Columna

Entendiendo la indecisión

Por Bernardo Stamateas.

  • 15/08/2021 • 11:41

Mucha gente vive con una actitud de indecisión permanente. Como resultado, no logran elegir o decidirse entre A y B; dudan; rumian sus pensamientos todo el día; piden consejo (que, por lo general, no siguen). Te invito a considerar a continuación algunas ideas sobre por qué a algunos les cuesta tanto tomar una decisión:

 

  1. Temen equivocarse

Esta es quizás la principal razón. Pero quien no decide ignora que “no decidir es también una decisión”. Y, lo que es peor, una pérdida. Las personas indecisas suelen alimentar “pensamientos catastróficos” e imaginan siempre los peores escenarios. Tal actitud los inhibe y los coloca en un lugar de duda permanente. Por miedo a cometer errores. Un ejercicio que siempre aconsejo en estos casos es preguntarnos qué es lo peor que podría ocurrirnos si accionamos. Casi siempre, nos damos cuenta de que la realidad está lejos de lo que creíamos.

 

  1. Temen no estar a la altura de las circunstancias

Muchos temen equivocarse porque, aun cuando no lo puedan ver conscientemente, no desean ser juzgados y rechazados. Pero debemos recordar que, hagamos lo que hagamos, siempre existe el riesgo de ser criticados. Siempre puede haber alguien que no se sienta cómodo con lo que llevamos a cabo y que nos lo haga saber en forma de juicio. Eso es así porque todos los seres humanos vemos la vida desde una perspectiva distinta. ¡No hay dos personas iguales! Por eso, relajémonos y seamos nosotros mismos sin vivir pendientes de los demás.

 

  1. Prefieren que otros decidan por ellos

Algunos son indecisos porque son cómodos y prefieren que otros decidan, e incluso hagan, por ellos. Esto les brinda la posibilidad de tener a alguien a quien culpar, en caso de que sigan el consejo del otro (si hubiese algún problema). Esta es una actitud totalmente infantil que no nos permite hacernos cargo de nuestra propia vida. Para ser capaces de tomar decisiones de calidad, necesitamos atrevernos a vivir sin temor.

 

  1. Deciden a veces, pero luego dudan y se arrepienten

Un ejercicio muy aconsejable para esta situación es anotar en un papel los beneficios y los riesgos de una decisión, lo cual nos permitirá evaluarla y, si es necesario, realizar algún cambio.

 

  1. Cuando finalmente deciden… ¡no son capaces de disfrutar!

Detrás de cada decisión, hay alguna ganancia y alguna pérdida. Pero no hay que poner el foco en lo negativo sino en lo positivo. Es decir, en las cosas buenas que esa elección nos traerá. Quien se enfoca en lo que pierde al decidir, jamás podrá disfrutar lo obtenido.

 

Para superar la indecisión, es preciso trabajar en nuestro interior para reforzar nuestra autoconfianza. La persona que cree en sí misma es proactiva y respetuosa de sí misma (porque se ama equilibradamente), se cuida y, aunque a veces dude, por lo general, toma buenas decisiones. Sabe que, si se equivoca, no es el fin del mundo. Por lo tanto, no se estanca y avanza siempre. Para concluir, si te reconocés indeciso, indecisa, debés saber que todos, sin excepción, tenemos la capacidad innata de decidir.

 

*Bernardo Stamateas, Dr. en Psicología.