La razón por la que comemos pochoclo en el cine

Un alimento clásico al momento de mirar una película es el pochoclo. En las salas de cines puede variar la comida que hay, pero el pochoclo nunca faltan. Hoy en día lo encontramos en todos los colores y sabores imaginables, pero ¿sabes por qué lo comemos?

El pochoclo ya existía en el año que apareció el cine mudo, que fue a inicios del siglo XX. En ese momento estaba prohibido ingresar a una sala de cine con comida, porque era visto como algo desagradable por la gente “culta”.

Todo esto cambió para el año de 1927, cuando el cine empezó a tener sonido, popularizando este tipo de entretenimiento. En un inicio las películas eran de corta duración, por  esa razón durante una función se proyectaban varias, una tras otra. El tiempo de espera era a veces largo, y al público le comenzaba a dar hambre, por esa razón se comenzó a permitir el ingreso de alimentos las salas de proyección.

Los vendedores empezaron a ponerse en la entrada de los cines vendiendo comida, pero recién en el año 1930 fue cuando llegó el primer puesto de pochoclos. La idea surgió de Julia Braden, una mujer proveniente de Kansas City, quien pidió un permiso especial para colocar su puesto de pochoclos.

La idea tuvo tal impacto que comenzó a propagarse por varias ciudades de Estados Unidos en los exteriores de las salas de cine. Por su bajo costo y fácil modo de preparación, el pochoclo se fue volviendo un famoso clásico.

Su popularidad avanzó en la época de la Gran Depresión y la Segunda Guerra Mundial, todo esto debido a que el azúcar comenzaba a escasear, por ende la producción de dulces bajó. El grano de maíz era abundante en esos años, más barato para su producción y fácil de encontrar.