Día del inmigrante

Una uruguaya que llegó hace 12 años a Río Gallegos

La historia personal de Ana, quien arribó en el 2009 y pudo adaptarse fácilmente al clima y la rutina de la ciudad. Hizo su hogar en el San Benito y se animó a emprender con sus delicias.  

  • 04/09/2021 • 11:30
Ana vive en Río Gallegos desde hace 12 años.
Ana vive en Río Gallegos desde hace 12 años.

Las crisis socioeconómicas y políticas, junto a la necesidad de encontrar “mejores horizontes”, derivaron en flujos migratorios hacia el sur del país en diferentes épocas del siglo XX, aunque tuvo su continuidad a fines de la primera década del siglo XXI, con familias que buscaban trabajo y una tierra.    

Gran parte de la población de Río Gallegos se conforma de los descendientes de inmigrantes chilenos, así como también una gran proporción de familias provenientes de diferentes provincias del norte del país.

Los primeros inmigrantes, aquellos que llegaron a fines del siglo XIX y grandes olas a mediados del siglo XX y en la década del ´80, forjaron los barrios que fueron creciendo con costumbres que trascendieron generaciones y cimentaron una heterogénea cultura local.

Sin embargo, hoy pueden encontrarse personas provenientes de otras regiones, como Brasil, Venezuela, Bolivia, Paraguay y Uruguay. Sobre este último terruño hace hincapié esta nota, al dialogar con una uruguaya que creció cruzando el Río de la Plata, pero hace un tiempo que emigró hacia el Sur y hoy vive con su familia muy cerca de la circunvalación, en el populoso barrio San Benito.    

Con sangre charrúa

En este “Día del Inmigrante”, TiempoSur dialogó con Ana, una mujer de las pocas uruguayas que viven en Río Gallegos (si no es la única), que llegó hace 12 años a la ciudad capital santacruceña.

Nacida en Camino Carrasco (Uruguay), vivió allí solo hasta los tres años, siendo que se fue a Malvinas Argentinas (Buenos Aires) a vivir con su papá, residiendo tanto en Capital Federal como en el Conurbano Bonaerense hasta venirse al Sur “buscando un futuro mejor”. A su pueblo volvió solo una vez, cuando tenía veinte años, ya estaba casada y con su hija que hoy es la mayor de cuatro hermanos.

“Tengo más años como argentina que como uruguaya”, advierte entre risas.

A Río Gallegos viajó en 2009, junto a su pareja y tres hijos de 16, 11 y 8 años de edad.

Tenía familia en Buenos Aires, pero entendió que allí “es imposible vivir”. Viajó “una vez cada tanto” a visitar a familiares. Pero advierte que “a los pocos días ya te querés volver, porque uno se acostumbra a otra rutina acá”. 

Ana trabajó de personal doméstico durante sus primeros años en Río Gallegos y, hace tres o cuatro años, emprendió en la gastronomía, elaborando tortas, tartas y masas finas. Algo que ya sabía hacer y lo hacía muy bien pero, además, tuvo el incentivo y la motivación de su familia para desarrollarlo.  

“El clima no me afectó mucho porque venía de pasarla mal y cualquier lugar donde yo me sintiera mejor iba a estar bien”, sostiene, dejando en claro que las diferencias climáticas entre el Sur y Buenos Aires quedan de lado si existen mejores condiciones de vida. “Me encontré con un montón de cosas que acá se pueden hacer y allá no”, agrega.  

En 2011 compraron un terreno en el barrio San Benito, donde todavía siguen aportando materiales a su casa. “Cuando compramos el terreno, en los alrededores no había nada”, explica, una zona que fue creciendo exponencialmente en los últimos 20 años.   

Ana ya había dejado de ser inmigrante cuando pasó su infancia y adolescencia, toda una vida en Buenos Aires. Pero se encontró con otra tierra donde tener el bienestar que buscaba, en Río Gallegos. “He trabajado con gente que me ha tratado muy bien y ha sido abierta y me ha ayudado mucho”, señala.  

Quizás en un futuro su pareja sueña con vivir en San Luis, al momento en que sus hijos crezcan y busquen su rumbo. Mientras tanto, Ana sigue insistiendo con su emprendimiento personal acompañada de sus seres queridos, no hay tierra ni lugar que le manifieste desarraigo, si su familia está cerca.  

 

Cada 4 de septiembre se celebra en nuestro país el Día del Inmigrante, fecha establecida por el Decreto Nº21.430 del año 1949, durante la presidencia de Juan Domingo Perón.

Según lo dispone, se eligió esa fecha para recordar la llegada de los inmigrantes al país en recuerdo de la disposición dictada por el Primer Triunvirato en esa fecha de 1812, que ofreciera “su inmediata protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio”.