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Al ritmo de la crisis en Brasil, la devaluación del real no cede

Tras la presentación del primer presupuesto deficitario, alcanzó la mayor cotización frente al dólar en 13 años

  • 03/09/2015 • 09:03

RÍO DE JANEIRO.- Frente al impacto negativo que tuvo la presentación al Congreso brasileño de un proyecto de presupuesto para 2016 con déficit, Dilma Rousseff aclaró ayer que el gobierno continuará buscando maneras para resolver el problema, incluso con la creación de nuevos impuestos. Pero el compromiso de la presidenta no pudo evitar una nueva jornada de fuerte alza del dólar, que, en un reflejo de los temores fiscales, cerró a 3,759 reales, su mayor cotización en 13 años.
 
Después de varias idas y venidas, entre las que se rechazó la reintroducción de un impuesto al cheque resistido por el sector empresarial, anteayer el equipo económico de Dilma envió al Congreso su proyecto de ley presupuestaria para el próximo año. Por primera vez en la historia del país, prevé un déficit de 30.500 millones de reales (8115 millones de dólares), es decir, el 0,5% del Producto Bruto Interno (PBI). El gobierno defendió el cálculo como "realista" y señaló que el monto al descubierto podría superarse si el Congreso modificase algunos gastos obligatorios, a lo que se opone el principal aliado del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fuerza que detenta las presidencias de ambas cámaras legislativas.
 
La decisión no fue bien recibida ni por el Congreso ni por los analistas del mercado, que indicaron que ahora es más probable que Brasil pierda su grado de inversión en las agencias calificadoras de riesgo internacional y se profundice la recesión prevista para este año y el próximo.
 
"Estamos siendo transparentes y mostrando, claramente, que hay un problema. Pero no escaparemos de nuestras responsabilidades de proponer la solución al problema. No estamos transfiriendo la responsabilidad para nadie, siempre será nuestra", señaló ayer Dilma.
 
La presidenta resaltó que el gobierno enviará complementos a la ley presupuestaria para intentar cubrir el hueco causado en gran parte por la caída en la recaudación y el aumento de la inflación, y no descartó que establezca nuevos impuestos, incluso el polémico tributo al cheque.
 
"No me gusta el impuesto al cheque, creo que tiene sus complicaciones. Pero no estoy apartando la necesidad de fuentes de ingresos. Quiero dejar eso en claro por si después surge la hipótesis de que consideremos esa fuente", apuntó a los periodistas, que la asediaron con preguntas luego de una ceremonia en el Palacio del Planalto.
 
Aunque los presidentes de ambas cámaras legislativas resaltaron que no está en sus planes devolver el proyecto de ley presupuestaria -como quisieran los partidos de la oposición-, aclararon que debe ser el gobierno quien encuentre formas para solucionar el agujero fiscal.
 
"El gobierno no cabe más en el PBI brasileño y necesita reevaluar todos sus programas y darles una prioridad real a aquellos que deben ser mantenidos", señaló el líder del Senado, Renan Calheiros, en referencia a la firme defensa que había hecho el ministro de Planificación, Nelson Barbosa, del mantenimiento de los planes sociales.
 
En tanto, el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, llamó al gobierno a cortar más gastos y mejorar el ambiente de negocios para aumentar sus ingresos. Jaqueada por la caída en el precio internacional de las materias primas, la inflación doméstica y el escándalo de corrupción en Petrobras, la economía brasileña se contraería este año un 2%.
 
La recesión podría llegar a ser más profunda -con la consecuente pérdida de empleos, que es lo que más preocupa al gobierno- si Brasil pierde el grado de inversión en las calificadoras de riesgo, un escenario cada vez más cercano. Ante esa posibilidad, el real continuó ayer su fuerte depreciación en relación con el dólar con una caída del 1,95%, y lleva una devaluación del 41% en este año. La moneda estadounidense cerró el día con una cotización de 3,759 reales, su mayor valor desde diciembre de 2002, cuando los mercados temían por la llegada al poder del izquierdista PT, de la mano de Luiz Inacio Lula da Silva.
 
El propio Lula ayer reconoció la gravedad de la situación económico-política, en medio de pedidos de impeachment a Dilma por el escándalo del petrolão. "El momento que estamos viviendo es muy delicado, delicadísimo. Es el momento de la irracionalidad emocional de la sociedad brasileña", dijo.
 
UN EMPRESARIO VINCULA AL PT CON EL PETROLÃO
 
Un empresario procesado por el escándalo en la estatal brasileña Petrobras insistió ayer en que directivos de esa empresa le dijeron que debía donar al Partido de los Trabajadores (PT), de la presidenta Dilma Rousseff, parte del dinero obtenido con ese esquema de corrupción.
Augusto Ribeiro de Mendonça, de la empresa Toyo Setal, ratificó ayer esa afirmación durante un careo al que fue sometido junto al ex tesorero del PT João Vaccari y el ex director de Servicios de la petrolera Renato Duque, promovido por una comisión parlamentaria que investiga el caso.
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