Relatos de vida

“Con la fuerza para seguir adelante”

Así lo afirmó al Multimedio Tiempo, Marta Navarro, dueña de la Despensa “Don José”, seguramente una de las más antiguas del barrio “Belgrano Viejo”, quien nos relató la historia de su comercio y donde no faltó hasta una anécdota que traspasó las fronteras de Santa Cruz.

  • 26/07/2020 • 09:32
Marta Navarro al frente de Don José.
Marta Navarro al frente de Don José.

Hoy, en estas líneas, TiempoSur dedica un espacio para contar la historia de Marta Navarro, quien junto a su esposo José Calisto, forjaron una historia hace más de 40 años, en el barrio “Belgrano Viejo”, cuando decidieron abrir la Despensa “Don José” en calle Chaco 381, un almacén que hoy sigue en pie, y tal vez sea uno de los más antiguos de ese sector de nuestra comunidad.

Marta, hoy con sus 79 años, recibió al móvil del Multimedio Tiempo, con todos los cuidados por la situación epidemiológica que transita nuestra ciudad, y durante la charla nos contó cómo fue que nació su comercio, cómo creció, y donde no faltó una anécdota que ocurrió allá por el año 1998, y que podríamos decir que fue para ellos, su familia y para los vecinos de Río Gallegos, una “Sorpresa y Media”.

Y así comenzó el diálogo con Marta, quien en un principio nos comentó que “todo fue idea de mi esposo José que quiso poner un negocio, para probar la suerte, allá en el año 1978”.

En este sentido, le consultamos cómo era la situación en ese momento en la ciudad, hace exactamente 42 años. A lo que Marta nos contestó “la situación al decir verdad, era como ahora, todo igual, no voy a decir que era bueno, no había mucha diferencia” y precisó que “en ese entonces, había un quiosco cerca de acá llamado “El gordito”, se podría decir que era el único negocio que había acá en el barrio, los demás estaban alejados de la zona, había uno cerca de la esquina, pero al tiempo cerraron”.

“Él (por su esposo José) era el único que compraba en ese quiosco el Gordito, allí hacía las compras y decía que era chiquito. Yo nunca iba a comprar, las compras las hacía él o los chicos. Entonces vino un día y a lo mejor siempre tenía ese pensamiento de hacer un negocio, de emprender algo, y así que decidimos juntos comenzar con el negocio”.

¿Cómo surge el nombre?

“En un principio él quería ponerle las iniciales de nuestros hijos, (Norma Noemí Calisto y Luis Osvaldo Calisto) no sé qué nombre era, medio raro todo, entonces yo le digo no, la despensa la voy a poner a nombre tuyo, que se llame la despensa “DON JOSÉ”, relató Marta.

Y continuó: “Para ese entonces mis hijos eran chicos y ellos al enterarse de la situación se pusieron contentos y enseguida nos dijeron de ayudar a atender. Al principio sí atendían de vez en cuando, pero no mucho debido a la época, sino porque los chicos no podían trabajar, eran chicos.

Ahora que quedé viuda, mi hija se vino a vivir conmigo y me hacen el acompañamiento, somos 4 en la casa, mi hija, mi yerno y mi nieta.

En un principio la despensa tenía muy poquito, era variado de cosas, pero muy poca cantidad, el espacio físico era chico para ese entonces. Después, agregamos un poco más de espacio porque lo que fue la despensa se nos hizo chica. Vendíamos de todo un poco, apenas abrimos el negocio empezamos, la gente enseguida vino a comprar.

El negocio siempre se mantuvo en pie” aseguró Marta.

Y en este sentido, le consultamos cómo se hace para mantener un comercio tantos años, a lo que nos respondió: “Creo que hay que saberlo administrar. A veces pasa que mucha gente que tiene negocio, a lo mejor tiene unos pesos, en vez de invertir en el negocio, compra otras cosas y ahí es donde se funde y no dan los números y falla. Nosotros siempre apuntamos al crecimiento del negocio, a mejorarlo, con lo poco que teníamos, ir ampliando y que no se pierda”.

¿Pandemia 2020?

Hoy ante la situación que vive la ciudad, le preguntamos a Marta si les ha afectado. “Hay que tener muchos cuidados esta semana donde está la pandemia más brava. Parecía que se había calmado, creíamos que no iba a pasar nada pero ahora volvió otra vez, entonces decidí atender directamente por las rejas, tocan el timbre y ahí atiendo entre medio de las rejas porque hay gente que viene a comprar y respeta el protocolo pero hay otros que no se gastan ni siquiera en traer el barbijo, uno si le dice algo se enojan, así que para evitar contagios y preocupación, dijimos vamos a atender desde la reja y más yo por la edad que tengo. Entonces uno trata de cuidarse no solo por mí sino también por mi familia. Uno trata de cuidarse en todo y no vaya a ser que por tener abierto el negocio, nos pase algo, uno no sabe si están enfermos o no.

Mi protocolo para adentro es la división con un nylon, así uno no esté en contacto directo con el cliente, el uso del alcohol en gel, para protegernos tanto nosotros como los clientes. Hay que cuidarse porque uno nunca sabe.

¿Quién está más activo en el negocio ahora?

“Mi hija está prácticamente todo el día ahora en el negocio, mi yerno Raúl y mi nieta Naiara también atiende y ayuda con el negocio de la despensa. Mi hijo también viene de vez en cuando y ayuda a atender.

Mi hija me deja a cargo de la cocina y los vecinos siempre cada vez que vienen y no me ven en la atención preguntan por mí, tenemos clientes de muchos años”, contó con una sonrisa.

El apoyo de la clientela

En otra parte de la entrevista, le preguntamos a Marta sobre su clientela: “Por ejemplo, tengo clientes de años que les doy crédito desde que abrí la despensa, imagínate, son gente muy cumplidora, gente muy buena. Siempre mi clientela fue muy buena, por supuesto que con los años perdí algunos vecinos que también eran clientes míos”, detalló.

ANÉCDOTA

Más adelante, Marta nos contó una situación que ella junto a José vivieron allá por el año 1998. “En el ‘98 cuando salió un concurso, se me vino algo a la cabeza y me dije ‘pucha, voy a participar de este concurso’.

Todo por televisión, “Sorpresa y media”, un programa de todos los domingos que yo lo miraba siempre y entonces decidí hacerlo. Era algo así, vino un repartidor del vino Termidor. Nos ponían siempre carteles de concurso o premios en la pared, entonces le pregunté cómo se hacía eso y me explicó: Usted lo que tiene que hacer es cortar el frente de la caja de vino Termidor; así que yo, con mi santa paciencia, agarré cada cajita y le recortaba el frente; no sé si junté aproximadamente 10 cartas o más, no recuerdo bien; y las mandé a mi nombre, y bueno a probar la suerte. No va que salgo sorteada y lo más lindo que ese día no miré el programa, la que lo vio fue mi cuñada y me llamó por teléfono para contarme sobre lo ocurrido, y era a la noche, así que me habían llamado posterior a esto para verificar la información muy tarde por la noche. Y mi cuñada me dice: Marta vos saliste favorecida, saliste sorteada, mandaste una carta y salió tu nombre. Fue una alegría, quedaron con que me iban a llamar y sí, me llamaron como a las once de la noche tarde, para verificarlo.

Tuvimos que preparar todos los papeles necesarios para el viaje a Francia, pasaportes y muchos trámites que tuvimos que hacer, todo el archivo guardado de la experiencia.

Fue un viaje especial para viajar a Francia y ver el mundial de Francia. Fue muy linda experiencia, la cancha, la gente. Uno lo ve por televisión cuando la gente hace las olas y sí, así era. La sensación de pasar a ver la gente de la tribuna a estar en ese lugar, era así tal cual.

Fueron unos días muy lindos, con mi esposo la pasamos muy bien, mientras tanto la despensa quedó cerrada en ese tiempo debido a que mis hijos trabajaban. Al regresar nuestros vecinos nos recibieron mucho más contentos que nosotros. Esa carta que gané era un metegol humano, yo tuve que hacer de arquera y tuve que llevar no sé cuántos jugadores. Todo pagado, mi hijo hizo el equipo; fue mi hijo, mi sobrino, después unos conocidos. Nos tocó con un equipo de Buenos Aires, no sabés los nervios porque yo estaba muy nerviosa. Todo lo tenemos registrado en un DVD; y de vez en cuando vuelvo a ver las imágenes del viaje a Francia.

Imaginate lo que fue, porque uno no sabía hablar ni inglés, ni francés, así que imaginate lo que fue esa experiencia. Nunca pensé que iba a tener esa suerte”.

Finalmente, Marta se refirió a la continuidad de su comercio. “Mientras se pueda uno va seguir adelante, ya estamos acostumbrados a esto, son muchos años. Uno a veces es esclavo de esto en parte, porque hay que estar, pero como digo yo, la gente se entretiene con lo que le gusta hacer, mientras que tengamos salud y fuerza seguiremos adelante”.