La vida por el kayak

Un accidente y una “rateada” le cambiaron la vida

Se trata del “profe” José Jaramillo, quien a los nueve años sufrió un accidente por el cual derivó en una escuela rural de Puerto Deseado, donde una sola vez se hizo “la rata” para conocer una escuela de kayak. Desde entonces, cumple su sueño de dar clases gratis a todos los chicos que puede. Una historia de vida imperdible.  

  • 06/05/2018 • 10:53
José comparte su pasión con fieles amigos.
José comparte su pasión con fieles amigos.

Todos lo conocen, pero muy pocos saben su historia. José tiene 46 años y su familia está compuesta por su mujer, Judith Hernández, y sus tres hijos: Cristian de 27 años, Melisa de 24 y Nazarena 20.
En toda la provincia es reconocido como el referente del kayak, con un gran trabajo social por dictar clases gratuitas para miles de chicos hace más de una década.
Lo que pocos saben es la historia de vida de José. Esa que lo llevó a proponerse trabajar para que cualquier chico pueda acceder a navegar de forma gratuita en el lugar en el que él viva.
“Yo tuve un accidente en Puerto Deseado, donde yo vivía, con traumatismo de cráneo, lo que me hizo perder el año en cuarto grado. Entonces, decidí comenzar en la escuela rural de Tellier, a 20 kilómetros de Puerto Deseado, llamada “EMER” (hoy Nº51) porque allí tenían un régimen de escuelas rurales y yo podía recuperar algo de lo que perdí por el accidente”, comenzó relatando el protagonista de esta historia.
Contó que allí conoció a Alberto Rosas, apodado “el loquito”, haciéndose “compinche” porque todos los días tenían que tomar un colectivo que los llevaba a la escuela rural ubicada a 20 kilómetros de Puerto Deseado.
“En uno de esos viajes él me dice: “Vamos a kayak”, así que nos hicimos la rata, dejamos que pasara el colectivo y nos fuimos”, confesó.
Por aquel entonces, el régimen escolar de la escuela rural era todo el día, por lo que tenían que pasar toda la mañana y recién volvían a la casa a las cinco de la tarde. 
“Entonces, él me llevó a kayak, pero yo le decía que no porque ahí nos iban a cobrar, ya que era visto como un deporte para gente que tenía dinero, pero él me aseguró que ahí no cobraban. En ese momento él me llevó y quedé enamorado de eso. Fue la primera vez y también la única que faltábamos, porque mi mamá nos enganchó y nos llevó a kayak por su iniciativa”, indicó.
En ese momento José tenía nueve años y conoció en Puerto Deseado a Marcos Oliva Day, quien también terminaría siendo referente de este deporte: “Desde ese momento comencé kayak y no paré nunca más. Y eso me marcó tan fuerte; la idea de que la actividad sea para todos, porque yo vengo de una familia humilde, en la que mi mamá nos había criado sola porque mi papá estaba preso y era una cuestión complicada para mí".
José continuó sus estudios y también prosiguió con el kayak en “Conociendo Nuestra Casa” de Puerto Deseado con Marcos Oliva Day.
“Yo siempre tuve ese trabajo voluntario de ser el primero en llegar y el último en irme y esto lo vio Marcos Oliva Day, tratando ahora que los chicos vean eso de ser los primeros en llegar y los últimos en irnos. Eso significa llegar, sacar los kayaks y aprovechar todo el tiempo posible para poder seguir remando para estar más tiempo en el agua”, sostuvo.

Sus estudios
José contó que siguió toda su adolescencia ligada al Club Capitán Oneto, donde conoció a Ignacio Zizich, que hace poquito falleció, pero fue como su hermano y quien le enseñó mucho respecto a la náutica y  con quien se vincularon laboralmente, haciendo los primeros paseos y turismo para biólogos o extranjeros como lo hay en la actualidad.
Luego agregó que eso le generó la idea de poder estudiar turismo y para eso tenía que irse a Comagüe (Chile) o Río Gallegos, porque eran los únicos lugares en los que había tecnicatura en turismo y él se decidió por Río Gallegos.
“Yo le dije a mi familia: “Me voy a estudiar”, y me fui sin tener ningún apoyo económico. Yo me venía debajo de un puente o donde fuese, pero me venía a estudiar. Sin embargo, cuando llego a Río Gallegos, Marcos Oliva Day me conecta con el Club Náutico CEMA, donde viví tres años y esa fue mi llegada a Río Gallegos, conociendo la cultura y la gente”.
Sin embargo, con el tiempo José no terminó de estudiar, conoció a su actual mujer y comenzó a armar su familia, rotando con un montón de cuestiones laborales que no lo dejaron vincularse a la náutica durante casi 10 años.

Su pasión
El “profe” relató que en un momento de su vida surgió la posibilidad de trabajar en Educación, dictando un taller de kayak y que allí se pudo vincular nuevamente, porque incluso se dio en el CEMA.
Luego el taller finalizó y encontró la libertad como para crear “I Yenu Jono” (Mi Amigo el Mar).
“Cuando se terminó el taller en el CEMA, había mucha gente nueva y yo quería trabajar con chicos de pocos recursos, que no pudieran pagar una cuota social y eso fue el inicio, porque le preguntamos a Marcos Oliva Day si podíamos ser un anexo a “Conociendo Nuestra Casa” que él había creado en Puerto Deseado y nos dijo que para tener más independencia debíamos crear nuestra asociación para manejar nuestros fondos”, indicó.
Comentó que en ese inicio, su idea era conseguir trajes de neoprene para que los chicos pudieran remar, ya que era muy distinto el clima en Puerto Deseado a lo que era en Río Gallegos.
“En toda esa movida, hasta el mismo “Tommy” Rodríguez nos dio el apoyo para crear la asociación. Fue un grupo de amigos que acompañó para la creación como Roberto Almada y Alberto Márquez, que fue el primer presidente, quien nos dio una mano con el armado de la asociación”, señaló.

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