Más en el deber que en el haber

Sin el menor ánimo de desalentar ni desmeritar el esfuerzo sublime de los verdaderos actores de la habitual serie futbolera, que mantiene a todos -dentro y fuera de la cancha- en vilo y en vida a este bellísimo deporte. En donde la dinámica de su juego, adosada a la estratégica y/o planificación y su inevitable traducción a los resultados. Determinarán el cuadro de honor al mérito, una vez que caiga el telón sobre el imaginable estrado. En donde los anegados futbolistas, se prodigan por un juego. Que cuando su nivel y calidad, van de la mano. La mayoría, rotula de espectáculo.
Desenvolviéndose en un hábitat natural, preñado de hostilidades e ingratitudes climáticas.
Si no es lluvia es viento- lo que con rima y todo, confieso y me adjudico la creación de la siguiente prosa: “Si no es lluvia, es viento, que cantada este tiempo”.
Es casi Jonte y Segurola amigo lector. Que esta introducción, genere en usted un desconcierto. Tanto, como la de un elefante en estación de subte.
Empero, como en todos los estamentos de la sociedad y de sus hechos. Todo tiene que ver con todo. Procuraremos demostrarlos, atando todos los cabos. Que nos conducirán -eso espero- en la  elección y/o interpretación del título de esta entrega analítica. 

Otra vez, nos quedamos en ascuas- En lo que hace  a una nueva decepción en el Federal “B”. En donde el renovado y revolucionado Boxing. En términos m de la gran renovación de plantel. Cuya piedra basal, espina dorsal o como quiera denominársela. Partían desde la contratación, de un avezado cuerpo técnico encabezado por Luis Manuel Blanco  a la cabeza.
Que dentro del menú disponible de entrenadores con rodaje, no solo en el ascenso del interior, sino también en los ásperos certámenes de la “B” Metropolitana. Era el candidato que por unanimidad la comisión directiva del alviberde. Con Roberto Velázquez a la cabeza y el conocido Leonardo Mata. Uno de sus brazos derechos en la conducción del club. Y también máximo responsable del departamento fútbol de la entidad, eligieron. Luego de una reñida elección entre otros candidatos. Con interesante curriculum vitae, carpetas de trabajos que por las distintas redes sociales. Hicieron llegar a la entidad señera del medio.
A la hora de los bifes, se cocinó en un santiamén, el nombre y apellido de Luis Manuel Blanco. De quien con su humildad, hombría de bien, seriedad y disciplina impartida en el plantel afrontó un nuevo desafío, con aristas  desconocidas para él. Como ser la ciudad con sus usos y costumbres. Que al unísono, se funden en la idiosincrasia de un público -del que doy fe-  lo respaldó y respeto siempre. Y de un combo climático, que llegó a hacer estragos en medio de la competencia. Y que no solo para Luis, Manuel sino también para los flamantes refuerzos. Que por primera vez hacían sus primeras armas en este lar de la Argentina. Era toda una feroz novedad climática.
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Sin embargo… Se la bancaron, ni hablar de los  foráneos sudamericanos y colombianos: el simpático defensor central -que no formó parte  la alineación titular y el volante Julián Lasso.
Oscar Cisneros- orando de la calurosa Formosa.
El erguido volante central Jonathan Di Toro.
Uno de los varios vencidos del medio. Por la antigüedad en la plaza y en el club. Como Germán Villarino. El flaco y capitán del equipo, como Federico Villar. El “repatriado” Jonathan Cerato.
Que cuando le tocó estar, no escatimó esfuerzo  en beneficio colectivo de un equipo que arrasó en la fase regular ganando todos los partidos.
Y por marcadores abultados. Teniendo en el cordobés y cantor de Sebastián Díaz, un infernal goleador. Que vacunó y sin anestesia a cuanto  arquero, que se hay puesto a su paso.
A excepción, de la igualdad uno a uno en la isla riograndense -gol de Federico Villar. En el resto de las ruedas clasificatorias, el albiverde con efectividad, superioridad y autoridad. Sumó de a tres.

Con lo cual… Estuvo bien y en boca de todos -me incluyo- que la nafta hasta ahí le alcanzaba.
Y como ocurre en esta clase de torneos, lo complicado estaba por venir. Lo que colocará a la intemperie la talla y personalidad del conjunto.
Y en el implacable devenir de los resultados, saber a ciencia cierta para qué está.
La fragilidad pavorosa de los sanjulianenses. En complicidad de los fueguinos- a excepción de Victoria. Que en la última rueda en Rivadavia y Provincias Unidas. Terminó de complicar a Boxing. En la etapa inicial. El resto, no le hizo roncha, pero también es verdad, por la desproporción de potencial de Boxing con respecto a los demás…
Por más que resulte antipático. Su débil oposición, de la cual en el buen sentido del análisis. Se aprovechó y se lució el equipo de Luis Blanco. A la luz del desenlace en la instancia siguiente del Federal… De poco sirvió.

Y un nueva decepción… No solo del grupo de hombres que a ciegas creyó en este proyecto.
Involucrese, dirigentes, cuerpo técnico y jugadores. Sino también para el incondicional numero doce del albiverde, que estuvo siempre desde el primer momento. Como del mismo modo para la sociedad futbolera toda, con nosotros los periodistas deportivos, que al igual que el resto. Esperaba de una vez por todas, ascender unos escalones más en el maratónico Federal “B”.

Fue más de lo mismo- Las diferentes categorías que sostuvieron en pié. La actividad de los torneos oficiales de la Liga Sur. Sin demasiados matrices cambiantes, comprándolos con anteriores ediciones. Con una escuálida primera división. Flaca en competidores -continúan cinco- Demostrando con creses, que la oferta futbolera. Resultaba de escasa atracción, para los potenciales oferentes en participar.
Un Boxing, que fue de menor a mayor, y se quedó con el campeonato. Pero también meritorio lo del carbonero y el celeste. Que comenzó punteando la carrera…
Distinción, que repitió el albiverde en cuarta división.
La quinta fue para el carbonero y en sexta la consagración de Unión, venciendo en la final uno a cero a Boxing, con golazo de tiro libre de Ezequiel Fernández.