Y un día se jugó un Mundial

El ajedrez es un deporte que, en la ciudad, creció y mucho en el último tiempo. Contra todos los pronósticos, incluso también lo hizo durante el 2020. Un año en el que a las disciplinas deportivas les costó bastante. Mantenerse en pie de movida. De ahí para adelante, todo lo demás. Sin embargo, el ajedrez fue una de las actividades que se potenciaron durante la cuarentena. Quizás porque supo aggiornarse a los nuevos tiempos y encontró en la virtualidad una alternativa más que interesante.

Hoy el deporte ciencia volvió a lo que era antes de la pandemia. O con una mejor versión de sí mismo. Ahora, el juego presencial comparte tiempo con la acción en línea. Esta última permite duplicar la cantidad de participantes a un evento. Y también les da la posibilidad a todos no sólo de jugar contra grandes maestros sino también de hacerlo sin distinción de origen o sexo.

Hasta acá, lo único parecido era un Campeonato Mundial. Si hablamos de competencias intercontinentales hubo una vez que a Río Gallegos le tocó ser anfitrión de una máxima contienda. Fue en 1986. El que se disputó por aquel septiembre fue un certamen juvenil (Sub-16). Se trató de un evento irrepetible para el ajedrez, en particular, y para el deporte de la provincia, en general. Del mismo participaron representantes de treinta y tres países. En varones, el mejor fue Vladimir Akopian de la por entonces Unión Soviética. Por su parte, Katrin Aladjova de Bulgaria sobresalió entre las mujeres. La poste Maestra FIDE consiguió en este certamen 9.5 puntos sobre once posibles. La búlgara, de gran torneo, necesitó del desempate para poder alzar la copa. Superó en esa instancia a Ketevan Kakhiani (Bélgica). También se impuso, aunque por medio punto ya, a Judit Polgar (Hungría). El de ese año fue el segundo campeonato realizado en nuestro país. En 1981, el Mundial había hecho escala en Córdoba. Los que hicieron mucho para que este certamen se celebrase en nuestra ciudad fueron José Luis Pastorino, Presidente de la Federación Santacruceña, y Sergio Macagno. Este campeonato sirvió de espaldarazo para el deporte. Motor del pasado y presente de nuestro ajedrez.