Básquet Nacional

El único secreto es entrenar y no bajar jamás los brazos

Martín Leiva (41 años, 2.10, 23 temporadas como profesional) y Nicolás Paletta (33 años, 1.80 y referente celeste de la era Richotti y Bianchelli) estuvieron en nuestra capital santacruceña liderando desde el juego el proyecto riojano en la competencia más prestigiosa de Latinoamérica, en este caso el club Riachuelo. Se hicieron un tiempo para charlar de todo; vigencia, cuidados de su cuerpo, disciplina y la mentalidad para mantenerse muchos años en la elite.

  • 10/11/2021 • 11:30
Martín Leiva y Nicolás Paletta en diálogo con TiempoSur.
Martín Leiva y Nicolás Paletta en diálogo con TiempoSur.


La participación de Hispano en la Liga Nacional nos trae permanentemente historias de superación y constancia que son una bajada positiva para nuestros jóvenes.  Más allá del espectáculo de calidad, quizás ese sea el punto de inflexión de tamaña gesta; dar a conocer los valores del deporte en toda su extensión.

Martín Leiva (41 años, 2.10, 23 temporadas como profesional) y Nicolás Paletta (33 años, 1.80 y referente celeste de la era Richotti y Bianchelli) estuvieron en nuestra capital santacruceña liderando desde el juego el proyecto riojano en la competencia más prestigiosa de Latinoamérica, en este caso el club Riachuelo. Se hicieron un tiempo para charlar de todo; vigencia, cuidados de su cuerpo, disciplina y la mentalidad para mantenerse muchos años en la elite.

 

Nicolás Paletta jugó tres temporadas en Hispano Americano. No aparenta ni cerca las tres décadas y tercio que porta el DNI y además, este trotamundos del básquetbol oriundo la de la capital universal de la actividad (luego de Indiana, el génesis, en ningún otro punto del globo el entendimiento del deporte de la naranja es tan fuerte como en Bahía Blanca), todavía mantiene la ilusión de jugar en el exterior. Se ha vuelto un fijo en la Liga A (¿Brasil?, ¿Egipto?), consolidado como base titular de equipos con aspiraciones medias dispuestos a competir. Son las 10.30 de la mañana, acaba de desayunar en el entrepiso del Hotel Patagonia de ‘’su’’ Río Gallegos, y baja a atender a los cronistas de TiempoSur con la misma sonrisa y espíritu afable con los que va a recibir una ovación conmovedora en la presentación 20.55 con un Juan Bautista Rocha a pleno: ‘’dejé cosas muy lindas en el club, y la ciudad me dio mucho a mi carrera y a mi consolidación. Fueron años en los cuales armamos equipos interesantes, mantuvimos la plaza y fuimos competitivos. Estoy agradecido de que me permitieron poner mi granito de arena y ser parte de una gran familia. En estos últimos años, donde pasé por Comunicaciones y ahora Riachuelo, no tengo muy en claro el por qué no volví a jugar en el club, pero entiendo que es parte de este negocio y esta actividad. En los años que me quedan a pleno, no descarto de ninguna manera volver a vestir esta camiseta’’.

Paletta recibe el saludo del enviado de prensa del Hispano, Leo Abrahan, y nos cuenta que ‘’Riachuelo es un proyecto nuevo, que pasó de estar hace tres años en el torneo local y que hoy está jugando contra Boca, San Lorenzo. Es una locura linda de los dirigentes que se animaron a un proyecto que movilice a la provincia. Tenemos el mejor estadio del país lejos, el Superdomo, donde metimos nueve mil personas en el debut. Está todo dado para hacer las cosas bien, fui el primero en arreglar y después llegaron Eric, Martín, Espinoza, Gerlero, Sánchez, lo cual nos da una plataforma de crecimiento importante. El plantel es de calidad y ahora estamos transformando esta linda banda en un equipo que gane más de lo que pierda’’. De su paso por Hispano, cierra con que ‘’siempre me hacen sentir que mi ciclo fue positivo, y por eso me renovaron dos veces. Hacer Liga desde el Sur no es fácil, la cuestión es reinventarse año a año y no perder el hambre de seguir. Es una competencia distinta, especialmente en el nivel de los americanos, pero Hispano siempre ha sabido acomodarse en un pelotón de expectativa, y eso también tiene que ver con que el que pasa por el club, lo hacen sentir uno más’’.

 

Martín Leiva mete miedo. Literal. Es inmenso, una mole de centímetros y músculos que se despliega al salir del ascensor, además las manos simulan guantes de pitcher de béisbol. Ha jugado más de 1800 partidos como profesional, con hits como el ciclo ganador de Peñarol (de Oveja Hernández), el de Boca (de Oveja Hernández) y, sí, la Selección Argentina, adivinaron, de Oveja Hernández, el técnico fetiche de su trayectoria. Es el último mohicano de una especie en desaparición, estirpe de gigantes que juegan de espaldas al aro, que tiran medio ganchos, no revolean triples a la carrera (aunque algún que otro triple con efectividad ha arrojado) y que afila los codos como un caballero de la Edad Media velando su armadura.

Ha ganado 6 Liga Nacionales. Se coronó en 6 competencias internacionales. Con la Selección, un oro olímpico y un Sudamericano. Había debutado en Primera División en 1997, hace 24 años, cuando el 70 por ciento de los jugadores actuales de la máxima categoría argentina no había nacido. NO HABÍAN NACIDO Y LEIVA YA LA VOLCABA.

Nos acercamos a preguntarle el secreto de su éxito, y previo a pasar a sus declaraciones, vamos con nuestra impresión: es un obsesivo del cuidado físico, al nivel estratosférico (salvando distancias) de Cristiano Ronaldo, con un régimen militar, alejado de tabaco y alcohol, naturalmente, pero de miles de horas en el gimnasio como estandarte. No tiene un gramo de grasa que no necesite en el cuerpo, no gasta energía a niveles de ni un ápice en nada que desgaste su enfoque: ‘’No tengo secretos ni grandes misterios. Vengo de una época donde se jugaba más lento, y la única opción que tenía, y tengo, es correr para no quedarme a trasmano de la jugada, los hombres altos no duramos demasiado en este negocio por las lesiones y el manejar el cuerpo, por eso puse mucho el acento en tener equilibrado mi cuerpo a lo largo de la carrera como jugador. Viví toda mi vida en el gimnasio, preparando mi cuerpo, tratando de tener un balance entre el tren superior (tiene unos brazos importantes) y el inferior. Tuve una seria lesión de rodilla a los 21 años en un Mundial Juvenil realizado en Japón allá por 2001, y de la recuperación salí otra persona. Algunos ni me reconocían. Además, el motor principal es la pasión, me sigue gustando competir, el desafío, como en este caso esta aventura riojana a la cual me trajo mi amigo Eric Flor’’.

Hoy pesa 117 kilos, y es el único centro natural de la franquicia riojana. El que desgasta cortinando y cayendo a la pintura, que con su humanidad bloquea y continúa contra los Fernández, Reyes y Gómez del perímetro celeste. Contra el brasilero Everton, el uruguayo Ducasse y los jóvenes Ledesma y Peralta, el duelo es de gigante a gigante, con el local rotando dotación y un Leiva que va a la guerra con el mismo ahínco del debut allá por 1997 en Ferro Carril Oeste.

‘’El único secreto es entrenar, ser constante y no bajar los brazos. Cuando me preguntan siempre digo lo mismo, si entrenás y no te enamorás de las excusas, el básquet va a darte una oportunidad’’.

¿Riachuelo en la vida de Leiva? ‘’La Rioja es el equipo que más insistió, que particularmente me hizo sentir su interés. Esperemos que de este rejunte de nombres consolidemos un equipo. Tenemos tiradores, tenemos material para luchar’’. Con 41 años y contando, no quiere ni escuchar la palabra retiro. No piensa en donde retirarse, pero si pudiese elegir, siente ‘’muy fuerte la pasión de Peñarol y Boca, que marcaron mis mejores años. Físicamente me siento bien, de la cabeza me siento bien. Sigo disfrutando como cuando debuté, o a los 25 en Boca o a los 30 en Peñarol. Tengo muchos amigos en Mar del Plata, y un hijo marplatense, soy un mil rayitas más’’.