Relatos de Vida

"Hemos recorrido un largo camino"

Así lo aseguró a TiempoSur Susana Portela, presidenta de LALCEC y docente jubilada, quien en sus 67 años de vida ha formado a generaciones de nuestra comunidad, y hoy hace más de 11 años que continúa brindándose diariamente, junto a otros vecinos, en una tarea tan maravillosa como es dar lo mejor de uno por el bien de nuestros semejantes. 

  • 02/11/2017 • 09:30
(C.Robledo)
(C.Robledo)

En este espacio que TiempoSur dedica a conocer, recordar la historia de vida de los vecinos de nuestra comunidad que nacieron o llegaron a esta parte de la Provincia de Santa Cruz para forjar su futuro pero por sobre todo son quienes,  desde su lugar en esta sociedad, hacen al desarrollo cultural, político, social y por qué no de nosotros mismos como personas, como ciudadanos; hoy hablamos con Susana Portela, docente jubilada y quien desde hace muchos años también desarrolla junto a otras personas de esta ciudad capital una tarea, labor, seguramente no será la palabra justa, para contar lo que ella y quienes la acompañan en su quehacer diario llevan adelante en una organización que hace tanto bien a la comunidad como es LALCEC.

Susana Portela tiene 67 años y nació en Comodoro Rivadavia, donde su padre era oficial de justicia del Juzgado Federal, luego es trasladado a Ushuaia y en el año ‘55 con la Revolución Libertadora, su padre "fue uno de los cinco presos políticos de la época de Rojas en Ushuaia. Cuando los liberaron nos vinimos a Río Gallegos y estamos aquí desde el año 1955", contó Susana.

"No soy nacida, pero la ciudad me ha dado el título, mis hijos, mi casa, mis amigos, qué más..." dijo orgullosa Susana en su relato.  

 

Su infancia

 

En la charla que mantuvimos con Susana, le consultamos cómo era el Río Gallegos de su infancia, a lo que nos respondi: "Mis padres trabajaban en dos trabajos cada uno" y afirmó "soy de la época de carbón, de los cortes de luz". "Era una ciudad muy chica, nos conocíamos todos, íbamos al cine y nos saludábamos con medio cine. No existían los supermercados, estaban los almacenes de barrio y yo tenía la suerte de vivir a media cuadra del glorioso Colegio Nacional, donde hice el secundario".

"Recuerdo inviernos muy fríos de botas de goma, de los pies mojados porque las calles eran de tierra y pasaban la máquina, la motopala; y al señor de la máquina le pedíamos que hiciera la zanja más grande ahí se acumulaba el agua y la nieve y andábamos ahí", agregó.

En este contexto, Susana nos indica que "somos de la generación del potrero, de callejear, de jugar en la plaza hasta las 8 de la noche porque la plaza tenía un cerco y se cerraba".

Aquí fue categórica cuando sostuvo que "cuando éramos chicos, mi generación, no había nada hecho. Entonces, nosotros valoramos más lo que hay". En cambio, "el joven ha venido con auto, con teléfono, ahora con computadora, con celular. O sea las cosas han sido tan fáciles para los jóvenes que no pueden valorar, por eso la ciudad está como está porque nadie cuida nada".

Consultada sobre si considera que se perdió el sentido de pertenencia, Susana respondió que "sí" y reflexionó "debemos ser una generación que la erró en unas cuantas cosas. Por ejemplo yo soy socia de la Casa España y de otras instituciones hace muchos años. Nuestros hijos no han sabido tener el cariño a eso que fue de nuestros ancestros, no hay gente joven que se involucre en estas instituciones, Centro Asturiano, la Sociedad Española. Ha desaparecido la Sociedad Italiana, no porque no haya descendientes sino porque no hay nadie que quiera continuar con esa pasión, con ese ejemplo que fueron nuestros abuelos y que dejaron esto que es una ciudad y que la estamos destruyendo".

 

"En la época de oro de la docencia"

 

En lo que se refiere a su formación como docente, Susana nos contó que "cuando salimos de la docencia sabíamos que no sabíamos nada. Entonces, tratamos de esmerarnos, superarnos".

Recordó que "recién recibida, en mi casa aparte del comedor diario, teníamos el comedor de las visitas; mi papá decía que el comedor de las visitas no se podía usar porque estaba lleno de papeles, de carpetas, de dibujos. Y es que, yo preparaba mucho las clases. Ahora uno baja los mapas de internet, es la ventaja. Nosotros teníamos que hacer todo, y demorábamos mucho tiempo, tratábamos de alcanzar la perfección que no teníamos", remarcó.

Susana fue directora de la Escuela 15 "la escuelita de cartón como le decía mi hija" dijo al señalar: "Ella iba al Salesiano, una escuela grande, de material; y la Escuela 15, en ese momento, era un edificio donado por el Sindicato de Luz y Fuerza. Era una de las típicas escuelas de chapa, era una escuela chica, muy cálida y en la época de oro de la docencia".

En este sentido le consultamos a qué se refería con la época de oro de la docencia y nos explicó que "los docentes al ser de otra época y al saber las dificultades que teníamos con nosotros mismos, nos esmerábamos mucho más, ahora es más fácil todo. Nosotros teníamos que inventar, dar música, educación física, plástica, lo que hubiera que dar. No teníamos especialidades docentes como hay ahora. Entonces la vida era más difícil y tratábamos de esmerarnos" insistió al precisar que "por ejemplo, lo que decía la maestra era palabra santa, los alumnos muy educados. Hubo chicos desbocados, a los que recuerdo con mucho cariño porque a lo largo de la vida, terribles como eran, se siguen colgando al cuello y diciendo hola seño. Eso no se paga con nada".

 

LALCEC

 

Sobre esta parte de su vida, Susana nos cuenta que llega a LALCEC "en el año ‘86  mi amiga Rita Drisaldi, con quien  hicimos la primaria y el secundario juntas, y su mamá fue una de las fundadoras de LALCEC, me convocó, me dijo ‘vamos, acompañame, vamos a colaborar con las señoras que son pocas’".

"Por el afecto me acerqué a LALCEC y con el tiempo quedé. Estoy desde el año ‘86 y una vez que me jubilé, con otra docente de la localidad que es Paulina Rodríguez empezamos a ir todos los días", agregó.

En este sentido, Susana nos aseguró "hemos recorrido un largo camino" al relatarnos cómo fue creciendo la institución desde que tenían "la casita primero que ahora es ASPEDI, hasta llegar a nuestro edificio".

"En la casita de LALCEC teníamos dos consultorios, en los cuales nosotros éramos enfermeros, asistentes, señoras de limpieza y llegó un momento que se nos hizo chico" agregó al continuar su relato contándonos: "En ese momento, Freddy Martínez, ya intendente, nos regala el terreno de enfrente; pero con la construcción del hospital nuestra casita molestaba para la calle. Nos dijeron que esa casita la tenían que tirar y que fuéramos a hablar con el Gobernador (Néstor Kirchner) porque él nos iba a hacer una casita enfrente en el terreno".

"Fuimos y el nos recibió como las 22 horas porque trabajaba hasta altas horas de la noche, nos dijo que la casita no se iba a tirar y nos preguntó qué queríamos; fue ahí que le pedimos una casita en el terreno que nos habían regalado. Llamó a gente del IDUV, era un viernes, y les dijo que el lunes íbamos a ir. Así fue, que el lunes fuimos, nos atendió el Ingeniero Tubío y otra gente conocida y ya estaba el plano y la maqueta de nuestro edificio. De viernes a lunes" remarcó Susana al precisarnos que "en seis meses nos hicieron este hermoso edificio, impecable. 6 Meses en los que tuvimos muchas anécdotas, porque la empresa constructora no hacía nada sin consultarnos y los volvimos locos".

Temas