haya centro de salud, biblioteca, o lugares para hobbies o deportes.

La tobillera es sumergible, hermética al polvo e hipoalergénica. Es muy liviana y detecta el movimiento del cuerpo. Se puede poner en la muñeca pero sólo por prescripción médica. Libera para el trabajo callejero a los policías que se usaban para las consignas domiciliarias. Se coloca en 30 minutos previa comunicación con la plataforma de Buenos Aires para el alta. Cada aparato tiene un número y se fijan datos personales y coordenadas para la geroreferenciación.

Cada transgresión se informa a la Oficina Judicial y la tolerancia dependerá del juez. La tobillera contiene un micro transmisor de radio de muy alta frecuencia y baja potencia, que transmite un código de identificación único a la Unidad. Avisa cuando su batería interna se acaba, para el reemplazo.
En cada colocación el preso firma un acta para comprometerse a cuidar el dispositivo y avisar si falla, para que un técnico lo reparare. “Puede hacer vida normal pero sabe que no debe hacer ninguna manipulación indebida”.
Suquia y Francia tienen contacto con fiscales y defensores pero el juez decide todo: la colocación, las salidas, el horario y los domicilios. Gobierno sólo confecciona los informes y traza los recorridos cuando son salidas transitorias. “Si un detenido quiere la tobillera debe decirlo a su defensor para hacer el pedido formal al juez”.
Algunos aprovechan al máximo el dispositivo porque aunque siguen detenidos, están en familia y no en una celda. “Pusimos una que le permitía al preso quedarse con sus hijos y su mujer podía salir a trabajar. Cambian las condiciones de vida, permite el acercamiento familiar y que los chicos reciban al padre con un abrazo”.

Pero otros ya venían con arresto domiciliario y preguntan porqué el nuevo control. “Te dicen que si no infringieron ningún permiso porque se los colocan ahora, es distinto para alguien que ya cumple el arresto”. Hay “rebeldes” que insisten en violar el perímetro. “Otros son un relojito y son tan prolijos que te avisan si están llegando aunque ya lo sabés porque lo ves. Es ver quién aprovecha el recurso y quién no”.
Menos Esquel, hay tobilleras colocadas en todas las principales ciudades. La mayoría se concentra en Trelew.

Las tobilleras para salidas laborales se controlan con GPS. Se carga una agenda en la plataforma de monitoreo con los datos del empleador, la actividad, el lugar, el recorrido que hará y un tiempo de tolerancia para completar el trayecto. No se puede cambiar nada sin avisar.
“Es importante saber en qué medio llegará, si caminando o en auto, para decidir qué calles tomará. Pedimos que siempre hagan el mismo camino sin desviarse ni detenerse”. Además de un trabajo, puede ser una escuela o un centro de recuperación de adicciones.
Debe cumplir el horario en el lugar sin irse. El sistema estipula zonas de inclusión y exclusión. Si el sujeto se aleja y entra en una zona prohibida hay un alerta. Además de la tobillera lleva un aparato parecido a un celular que completa el monitoreo. En general son personas terminando la condena. (Fuente: El Patagónico)

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