Pandemia

Dos años de cuarentena: horror, aislamiento y un escenario desolador

Hoy se cumplen dos años del funcionamiento del aislamiento social obligatorio. Había sido anunciado el 19 de marzo por el presidente Alberto Fernández en cadena nacional. El recuerdo de una época de la que aún hoy se lloran los fallecidos por el COVID-19.  

  • 20/03/2022 • 11:27
Así fueron los primeros días de la cuarentena. (C.R)
Así fueron los primeros días de la cuarentena. (C.R)

"Todos los argentinos, a todas las argentinas  deberán someterse al aislamiento social preventivo y obligatorio. Esto quiere decir que nadie puede moverse de su residencia, todos tienen que quedarse en sus casas" fueron las palabras que cambiaron el país para siempre. Las mismas fueron dichas en el arco de una cadena nacional, casi de emergencia, por el presidente de la Nación Alberto Fernández. Si bien la primera medida tomada tenía una duración de 15 días para aplanar la curva de contagios, lo cierto es que el aislamiento se fue extendiendo y extendiendo, siendo modificado según la necesidad de la situación sanitaria. El discurso del presidente se dio por la noche del 19 de marzo, entrando en vigencia un día como hoy, pero del fatídico 2020. El decreto, necesario como urgente, cambió la vida social, económica y laboral de todos los argentinos, obligando a la gran mayoría –salvo esenciales- a pasar varias semanas dentro de sus viviendas, solamente saliendo en la medida necesaria para realizar alguna compra. La cuarentena más estricta se vivió durante los primeros meses de la pandemia de COVID-19, convierto el país entero en un escenario de película de terror. Las calles pasaron a estar desiertas y miles y miles de personas miraban a través de los medios de comunicación o de sus ventanas, como las grandes ciudades se convertían en localidades fantasmas, donde solamente transitaban patrulleros, ambulancias o personas vestidos con trajes de bioseguridad desinfectando la vía pública. Se vivió, realmente, dentro de un escenario de terror inimaginable meses antes del anuncio. Lejos quedaron las imágenes de los aplausos en los balcones o la frase armada –y hasta tonta hoy en día- de “vamos a salir mejores”.  La pandemia golpea duro y tras el anuncio dos años atrás, no solamente se vivió una situación digna de un film, sino que hubo que lamentar la pérdida, la enfermedad y luchar contra un enemigo invisible que sigue allí hasta hoy en día.

Restricciones y presencia policial en las calles.

Todos en casa

El primer día de la cuarentena en Río Gallegos se sintió un clima extraño. Desde hace días la gente ya venía agolpándose en supermercados para tratar de abarcar provisiones, papel higiénico y en lo posible, desinfectantes. Sería injusto no admitir que hubo un cierto grado de paranoia –con razón- sobre lo que se avecinaba. La palabra cuarentena solamente había aparecido en películas de terror o de crisis sanitarias, pero la realidad suele muchas veces sobrepasar la ficción. Muchos ya se iban haciendo idea de lo que se venía, siguiendo en medios lo que pasaba en China y sobre todo en Europa. Había que estar preparado.

La preocupación de muchos fue el alcohol en gel. Los ciudadanos recorrían farmacia por farmacia, supermercado por supermercado y, quiosco por quiosco, en búsqueda de un poco del desinfectante.

Lo que vino luego, durante el primer día de cuarentena estricta, sí es salido de un film. Calles desiertas, policías por todos lados, gente cubriéndose los rostros como podía, ya que las mascarillas aún no estaban del todo implementadas. La distancia social marcó el rumbo de la sociedad por meses y la gente se tuvo que encerrar en sus casas para ver por las noticias de manera diaria como era la evolución de la curva de contagios.

Salir al supermercado era recorrer calles desiertas, cruzarse con trabajadores esenciales y poco más. La gente miraba a sus pares con desconfianza, como si la sola mirada fuera ya contagiosa. Los chicos se vieron obligados a asistir a clases a través de internet. Ahí quedó al descubierto la brecha digital, con alumnos que no tenían acceso a dispositivos o a conexiones dignas. Muchos tenían que compartir ambas con sus hermanos.

Y a diferencia de las películas, en esta ocasión el héroe no fue el individuo, sino el colectivo: los recolectores, los trabajadores de la salud, quienes atendieron comercios y todas aquellas personas que fueron denominada esenciales, quienes, a pesar de tener un peligro latente en el exterior, continuaron con la diaria para quienes tenían que quedarse en casa.

Las calles del centro deshabitadas.

Los primeros casos

El primer caso positivo en Santa Cruz fue confirmado el 17 de marzo, antes del decreto de la cuarentena. Se localizó en la villa turística de El Calafate. Se trató de un turista francés que había llegado a Calafate y que fue aislado de manera inmediata. Luego, con el correr de los días, el contagio se fue extendiendo. El segundo caso fue el de la trabajadora de San Julián, quien fue acosada y señalada en su momento, claro signo de ignorancia y falta de empatía. En Río Gallegos, el primer caso se detectó el 3 de abril. Una mujer fue traslada al Hospital Regional desde el paraje Las Horquetas. Un grupo de personas tuvo que quedar puesta en cuarentena en ese lugar, clausurando el espacio para su entrada o salida.