Un pañuelazo convocado por las pibas

Por Sara Delgado

El aborto, un tema tan sensible como discutir las condiciones en las que decenas de santacruceñas interrumpen sus embarazos no deseados no está en la agenda pública, sino es por imposición de los sectores que se pusieron a pensar de qué lado pararse y de los cuerpos que, como ayer, salieron a ganar la calle.

¿Acaso algún dirigente sindical habló del tema? Sería bueno. En los gremios hay mujeres, y en muchos son mayoría y con las categorías más bajas. ¿Acaso el Municipio opinó sobre el aborto? ¿La Provincia? Es tal el miedo que le tienen a decidir al respecto, que ni siquiera sabemos qué opinan los legisladores nacionales, mucho menos los que tienen representación hasta Ramón Santos.

Es cierto que es un tema personalísimo, pero para el feminismo lo personal es político; de ahí que en el último tiempo se escucharon los testimonios de las mujeres que abortaron en la clandestinidad y que vivieron para contarlo, incluso en las más de 700 audiencias que viene tomando el Congreso para ver  que hace con la IVE.

A veinte días del primer pañuelazo de Río Gallegos, ganando el espacio público estuvieron ayer los colegios secundarios, que convocaron al segundo para denunciar que el aborto sólo es seguro para las que pueden pagarlo. A diferencia de la primera vez, ayer hubo muchos varones, incluidos funcionarios y hasta un diputado de La Cámpora.

Acompañaron, como lo hicieron siempre, el Grupo de Géneros de la UNPA UARG, el Plenario de Trabajadoras del Partido Obrero, del MST y Las Rojas.

También a diferencia de otras veces, lo político-partidario plantó bandera. Hubo quienes cantaron por la libertad para decidir el aborto y para Milagro Sala. Y también estuvieron quienes cantaron en contra de los 12 años en los que “no se hizo nada” para que se deje de penalizar la interrupción.

“Me vine sola, hoy discutimos con las demás si venir o no y la mayoría no quiso porque no está de acuerdo”, contó una alta funcionaria provincial que por estos días reclama la paridad de género en las listas legislativas.

Pero ¿se trata de estar de acuerdo? ¿Acaso si más gente dice que no lo está van a disminuir los abortos en la Argentina? Claramente no, porque el debate es qué hacer con esos 500 mil que se practican al año, que en algunos casos tienen consecuencias mortales, que en más casos dejan a las mujeres gravemente lesionadas, y que en definitiva, muestran la inequidad de una clandestinidad mortal o vip, según el estrato social en el que esté la mujer.

El 20 de marzo de este año, se presentó en el Congreso de la Nación, el séptimo proyecto de aborto legal, seguro y gratuito. Durante semanas distintos especialistas, artistas, filósofos, miembros de los grupos pro-vida y víctimas de los abortos clandestinos se hacen escuchar en los plenarios de comisiones.

Ese proceso termina este jueves, cuando se escuche la opinión del ministro de Salud de la Nación, Adolfo Rubinstein, para que entonces sí, los diputados trabajen en un dictamen, que sí es a favor, ya tiene 110 apoyos. Lo que sucede es que una cifra parecida está en contra y hay una treintena de indecisos.

En cuanto al Gobierno Nacional, la idea de un veto en caso de que la ley salga, resulta cada vez más lejana, sobre todo si se lee con detenimiento lo que dijo el Jefe de Gabinete, Marcos Peña en el Congreso.

Si bien no habló de que la IVE sea “legal”, dio cifras concretas y recordó que la Argentina fue sancionada por organismos internacionales, por no aplicar políticas públicas al asunto. Además, Peña pidió ampliar las causales que están hoy en el Código Penal y dio ejemplos de ruptura de una relación, ganas de avanzar con una carrera profesional, ser pobre, haber perdido el trabajo o ser víctima de violencia de género.