Día del periodista

El nexo entre los que necesitan y los que pueden

Ese es el rol que ocupa el periodismo en tiempos de crisis, fomentando y promoviendo la solidaridad de quienes le pueden dar una mano a los que piden ayuda a gritos ante una pandemia que hace estragos en todo el mundo. Una cualidad para destacar un día como hoy.

07/06/2020 • 15:42

Fernando Tornau - Periodista TiempoSur

"La pandemia ha puesto al desnudo la solidaridad, pero también la situación difícil de muchos hermanos", indicó en plena pandemia el obispo de Santa Cruz y Tierra del Fuego, Jorge García Cuerva.

Y vaya si tiene razón, porque la pandemia trajo consigo situaciones extremadamente complicadas y totalmente inesperadas a comienzos de este mismo año.

El mundo entero se vio obligado a enfrentar un virus desconocido, peligroso y fulminante contra el que todavía no hay vacuna y los problemas que se generaron en la salud encontraron como principal estrategia para combatirlos la decisión de “quedarse en casa”.

Sin embargo, a partir de esa decisión también aparecieron los problemas económicos que para muchos no estaban en los planes y para otros tantos se magnificaron, haciendo la situación insostenible.

Y allí también apareció el momento de ayudar. Ese momento en el que salen a florecer las mejores cualidades de los vecinos que pueden y tienen con qué “dar una mano” a los que tan mal la están pasando.

 

El rol del periodismo

En ese contexto, y con un mundo totalmente globalizado y atravesado por las nuevas tecnologías, surge la necesidad del periodismo para lograr el objetivo de ayudar cumpliendo varios pasos en el camino.

El primero de ellos es acercase, conocer y preocuparse por la situación de los que viven momentos y situaciones que los llevan a pedir ayuda a gritos.

Es que si no existiera el periodismo y los medios, seguramente muchos de esos gritos no se escucharían o sólo serían advertidos por un sector de la comunidad.
Sin embargo, la posibilidad de ir, observar, escuchar y relatar, ofrecer una posibilidad mucho mejor de poder avanzar en una solución.

Y ese es el primer paso que medios de todo el mundo han logrado conseguir dar, siempre con un fin común.
Con empatía, con actitud y con solidaridad, es ese mismo periodismo, tantas veces criticado, el mismo que luego se encargó de contar una y mil historias a lo largo y ancho del planeta, acercando canales de comunicación para que todo sea más fácil y esas almas caritativas pudieran multiplicarse para que las historias de tristeza tengan en algún punto un capítulo de esperanza, casi como si fuera un oasis en el desierto.

Juntos somos más

Está claro. El periodismo es el nexo entre los que necesitan y los que pueden. Y en ese trayecto, tan largo como “del dicho al hecho” también hay un trabajo de difundir, insistir y promover las buenas acciones que terminan con finales felices.

La cuarentena en Santa Cruz ha tenido, por suerte, varias de esas historias en las que hubo trabajo en equipo entre el periodismo, juntas vecinales, agrupaciones y la comunidad que sabe reaccionar cuando hace falta.

Está claro que no es sólo un camino de rosas y que también están quienes en lugar de colaborar ayudan en gran parte a dar un paso para atrás, pero son los menos. Esos que forman parte de una historia que no es la que hoy queremos contar.

Por lo contrario, con la creciente ayuda de las redes sociales y los “buenos intencionados” de siempre, atrás de un micrófono o con un teclado a mano, los responsables de informar siempre estuvieron. Siempre están.

Y ese trabajo solidario, que forma parte inobjetable del periodismo actual, también tiene una fase final, que no es otra que mostrar que tanta solidaridad siempre, pero siempre, vale la pena.

Nadie dice que es fácil y nadie dice tampoco que para colaborar o ayudar hacen falta miles de pesos.

Quienes promueven la solidaridad son quienes cuentan y recuerdan que la suma de poco también hace mucho y en ese aspecto vale destacar a los que ayudaron y ayudan con mucho y con poco, pero siempre ayudan.

Y ese es el rol fundamental del periodismo. El de mostrar que no todo está perdido. Que hasta las peores pandemias se pueden afrontar siempre y cuando todo lo que pueda hacer el Estado está también acompañado de miles de personas que se despiertan cada día con la intención de ayudar al que más lo necesita.

Y mientras esa gente exista, podemos seguir dándole gracias a la vida.

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