Básquet

Tudanca, un campeón por dónde se lo mire

El año pasado Julián Tudanca se mudó a La Plata. Pasó esos meses estudiando el primer año de la carrera de Ingeniero Agrimensor. Aprobó todas las materias.  También jugó al básquet allá, después de haberse iniciado en el club San Miguel de esta ciudad. En el 2017 el pívot jugó en Atenas, equipo con el que fue campeón del Torneo Clausura platense y segundo en la Súper Copa. Con ganas y orden, este riogalleguense demostró que se puede hacer todo. Y bien.     

  • 04/01/2018 • 07:37
El ex San Miguel y otra red para el recuerdo.
El ex San Miguel y otra red para el recuerdo.

¿Estudiar o jugar? Y por qué no las dos cosas. Nuestro caso testigo, de varios que andarán seguramente dando vueltas por ahí, se llama Julián Tudanca. A fines del 2016, el riogalleguense terminó la secundaria en el Colegio N° 26. Cumplió así una etapa. La de estudiante. Y lo hizo con creces por cierto, siendo un destacado alumno. También ese año fue el último que jugó al básquet en San Miguel. También con grandes resultados. Pasó casi toda su vida en el santo, cosechando éxitos. Entre los últimos títulos, el del Apertura de la Liga de Comodoro Rivadavia. Desde chico que convivió entonces con los libros y la pelota naranja.

A principios del 2017 se mudó. Obligado por las cuestiones educativas básicamente. La necesidad de continuar con su formación llevó a Julián a plantar nueva bandera. En  La Plata por cierto.

A la ciudad de las diagonales, como suele conocerse a la capital de la Provincia de Buenos Aires, llegó a las pocas semanas de haberse iniciado el pasado año. Fue un volver a empezar para Julián. Debió adaptarse a todo, una ciudad, una carrera y hasta un equipo nuevo. Lo hizo y vaya de qué manera. Mejor imposible.

En su primer año en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de La Plata a Julián no le quedó ninguna materia por dar. Aprobó todas las que cursó. Ahora, entonces, le falta menos para recibirse de Agrimensor. Título que se acredita, según los que conocen al respecto, mayormente en seis años.        

Cuando dejó Río Gallegos, Julián se fue con la certeza de que iba a estudiar pero también a jugar. Quería seguir practicando básquet. Tan clara la tenía también en ese sentido que el ex santo no dejó la ciudad sin llevarse consigo el pase en su poder. Una vez en La Plata, encontró en el club Atenas, el lugar como para poder cumplir con el segundo de sus objetivos.

El 2017 deportivo fue tan próspero par Julián como lo fue el del campo educativo. El joven pívot integró el equipo U-19 del griego, con el que participó de la liga platense. Después de tener un buen primer semestre de temporada, la cosa mejoró. Tanto que en la segunda parte del 2017 fue campeón. Ganó el Torneo Clausura. En la final, al mejor de tres partidos, se impuso al poderoso Gimnasia y Esgrima. El lobo había sido el ganador del Apertura, con lo cual, a pocos días de haber terminado el segundo campeonato, volvieron a cruzarse. Esta vez en la súper final. Ahí Gimnasia se tomó revancha y se quedó con el título.

En menos de 12 meses Julián se supo ganar el aprecio y la estima de todos en su nuevo club. Además, pudo compartir con estos la alegría de dos medallas, una de Oro y la otra de Plata.

Como para sentirse no tan lejos de su santo, deportivamente, natal.     

Mucho, sino todo, de lo que es Julián en la actualidad, como persona y jugador, se lo debe a su familia y a sí mismo. A su forma de ser. Lo otro es responsabilidad de los hábitos que fue adquiriendo. Los valores también. Esto se lo dio una buena educación y el deporte.

Los días de Julián en La Plata no eran muy distintos a los que pasaba acá. Compartiendo con sus hermanos y amigos. Yendo a la facultad todos los días, un promedio de cuatro horas. Dedicándole además tiempo extra a la carrera. Eran incontadas esas horas.

Cuando no estaba estudiando, Julián pasada la mayor parte de los otros días picando la pelota o tirando al aro en el club. Entrenaba tres veces por semana, algo así como dos horas. Le dedicaba ese tiempo a mejorar su físico pero también el aspecto técnico y táctico de su juego.

Se las rebuscaba para tener algo de ocio. Era cuestión de organizarse y Julián lo hizo. Él se fue siendo uno. En todo este tiempo, mantuvo la esencia aunque en un envase mejorado.

Por estos días disfruta momentos en su ciudad de antes, con la gente de antes. Lo hace mejor parado en la vida, sabiendo y teniendo en claro que estudiar y jugar al básquet pueden ir bien de la mano.