Historia de vida

“María Garrido”, 5 décadas de música.

“ María Garrido ”, vecina de nuestra ciudad de Río Gallegos, a sus 76 años, nos recuerda sus pasos como docente y entusiasta por la música. Actualmente lleva su pasión por más de 50 años, aunque ya no como docente. Cristina dio y continúa transmitiendo su pasión por la música a generaciones de nuestra comunidad.

  • 16/06/2021 • 09:15
María Cristina Garrido.
María Cristina Garrido.

En la recorrida que realiza el móvil del Multimedio Tiempo, se encuentra en esta ocasión con la historia de María Cristina Garrido, docente del ámbito musical con una carrera que comenzaba a sus 17 años y nunca más soltó hasta hace un tiempo donde dejó de ejercerla, pero que sin embargo no duda en dar clases a jóvenes de nuestra ciudad.

Mi historia:

Mi madre María Cristina Durán, nacida en Asturias/España y mi padre Rafael Garrido, nacido en Río Negro, Viedma; mi madre vino de Asturias a Río Gallegos porque mi abuela quedó viuda con ella a sus 6 años y mi tía que tenía 4, al quedar viuda había venido un hermano de ella primero acá y se casó con alguien de apellido Lafuente, entonces la llamaron a mi abuela para venir a trabajar al hotel Lafuente. Se vino con sus dos criaturas desde Asturias a Río Gallegos en el año 1927 aproximadamente, una época prácticamente donde se convivía con las personas autóctonas del lugar y al paso del tiempo mucho más españoles e italianos, que ellos por su parte emigraban al tiempo hacia Río Turbio.

Comunicación y encuentro:

En esta parte del relato, entre risas, Cristina recuerda el relato de su madre, cómo era la comunicación en aquel vacío Río Gallegos y cómo se conocieron sus padres, destinos que parecían estar escritos.
Mi madre comenzó a trabajar desde los 14 años con mi abuela en el hotel Lafuente y me contaba cómo se comunicaban desde una punta a otra.

Para saber la cantidad de pasajeros que venían a la ciudad con la señora Paredes, que vivía frente a Prefectura, que ahora es un monumento histórico, tenían una campana gigante y ella tocaba campanazos dependiendo del número de pasajeros y así se avisaban cuál era el número de habitaciones que había que preparar para el hospedaje, y eran esas cosas que hoy en día no existen, escuchar las campanas desde la ría a la calle Zapiola, se escuchaban claras.

Mi padre por su parte era policía aduanero, en ese tiempo no existía aduana, sino simplemente la policía como talny él fue pionero también en lo que era personal aduanero. Cuando mi madre tenía aproximadamente 18 años, mi padre llegó a hospedarse por trabajo en su hotel y allí fue como se conocieron, para el año 1938.

Infancia:

María recuerda entre aromas y neblinas en su mente, su mundo y sus amigos en aquellos años de niñez donde fue feliz.
Bueno qué puedo decirte, tuve una hermosa infancia criada por mayormente personas asturianas, nos conocíamos todos. Patinaje, trineos, bicicletas y lagunas congeladas eran lo ideal en días fríos, salir a jugar con amigos, divertirse de forma sana, correr por las calles vacías y al mismo tiempo repletas de niños, era fabuloso.
Recuerdo días de lluvia impresionantes, calles como Zapiola y Vélez Sarsfield y esos días eran maravillosos, teníamos nuestro vecino querido, el señor Tresguerres; tenía una especie de balsita y a los que estábamos del otro lado de la calle, él nos cruzaba en su barquito para poder ir al colegio.

Piano:

La vecina apasionada del piano y de la música continúa con su relato, recordando cómo encontró su amor por las teclas blancas y negras y cómo fue avanzando para mejorar cada vez más en lo que sería su profesión.
A los 4 años ya sabía que me gustaba el piano, la música, había un director de una banda de orquesta de apellido Fabrega, el primero que vino a Río Gallegos. Daba clases en la casa de una señora que tenía un piano y mis padres me mandaron con cinco años, porque no había empezado la escuela todavía y enseguida el profesor se dio cuenta que tenía mucha predisposición para el piano, desde aquel entonces empecé con el piano y me gustaba muchísimo.

Recuerdo aquellos días donde me invitaban a LU12 y había un programa e iba a tocar con el “Abuelo César” y yo me sentía una concertista. Luego de los años, continué estudiando piano primeramente desde el Colegio María Auxiliadora, pero llegaban hasta un cierto año y ya no había más carrera, no había profesorado, ni nada de nada, entonces cuando ya estaba en el secundario, mi madre decide mandarme a estudiar a Buenos Aires, a terminar mi carrera, dos años de secundario en Río Gallegos, de allí terminé en la Virgen Niña en Villa del Parque, que era donde yo me recibí a mis 17 años y volví nuevamente al Sur. Aquel profesor de Buenos Aires, me puso una sucursal de conservatorio acá en Río Gallegos, comencé a tener alumnos, y llegué ese año a tener más de cincuenta. Paralelamente al llegar al Sur, abrió en ese tiempo el Jardín Nº1 y necesitaban una profesora de música, me anoté y entré, toda mi carrera como docente la hice en ese jardín y fui la primera profesora de música del colegio Ladvocat.

Docencia:

En este segmento del relato, Cristina cuenta cómo fue dar una clase con 17 años y pasar de ser una amateur a ser la más querida.
La primera clase, nuevo rubro, niños muy chiquitos, fue un desastre en lo personal, porque ser docente y en el ámbito de la música era muy difícil. Creo que me fui haciendo a los golpes como quien dice, aprendiendo y queriendo más día a día el enseñar y dar un poco más de lo que hacés. Las clases en aquellas épocas eran muy completas y trataba en lo posible no aburrir.

María Elena Walsh fue un ingrediente que me nutrió muchísimo en mis años de docencia, toda la música que llegaba a mis oídos era únicamente por la radio, prestaba atención en las emisoras, y lo que hacía era pasar de mis oídos al piano, saqué muchas canciones a oído y les enseñaba a mis niños a cantarlas. Claramente dejé una semillita como docente, a día de hoy me siguen enviando mensajes mis alumnos saludándome, que hoy en día tendrán sus sesenta y algo de años, eso me llena de orgullo.

Mi pasión y qué significa:

A mi padre lo llamaban Gardelito, porque cantaba tangos en Viedma de jovencito, la música yo la viví de muy chiquita, al escuchar cantar tanto en mi casa. El me acompañó todo el tiempo con la música, me ayudó mucho a ser lo que fui y lo que soy hoy en día, en este momento tengo 76 años y desde los 17 años trabajo con y para la música, de alguna forma lo sigo haciendo por más que deje de hacerlo con la pandemia. La música para mí es la vida y la docencia es transmitir esa vida, que la aprecien, que la quieran, que la vivan, la persona que tiene la cultura musical seguro que es una buena persona, es mi filosofía.

Anécdotas:

Más que una anécdota una vivencia, yo trabajé un tiempo para una escuela de hipoacúsicos, un día me llaman del Ministerio que necesitaban una profesora de música, ya con experiencia encima, me dirijo hacia ellos, estaba la señora Silvina Fraise, directora de la escuela, y me pregunté a mí misma cómo enseñarles a estos niños que no oyen ni hablan.

Hice llevar mi piano a la escuela y observaba que los niños sentados en el piso respondían a ciertos estímulos, veía que se movían y demás, era observar y analizar, en vez de poner el piano y de espaldas a los chicos, giré mi piano hacia los chicos, era un grupo de seis más o menos, al tocar la caja sonora de mi piano, ellos pudieron sentir en su cuerpo la música y de esa forma se movían tipo una ola o si era un tema rápido se movían como un caballito. Con esos nenes pudimos interpretar el pericón nacional en un acto, bailaron y se divirtieron para esa jornada, esa anécdota me queda como un orgullo impresionante y hoy sigo recibiendo halagos por haber enseñado en esa escuela.

¿Clases grabadas?

En medio de la pandemia, surgen las preguntas a una docente con gran trayecto y experiencia, ¿las clases grabadas son buenas para los jóvenes?

Primero y principal afuera de lo que es grabación, las clases y cosas grabadas no le llegan al chico, las vivencias y las clases son personalizadas y presenciales. Los instrumentos son para verlos y sentirlos en el momento, cuesta mucho aprender mediante lo grabado. Por ejemplo, un día yo siendo supervisora de música en nivel inicial, fui a un acto, se cortó la luz y se acabó el acto y habiendo una profesora de música y un piano, yo agarré, me paré y toqué el Himno Nacional, ese día me enojé mucho porque no podía ser que haya presente una profe de música y no sepa tocar el himno y si no sabés tocarlo, incentivar a la gente para cantarlo acapella, una materia muy dejada en la actualidad, si no está la profe, hora libre y no es así.