Río Gallegos

“Kiosco Damián”, 25 años con la misma esencia

Kiosco Damián” es un comercio dedicado al rubro kiosco como tal, que busca siempre sacar de apuros al vecino que está alejado del centro y que le urge algo en particular. El pasado martes Pedro, propietario del mismo, brindaba por sus 25 años sin interrupción agradeciendo a sus clientes por seguir eligiéndolo luego de casi tres generaciones.

01/10/2020 • 12:53

En la recorrida que realiza el móvil del Multimedio Tiempo, se encuentra en esta ocasión con la historia del kiosco “Damián” y el relato de vida de un hombre de 62 años, Pedro Danterrer, quien en épocas muy tristes y a punto de abandonar un sueño decidió darle vuelta a la historia y construir un kiosco donde hoy yacen muchas anécdotas y se guarda el cariño de muchos clientes que hoy son amigos y parte de la historia del kiosco Damián.

 

El principio:

Pedro comienza con la historia de su llegada a Río Gallegos quien estaba alejado totalmente de lo signifique atender un kiosko. “A Río Gallegos me trae Tienda la Patagonia, a los tres meses empecé a jugar en Boxing, como yo de joven jugaba allá en Buenos Aires me llamaron para venir a jugar, netamente por el deporte, hacer fútbol y a trabajar principalmente, me dieron la oportunidad de hacerlo y salimos campeones en esos años ‘86 y ‘87.

Luego de eso pasaron 4 años y me convertí en gerente de “Hacer deportes”, una vieja casa de deportes, estuve cuatro años; en eso formamos con Julio Beker, un grupo de 7 negocios, me fui de ahí directo a Tsoneka, otros cuatro años de trabajar allí y finalmente quedo sin trabajo.

Ese año, 1995, me pasó de todo, perdí mi trabajo y algo muy triste, falleció una de mis hijas, recuerdo que pasé por el cementerio para despedirla, ya no quería vivir en Gallegos, quería volver a Buenos Aires, mi lugar, donde nací y cuando volvía de allí pasé por frente del Hospital Regional que en su momento recién se estaban armando las columnas del hospital, y no sé por qué, las cosas de la vida, se me cruzó por la cabeza la necesidad de comprarme algo para comer, algo instantáneo, una golosina por así decirlo, en mi cabeza dibujaba un kiosco en frente del hospital hacia el futuro, y pensar “bueno, estoy sin trabajo hacía dos meses, sin encontrar nada, es el momento”; me fui a Municipalidad y en ese tiempo estaba un amigo mío, “Pirincho” Roquel, y le dije que me dé la posibilidad si podía de poner un kiosco frente al hospital, así surgió la idea y me la aprobaron. Imaginate que no había nada, daba vueltas por todos lados, dos cuadras para allá, otra para allá y pensé que se iba a necesitar un kiosco, yo ya venía de ver todo eso en Buenos Aires, debe funcionar, así empecé, tenía unos ahorros y todo lo invertí acá, con 900 pesos empecé el kiosco”.

29 de septiembre de 1995:

“El día de la inauguración de mi kiosco lo encuentro al padre Juan, que venía a dar una oración a una persona al hospital, al salir de allí lo llamo, y le dije si no me podía bautizar el kiosco, él se asombró y me dijo que sí automáticamente. Eran las  8 de la mañana, bautizando el kiosco con el padre Juan, rezando en la puerta y el tirándole agua bendita; me quedó muy grabada y lo recuerdo con mucho cariño, yo creo que está bendecido, creer en la fe de seguir adelante. Ese día también se me salió la locura de adentro de iniciar un kiosco a lo grande, ese día que yo abro el kiosco se me dio la idea de inaugurar regalando un helado a cada chico que venía, pedí aproximadamente heladitos de 25 centavos, habré pedido unas 5 o 6 cajas que venían alrededor de 500 helados, yo con anticipación empezaba a hacer propaganda de boca en boca avisando que iba a regalar helados, llega el día de la inauguración, me vinieron montón de chicos, un colegio entero de la Escuela 39, una cola que no te imaginás, yo les di todo a los chicos, tuve que llamar al heladero y pedirle otras 5 cajas, todos los pibes esperando a su helado. Todo ese día se dio solo, las cosas surgieron muy buenas, no fue tan difícil en ese sentido”.

 

 

Primeros pasos:

Continúa el relato contando cómo fue sobre la marcha el conseguir la mercadería para el kiosco. “Uno cuando hace las cosas bien en la vida… Tenía amigos que trabajaban con las distribuidoras, cigarros, golosinas, etc. ellos me ayudaron muchos años en mis inicios, Robles con la línea Marlboro, otro amigo, Muñoz con distribuidora Copacho, repartidores que me dejaban en los fines de semana lo que más se vendía, después Fernández de Capipe, donde me dio un “respaldarazo” muy grande para poder crecer. Así pasaron años de todo, porque pasamos 25 años, hemos pasado crisis como todas las personas, 2001, 2009, pandemia y seguimos creciendo, seguimos apostando a la comunidad, yo me siento como apéndice para el hospital, porque acá vienen los médicos, enfermeras, la gente que viene a visitarme, la gente en común que pasa que viene, clientes más allá de estos 25 años, muchísima gente y cada vez se suman más”.

Kiosco Damián, qué significa:

“Surge porque las necesidades de ese entonces de golpear puertas para trabajar y las condiciones que me daban no eran buenas económicamente, opté por abrir una puerta por sí solo, un kiosco. El nombre Damián es por el nombre de mi hijo, se me fueron dos hijos y Damián es médico, gracias a Dios pudo estudiar, el kiosco le dio todo lo que hoy es, un profesional de diagnóstico por imagen, especialista y me llena plenamente de orgullo.

La mayoría de los chicos antes cuando decíamos “el papá del doctor, no era un quiosquero, un almacenero, era de mucho sacrificio detrás de todo eso”, quizás sea el fruto de la democracia que fue que pudo salir, él vivió todo el tiempo en democracia, entonces démosle el fruto a eso, que pudo estudiar, que pudo llegar, pero también mucho vale en el chico, nosotros le mandábamos lo mínimo, no podíamos sacar tanta plata para darle para que el goce una vida holgada, así surgió, con sacrificio”.

 

 

¿25 Años con la misma esencia del kiosco?

“Yo creo que la gente es parte de eso, la gente que te sigue, que viene siempre, el cliente fiel.
La tecnología es un parámetro también que llama al cliente, internet, televisión, agua, gas, tiene la caja registradora que tiene para varios años más, son pocos los kioscos que tienen esta caja, débito con posnet inalámbrico, también fue un plus para aquellos vecinos que se les es más fácil pagar de esa forma y no tienen interés. Siempre apuesto al kiosco para mejorar y no por mí sino por mis clientes, lo que busquen, lo van a tener”.

 

Cambios:

“Los primeros años era un cliente constante que venía mucho, ya hacia finales de 2001 el movimiento volvió a lo habitual porque nos recuperamos enseguida. Hemos pasado un sofocón gigante, pero enfocándome en el cliente es fantástico, generaciones que vienen y me sorprenden con familias conformadas, jóvenes que son padres y sus hijos eligen comprar en este lugar, me llena de orgullo seguir trabajando de lo que me gusta.
Este kiosco dentro de todo siempre funcionó bien, 25 años que no me pesan, me llenaron de satisfacciones, no puedo pedirle otra cosa. Quiero agradecer a los vecinos y a los clientes que siempre estuvieron ahí para el kiosco, es ese el cariño que uno se lleva, las bocinas, los saludos, la buena educación de la otra persona”.

 

Cómo ves el kiosco en unos años:

“Yo lo quiero mejorar al kiosco, el modelo, hay muchos kioscos muy buenos actualmente, pero el problema económico que cada día uno quiere juntar un poco de dinero, para mejorarlo, se complica y te hace perder un poco la esperanza, no se puede.

Imagínate yo debería hacer una inversión de al menos veinte mil, veinticinco mil dólares, solamente para poder mejorar estos dos por ocho metros cuadrados, también hay que ver si la Municipalidad no me pone trabas para hacerlo, otro drama, los kioscos próximos al mío tuvieron que ser modificados para menor tamaño”.

 

2001:

“Ese año para mí tiene mucho significado, mi hijo termina el secundario y tiene que ir a estudiar, yo tenía dinero aparte, guardado para que mi hijo vaya a estudiar a Córdoba, y como estaba el corralito, se quedó guardado ese dinero y no se pudo ir a Córdoba, encontramos las posibilidades de que vaya a Buenos Aires por UBA 21 para entrar en la facultad, vos imagínate él emprendía con 17 años la facultad y el dinero que tenía que salir de acá, más los que nosotros le dábamos para alquilar el departamento; los chicos de acá no tienen ningún apoyo, vuelvo al tema del desfasaje grande, en el tema de los pibes que estudian, yo he golpeado puertas para que alguien me ayude, no con plata, uno quiere que le alquilen un departamento, que salgan de garante para que uno pueda pagar un departamento en Buenos Aires, pedí ayuda incluso a sociales que llegó pero mucho después de que uno se lleve al hombro los problemas y salga adelante por su cuenta, algo muy difícil, por eso el 2001 fue para desaparecer, fue una crisis que se la recuperó con sacrificio, apoyándonos entre todos sin aflojar y finalmente lo que quería que era mandar a estudiar a mi hijo con la ayuda de mis hermanos se pudo y próximamente continuar en la UBA”.

 

2020:

“No, esto es peor, porque acá está en juego la salud, yo creo que ningún ser humano sin salud puede trabajar; después viene lo demás, viene el trabajo, viene la ganancia, la inversión, pero si vos no tenés salud para estar acá atrás de este negocio, no vas a poder hacer nada, lo que le digo a amigos, a gente conocida y no sé, tenemos mucha gente que está mal, espero a Dios y la virgen que lo ayuden y podamos salir de todo esto, yo lo veo con un retroceso de varios años, por más que a uno le vaya bien o le puede perjudicar económicamente, que no es la misma ganancia que vos tuviste en los anteriores ahora vos no sabés si ganás o perdés, hay una incertidumbre constante, porque vos vas a comprar y tenés de hace más de 4 años un aumento de centavos que al final se siente en el bolsillo y vos ahí caés en cuenta de todo lo que te afecta en esta etapa, fijate que en el último aumento del cigarrillo, yo no lo aumenté, lo congelé, yo traté de mantenerme con el precio igual y seguir luchando con los mismos precios.
Es un control diario de la mercadería, es duro porque antes la mercadería me quedaba en una semana vendía todo, ahora puedo a llegar a superar las dos semanas, económicamente 2020 es perjudicial para todos y sobre todo los kioscos. Estamos muy limitados, no trabajo fiambres, bebidas alcohólicas, carnes, lácteos, etc.
Mi mensaje para todos mis compañeros del rubro es que se cuiden, es lo primordial, y segundo que sigan invirtiendo en los tiempos que nos dejan desde Municipio trabajar, tratar de que cuando el cliente llegue, esté bien atendido y se vaya con algo, en eso apuesto, que cuando mi cliente llegue al kiosco se vaya con lo que venía a buscar, hay comerciantes que la van a pasar mal, algunos bien, pero hay que aguantarse, pensar en positivo, estar tranquilos para que las cosas surjan de la mejor manera. No es fácil trabajar con una pandemia, se han ido amigos, conocidos y es triste. Tratamos de sobrevivir, es duro y van a haber muchos compañeros del rubro que no van a poder aguantar esta crisis, yo tengo que abrir porque tengo mercadería, si uno no abre se echa a perder”.

 

La anécdota del camión:

Muchas historias para elegir, pero Pedro entre risas con solo una palabra “Camión” comenzó su anécdota.

“Hace unos 7 años aproximadamente, hubo un camión en Río Gallegos que hizo un desastre por todas las calles, chocó muchos vehículos, yo andaba en la calle en esos momentos en Capipe, salgo y veo un primer choque sobre Mariano Moreno y Fagnano, doy la vuelta para el kiosco y el camión había agarrado por Buenos Aires, entró por 25 en contramano, mi señora en esos momentos estaba atendiendo a una cliente, viene ese camión, lo que comenta mi señora, ven que se les viene encima del kiosco, ellas al ver eso, se tiraron hacia el suelo, pasó de largo, raspando, que casi termina en una tragedia, al llegar al lugar, había un señor grande que me llama rápido para decirme si era propietario del kiosco, le digo que sí y me pregunta: “Este kiosco está bautizado, pibe?” Sí, lo bauticé y me explicó todo lo que había visto y que prácticamente fue un milagro que esté intacto el kiosco, fue un día muy raro”.

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