Sociedad

Los primeros tres "chicles" de la historia fueron hallados cerca de Lago Puelo

La historia de Monte Verde, ubicado a 28 kilómetros de Puerto Montt y a 130 al oeste de la localidad de Lago Puelo, donde hace 18 mil años residía un grupo de hombres que caminaba hasta la meseta patagónica para cazar animales “de sangre caliente”.

  • 17/06/2019 • 09:02

"Están en el sitio arqueológico más importante de América”, asegura a modo de bienvenida Clara Vargas, experta en turismo y encargada de relatar a los visitantes la cultura de Monte Verde, ubicado a 28 km del centro de Puerto Montt y a 130 al oeste de Lago Puelo, donde hace 18 mil años residía un grupo de hombres que caminaba hasta la meseta patagónica para cazar animales “de sangre caliente”.

Huesos de sus presas, pisadas y fogatas dan testimonio de este lugar, cuyos orígenes se remontan al Pleistoceno Tardío. “Aquí estaba el campamento humano más antiguo del continente, con una datación de 18 mil años, donde convivieron unos 30 hombres, mujeres y niños. Hasta el momento han aparecido los fogones y diferente material lítico”, detalló la anfitriona.

Pero no es la única sorpresa: a pocos metros señala el sitio conocido como “Monte Verde II”, que data de unos 33 mil años y que “aún falta excavar para conocer mejor. Por ahora se han descubierto signos evidentes de la presencia del homo sapiens”, adelantó.

“Esto apareció de manera fortuita, cuando un campesino del sector, don Alberto Barría, transitaba por el estero Chichiguapi y se le atascó en la bota la muela de un gonfoterio. Pensó que era un palo raro y lo llevó a su casa. Al tiempo lo entregó al hijo de un amigo para que lo analizara en la universidad donde estudiaba. Allí se dieron cuenta que pertenecía a un animal extinto”, recordó.

Más tarde, las excavaciones que estuvieron a cargo de la Universidad Austral, con sede en Valdivia. Dieron, entre otros elementos rescatados, con “los primeros tres chicles de la historia”, que “los hacían con hojas de boldo mezcladas con un alga marina y lo utilizaban como medicina y alucinógeno. Uno de ellos conservó restos de sangre y ahora estamos esperando el resultado de análisis para saber de dónde viene el hombre monteverdino, si realmente vino de Asia y cruzó por el estrecho de Bering”, graficó la joven, quien es nativa del paraje y se capacitó en España.

Megafauna

Aquellos hombres “eran cazadores, el gonfoterio (muy parecido al elefante) era un animal de 3 metros de altura, al que perseguían arriando hacia los pantanos con pedazos de madera encendidos”, indicó Clara Vargas.

Restos de paleollama (guanaco), tigre dientes de sable, caballo americano y milodón (oso perezoso de 4 metros de altura) marcan que también se desplazaban grandes distancias hacia el este (probablemente hasta la estepa patagónica argentina) para capturarlos. Además, eran recolectores de frutos silvestres de la zona, como el calafate, cauchao y maqui.

“Aquí en Monte Verde también está el registro de la papa más antigua del mundo. Son 11 especies silvestres que las juntaban en el bosque”, señaló la guía.

Restos humanos

Una cuerda con nudos que sostenía las estacas de una choza de 18 metros de largo, piedras con forma de herramientas, huesos de animales y hasta una pisada que parece ser de un adolescente, son datos evidentes de los ancestros en el sitio. Se suman restos vegetales comestibles y medicinales que, en su conjunto, dan pistas de lo que fue la cultura monteverdina a partir del trabajo realizado por el arqueólogo estadounidense Tom Dillehay. “No sabemos todavía cómo fue el poblamiento de América, pero hubo varias rutas. Lo más probable, es que fuera por la costa”, remarcó.

Un cambio radical

Por casi 70 años, por consenso científico, se consideró que la cultura Clovis fue la primera en habitar América. Se remonta entre 12.910 a 12.710 años antes del presente y se asentó en Norteamérica. Era una prueba concreta del poblamiento humano tardío, desde Asia por el estrecho de Bering, hasta que el descubrimiento de Monte Verde, en 1977, cambió todo.

Los nuevos hallazgos (39 objetos de piedra y 12 pequeñas fogatas asociadas a huesos y vegetales) muestran que “la gente se movía mucho y estaba adaptada a una planicie muy fría, a pesar de que pasaban por el sitio en verano”, resaltó Dillehay.

En la actualidad, el gobierno chileno gestiona ante Naciones Unidas para que el sitio arqueológico de Monte Verde sea reconocido como Patrimonio de la Humanidad, buscando proteger mejor el lugar.

El parque arqueológico puede ser visitado durante todo el año. La entrada cuesta 3000 pesos chilenos (unos 200 argentinos), incluyendo al guía. Hay que inscribirse vía facebook en “Vive la prehistoria Monte Verde”.

Desde la Plaza de Armas de Puerto Montt hasta Monte Verde hay 28 km, tomando por la Ruta 5 sur que lleva hacia Chiloé. La indicación dice que hay que entrar 8 km por un camino de ripio en buen estado.

Frente al sitio arqueológico, en la propiedad de su familia, junto a un arroyo y entre plantas de la selva valdiviana, Clara Vargas es parte de un proyecto que levantó una réplica de aquella cultura, donde sobresalen los toldos armados con cueros vacunos, que se pintaron con ocre natural. Se trata de los fogones y resguardos similares a los que usaron los primeros humanos asentados en América. “Queremos que los turistas vengan a conocer el lugar de las excavaciones y visitar el parque”, invita. (Diario Jornada)

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