Policiales

Este mes será el juicio por el cruento asesinato de Lucas Moussou

El joven empresario fue asesinado con saña luego de descubrir el rostro de los ladrones que habían ingresado a su casa. Los criminales trabajaban para Moussou, también quisieron ultimar a su esposa y la beba que resguardó en brazos. El móvil fue el robo, el homicidio un intento de ocultarlo.

  • 01/09/2015 • 07:00

Según información a la que tuvo acceso TiempoSur, la Cámara Criminal de la Primera Circunscripción, presidida por el juez Joaquín Alejandro Cabral llevará adelante este mes el debate oral y público contra Luis L, Pablo B y Ana Gabriela Q.

 

Sobre los sujetos pesa el procesamiento del juez Alberto Albornoz como autores penalmente responsables del delito de “robo doblemente agravado por el uso de arma blanca y de arma de fuego; por portación de arma de guerra y homicidio doblemente agravado por alevosía y criminis causa (matarlo para ocultar el robo). Al tiempo que sobre la mujer recayó la medida de prisión preventiva por considerarla penalmente responsable del delito de “encubrimiento agravado”.

 

El violento crimen tuvo lugar en la madrugada del 3 de abril del año pasado, cuando Lucas y su mujer, Vanina Martínez, se encontraban durmiendo en su vivienda de calle Puerto Deseado de Río Turbio, a escasos metros de su beba de diez meses.

 

Minutos antes de las 02:30 comenzaría la pesadilla. Dos sujetos encapuchados con sombrías capuchas caseras, hechas con fundas de cabeceras de vehículos estaban parados frente a ellos, apuntándolos con un revólver calibre 38 y blandiendo un cuchillo de carnicero, exigiendo “la plata” aunque con un particular acento, una tonada conocida, un timbre de vos particular en uno de ellos.

 

Moussou entregó el dinero. Fueron más de 20 mil pesos que tenía en la casa y que pudo localizar maniatado y en medio de golpes que se fueron dando desde la habitación hasta la planta baja. Vanina, quedó en la habitación con el bebé en brazos.

 

Por alguna razón los asesinos creían que en la casa había una caja fuerte. El dato parecía lo único que no cuajaba en el plan que desde hacía días venían pergeñando con la ayuda de una mujer.

 

Con la idea de seguir buscando, encerraron a la pareja y la criatura en el baño. Pablo quedó en la puerta para que no se les ocurriera salir y Luis volvió abajo para buscar a fondo la presunta caja fuerte.

 

En un impulso irrefrenable como definitivo, Moussou firmó su sentencia de muerte al increpar al verdugo parado en la puerta del baño. Tras forcejear unos momentos, éste le asestó varios puntazos, hasta que en un descuido, la víctima logra arrebatarle el improvisado pasamontañas.

 

Verle el rostro fue el fin. Pablo era el albañil que había trabajado en la ampliación de su casa, un obrero en apariencia común y corriente proveniente del norte del país, que además se desempeñaba como uno de los playeros de la estación de servicio del pueblo junto a Luis y de la que la víctima era propietario.

 

La lucha siguió en la habitación y Leiva se sumió a ellos para ultimar a Moussou de varios disparos, no sin antes correr la misma suerte que su criminal compañero: quedar con la cara descubierta en uno de los tantos manotazos que el empresario dio para preservar su vida. Mientras uno disparaba, el otro apuñalaba a Moussou.

 

Vanina logra escapar, forcejeando también con uno de los delincuentes que le asesta un golpe en el rostro y el otro busca cortarle el cuello. Aun en ese traspié, logra zafarse y huir de la casa para meterse en lo de una vecina. Moussou yacía sin vida junto a las dos pseudo capuchas de cuerina.

 

Lucas murió de un shock hipovolémico producido por una hemorragia intratoráxica. Tenía más de diez puntazos y al menos cuatro disparos. Hubo saña. No sólo había que darle muerte, sino que la alevosía con la que lo atacaron pareció una suerte de venganza por haberlos dejado con el rostro al descubierto.

 

A 24 horas del crimen, la policía ya había detenido a los asesinos gracias a que se desplegó un operativo cerrojo en salidas nacionales y pasos internacionales junto a Gendarmería Nacional y otras fuerzas.

 

El robo fue absolutamente planificado. Policía halló fuera de la casa algunos guantes con los que los delincuentes no habrían querido dejar huellas en su ingreso por la parte posterior de la casa.

El móvil, sin duda fue el robo y al ser descubiertos, la forma que encontraron de ocultar ese fin fue el asesinato a sangre fría.