8M

Mujeres de otra lucha: Las hermanas sean unidas

Las cuatro hermanas de Marcela Chocobar nunca dejaron de pedir justicia por el crimen de odio perpetrado en septiembre del 2015. Una de ellas, Judith, contó a TS-Digital como viven estas fechas: el 8M, NiUnaMenos, la estigmatización social, los sueños de su hermana y el pedido incesante de esclarecimiento de su muerte.        

07/03/2019 • 13:51

El 8 de Marzo se reconoce en la lucha de mujeres por mejoras laborales, pero si quisiéramos resumirlo en pocas palabras,  sería en la propia lucha de la mujer. Por su la equidad en lo laboral, económico, político y social, en todos los eslabones que la propia democracia manifestaba en su régimen. Pero, a lo largo de los años, entendieron que ningún derecho podía obtenerse si no era con la propia lucha, con la demanda inclaudicable.

Eso mismo les sucedió a las hermanas de Marcela Chocobar, la mujer trans de 26 años desaparecida y asesinada el 6 de septiembre del 2015 en Río Gallegos. No tardaron en salir a pedir por su hermana, entendiendo que su situación la puso en peligro. Ese pedido de aparición con vida que derivó en el reclamo de justicia por su muerte las llevó a levantar sus propias banderas, en un lazo firme con agrupaciones de mujeres y LGBTI.         

Hoy ese pedido se hace presente en la historia de Marcela y de sus mujeres, sus hermanas. Hablamos con Judith Chocobar y esto nos contó.   

TS- Digital: ¿Cómo las encuentra estas fechas como el 8 de Marzo?

Judith: "Participé en el NiUnaMenos hace tres años, en 2015, fui voluntaria. Nunca pensé que iba a seguir transitando estas marchas y que me tocara personalmente, siempre mire de afuera. La marcha se hizo propia, veo cada caso y voluntariamente me sale ir a acompañar a quienes lo necesiten. Como el caso de Jorge Peña".

Para Judith es inevitable que comiencen a brotar las lágrimas al posarse en los recuerdos durante los más de tres años sin Marcela.  

"Me duele un montón y me conmueve, en estas fechas trato de ser fuerte pero no se puede, porque no podemos ir a llorar tranquilas ni descansar -remarca- uno la viene peleando como si uno mendigara justicia. Nosotros solo pedimos que se aclare, tan solo eso, queremos encontrar los restos de mi hermana y darle una sepultura como corresponde".

Para ella y sus hermanas, el dolor por Marcela y su reclamo las ubicó frente a una sociedad que las marca y revictimiza muchas veces.

"Nos duele esto, que nuestro nombre sea juzgado, que la sociedad te juzgue por tu apellido", al contar que alguna vez un hombre les dijo que a ellas les tenían que pasar lo que les está pasando.  

"Ahora nosotras somos ´Las Chocobar´, nosotras nunca pedimos estar en este lugar, ni nunca pensamos estar en este lugar -advierte con pesar- te duele porque somos nosotras las que somos juzgadas, aparte de la estigmatización que sufrió mi hermana. Nos juzgan siendo que somos mujeres trabajadoras que pedimos justicia por nuestra hermana".  Y, como lo ha solicitado también en las calles, subraya: "Lo único que pedimos es la verdad".

TS- Digital: ¿Crees que el hecho de haber sido una mujer trans fue un condicionante para su muerte?

Judith: "Hay un odio tremendo contra las chicas. Yo trato de inculcar que no sea así y se ve reflejado. Sigue el odio contra todas las chicas, escuchas y ves cada cosa que decís como pueden pensar así. No solo es contra la mujer trans, sino también contra la mujer en sí".  

Allí, hace un alto y recuerda cómo apoyó y acompañó a Marcela desde sus primeros años.

"Acompañe a mi hermana de muy chica y allá en el norte era lo mismo. Por eso la cuidé, la protegí, la llevaba a mi casa, la acompañaba y nunca la dejé sola- y reflexiona- Me duele que esto nos haya pasado acá porque siempre tratamos de cuidarla".  

Judith rememora aquel tiempo cuando adquirió su DNI como sus "mejores años".

"Estaba feliz, estaba contenta y disfrutaba de su laburo, asistía a cumpleaños y era muy sociable. Hasta bailaba en una comparsa, estaba muy contenta con todo lo que estaba logrando".  

El apoyo de su las hermanas Chocobar se hizo sentir en cada paso que dio Marcela.

"Tenía una felicidad ingenua, siempre la tratamos de cuidar ante esa ingenuidad", indica con padecer Judith, entendiendo que que no les dijo algo más y se guardó muchas cosas que podrían hoy revelar la relación con quienes le quitaron la vida.

Autopercibirse

Judith cuenta que Marcela venía trabajando muy bien en una empresa de limpieza y, tiempo después, decidió "meterse" como trabajadora sexual. Un ambiente que describe con muchos peligros y vicios: "Ellas quedan vulnerables a la droga, al alcohol, a las condiciones de la calle, es terrible las condiciones a las que se someten las chicas".  

Por eso,  Judith muestra su enojo hacia el sindicato que nuclea a las trabajadoras sexuales del país: "repudio al sindicato AMMAR porque duele que si una compañera muere, reflejen el apoyo y solo den las condolencias. Ese sindicato refuerza a los violentos y a los fiolos que pagan para tener este servicio", resalta con indignación.  

En otro tramo de la entrevista, expone su malestar por el "Estado ausente", siendo que "hay muchas chicas que siguen siendo trabajadoras sexuales y son chiccas que piden un trabajo, salir de la noche y de la inseguridad".

"Es un círculo muy vicioso ser trabajadora sexual, te entrega todo y a la vez nada, entonces tratar de que ello ya termine -explica Judith- No me gustaría ver chicas trabajadoras sexuales en Gallegos, porque se lo que pasó con mi hermana y se cómo se manejan".  

TS- Digital: ¿Cómo cambió a las hermanas lo que sucedió con Marcela y ese reflejo en cada marcha que se realiza en las calles?

Judith: "Nosotras somos muy solidarias, no es en agrupaciones, pero si conocemos a alguien estamos presentes y nos cambio muchísimo nuestra realidad. Pasan cosas buenas en abrir la mente de darse cuenta que somos víctimas de la justicia y acompañar", expresa.  

"Ver a muchas chicas vulnerables y un aprende de esto, de la vida que nos tocó y de las organizaciones que nos acompañan y nos alientan. Gran parte de esta lucha es de estas mujeres que conformaron esto. Muchas chicas que nos acompañaron cuando buscábamos a nuestra hermana hoy están presentes y es el reflejo de nosotras hacia ellas".

Judith subraya que toda la ciudad se ha revolucionado desde 2015 en adelante, en cuanto a los casos que piden justicia y eso es el reflejo de la solidaridad de la gente.

"Estamos en la lucha de la justicia, nosotras que venimos peleándola -enfatiza- trato de ser fuerte, pero no soy fuerte, pero trato de serlo porque ella lo hubiera hecho por mí y por cualquiera".

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