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Kratos: La historia de un luchador

Cristina Ferreyra y Elías Maciel son pareja y vienen de Misiones. Al llegar a Río Gallegos les impresionó la gran cantidad de perros en situación de abandono en la ciudad, razón por la cual decidieron aportar con esta causa; así fue como conocieron a Kratos.

  • 02/03/2021 • 07:45
Kratos feliz dando un paseo.
Kratos feliz dando un paseo.

Desde cachorro tuvo amos maltratadores que no lo alimentaban y lo mantenían atado, y posteriormente, desapareció. Leo fue un vecino que, al notar la ausencia, lo consultó con los dueños de Kratos, quienes aceptaron sin remordimientos que lo abandonaron e incluso reemplazaron por otro can.

Tiempo más tarde, el perrito volvió a casa en estado famélico, razón por la cual fue auxiliado por el mismo vecino, pero luego, cayó nuevamente en manos de los antiguos dueños, quienes volvieron a tirarlo. Por última vez, Leo volvió a encontrar a Kratos, pero jamás lo volvió a dejar cerca de los maltratadores y el can quedó en hogar transitorio con Alejandro y Melisa, personas que por amor a los animales decidieron ayudar en este caso.

El perro quedó con serias secuelas: Secreciones con sangre en la nariz, aspecto débil, pérdida visual y de apetito, problemas cardiológicos, entre otros. “Tuvo una vida muy difícil, cuando lo ibas a acariciar se ponía como si le fueras a pegar, hasta que lo acariciabas y se tiraba panza arriba; le encantan los mimos”, indicó Cristina, que junto con Elías, luego de ver el caso vía Facebook, decidieron adoptar al can y se esfuerzan día a día para sacarlo adelante realizándole tratamientos, llevándolo al veterinario e intentando curar sus heridas psicológicas.

“Para adoptar tenés que tener amor en el corazón (…) adoptar es amar, es responsabilidad, no es solo un perro, un gato, etc. Cuando adoptás abrís una puerta de tu hogar y de tu corazón a un integrante más de la familia”, indicó la cuidadora de Kratos y agregó: “Adoptá a uno de la calle, ellos te necesitan; si no podés adoptar, ayudalos, no los maltrates”.

Hoy Kratos vive una vida feliz, volvió a confiar en la gente y a recuperar sus energías. Su familia hace un llamado a la adopción, ya que casos como este abundan en la ciudad y son muy pocas las manos que ayudan. “Hace falta mucha educación y cultura sobre el cuidado y tenencia responsable; la castración es clave”, finalizó la familia del rescatado.