Debate

La discusión feminista de nunca acabar: la prostitución en Santa Cruz

Las dos posturas dicotómicas que reavivan una discusión que nunca llegó a su fin dentro de quienes buscan la libertad y ampliación de derechos de mujeres y diversidades, reconocen que en la provincia hay intercambio económico por actividad sexual. TiempoSur dialogó con activistas que consideran que la prostitución es un trabajo y referentes que opinan que es explotación.

17/02/2020 • 11:01

A fines de enero la cantante Jimena Barón publicitó su nueva canción titulada “Puta” utilizando una estética casi idéntica a los papeles de colores que se usan en las grandes urbes como oferta de servicios sexuales. La figura pública a nivel nacional volvió a poner en discusión una problemática que presenta distintas perspectivas desde tiempos bíblicos, la “del oficio” más antiguo de mundo.

Los posicionamientos estatales al respecto en la provincia, se volvieron a poner en agenda el año pasado, cuando un comerciante de Puerto Deseado realizó declaraciones sobre la apertura de prostíbulos “necesarios para la actividad portuaria”. El intendente reelecto, Gustavo González, expresó en Tiempo FM que no comparte su posición. Algunas capacitaciones policiales después, parece seguir siendo un diálogo territorial y desde las bases, sobre todo desde los feminismos.

Si bien Argentina está vigente la Ley 26.364 de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas, hay perspectivas de género que consideran que quienes ejercen la prostitución no encuadran en esta legislación.

Uno de los pocos puntos de encuentro entre quienes consideran que hay que abolir la prostitución y quienes desean reglamentarla, es que, en Santa Cruz se intercambia sexo por dinero de todas maneras.

No se puede desconocer la historia, en julio de este año se cumplen once años del cierre de Las Casitas de Río Gallegos, uno de los barrios prostibularios más

grandes del país. Las causas judiciales alrededor del barrio rojo, que nunca volvió a abrir sus puertas, continúan sin resolverse y los servicios sexuales siguen ofreciéndose de otras maneras. Argentina fue reglamentarista hasta 1936 y hoy, las dos posturas a favor de las mujeres, consideran que las legislaciones no son suficientes.

La prostitución como explotación. La mayoría de los partidos de izquierda en la capital santacruceña se consideran abolicionistas. El Partido Obrero se ha posicionado de esta manera públicamente en reiteradas ocasiones mediante el Plenario de Trabajadoras, al igual que Las Rojas, la agrupación de mujeres del Nuevo Más. Paula Nauto, parte de este

Último, expresó a TiempoSur que su posición socialista y feminista es contra toda opresión: “Asociamos prostitución con trata porque las mujeres que desaparecen lo hacen

para el comercio y la explotación sexual” explicó, aclarando que es una problemática mundial, que atraviesa a mujeres, identidades trans e infancias.

La referente de Las Rojas considera que la prostitución es todo lo contrario a la libertad sexual que anhelan conseguir desde el espacio político. “Otra persona paga por hacer absolutamente todo con tu cuerpo, vejaciones, humillaciones”, precisó en cuanto a su perspectiva Paula integra una organización que a nivel

País ha cobijado a mujeres que han podido salir de las redes de trata y hoy están en contra del sistema prostituyente. “No queremos ningún putero o proxeneta que esclavice a cambio de dinero, comida o refugio” denunció Nauto.

“El estado es proxeneta” declaró la feminista, que considera que sin la “colaboración del estado no se podría ejercer este sistema de explotación”. Desde su perspectiva se sostiene con coimas policiales, sobornos a funcionarios y dinero ilegal entregado en las fronteras que se traduce como complicidad. “El estado no ataca este problema porque no le conviene económicamente que se desmantelen las redes de trata” expresó. Paula Nauto considera dialogar sobre abolicionismo como una forma de militar a favor de

las mujeres.

La prostitución como trabajo. Como docente universitaria, presidenta de CONMUJER y un doctorando en comunicación que aborda la prostitución en Río Gallegos, Romina Behrens, también milita a favor de las mujeres. La licenciada considera que se vende o informa como un binarismo de modelo reglamentarista o abolicionista y en realidad

hay otros. “El modelo laboral que defiende AMMAR (Asociación de Mujeres Meretrices de Argentina) busca que el estado reconozca el trabajo sexual como trabajo para tener derechos”, explicó.

“Cuando salí en público a expresar mis ideas fundamentadas en una investigación científica me cuestionaron mucho y desde distintos lugares el debate se puede poner más violento” lamentó la investigadora. Desde su perspectiva, la razón

feminista se centra en que nadie le puede decir a otra persona qué hacer con su cuerpo. “Si queremos erradicar la prostitución también los tenemos que hacer con los trabajos de explotación laboral feminizada, hay un sin fin de trabajos para mujeres pobres” precisó Behrens.

Ingresos blanqueados, obra social y jubilación, son los derechos que hacen de un trabajo, uno digno y los que, considera Romina, merecen las prostitutas. La

Presidenta de Consejo Municipal de las Mujeres considera que el escenario local, desde el cierre de las casitas, los allanamientos y las ordenanzas que han derogado los cabarets han logrado que desaparezcan los espacios, pero no la actividad. “Los lugares son clandestinos y las mujeres han buscado estrategias como departamentos privados compartidos con compañeras y ofertas de servicios sexuales por internet”, comentó.

Behrens considera que en este contexto se confunden términos y que trata, no es lo mismo que prostitución y que dicho error abre nuevas discusiones en torno a la moral y la sexualidad. “Hay un montón de talleres clandestinos destinados a la industria textil y nadie piensa en hacerla desaparecer. Hay un problema con lo sexual. El intercambio económico puede ser el mismo, pero las condiciones, la obligación no” explicó. También expresó que las modalidades de prostitución son muchas y a mayor legalidad, mayor seguridad.

Qué pasó después. En el escenario político nacional se llevó a cabo un encuentro el 14 de febrero que puede ser el inicio de un cambio de paradigma. Victoria Donda, titular del Instituto Nacional Contra la Discriminación, Xenofobia y Racismo a nivel nacional se reunió con Georgina Orellano, secretaria general de AMMAR. La “puta feminista”, twitteó que fue un día histórico para el movimiento de trabajadoras sexuales porque se plantearon estrategias para la derogación de los códigos contravencionales vigentes en 17 provincias.

En la Patagonia, Jimena Barón no podrá participar del aniversario 119 de Comodoro Rivadavia, show que había confirmado hace meses, debido a “la violencia que recibió en sus redes sociales”, expresó a través de las mismas. En la capital de Santa Cruz, organizaciones feministas reafirmaron su posicionamiento, pero espacios de gen sureño como La Grupa o Araucarias, todavía discuten hacia

adentro sobre una problemática con muchas aristas, que sigue hacia adentro del movimiento, en muchos casos, con más preguntas que respuestas y la necesidad de políticas públicas claras y posicionadas.

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