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LALCEC se interesó por el Centro de Medicina Nuclear con 70 % de avance en Río Gallegos

A todo ritmo se encuentra en construcción el Centro de Medicina Nuclear en Río Gallegos, con plazos adelantados pese al invierno y la falta de encofrados especiales. Susana Portela, la titular de LALCEC la recorrió con responsables de la empresa Chimen Aike, y celebró el diagnóstico y tratamiento locales, que evitarán el desarraigo.

  • 30/08/2015 • 07:00

La presidente de la filial Río Gallegos de la Liga Argentina de Lucha contra el Cáncer (LALCEC), Susana Portela recorrió ayer la obra del Centro de Medicina Nuclear y Radioterapia que, con un presupuesto de $ 314.618.000, en el marco del Plan Nacional de Medicina Nuclear, impulsa el Estado Nacional a través de los ministerios de Planificación y Salud y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), y construye en Río Gallegos la empresa Chimen Aike.

El proyecto implica la construcción de un edificio de 3500 metros cuadrados, que será equipado con tecnología de punta para el diagnóstico y tratamiento de Enfermedades Crónicas No Transmisibles (ECNT), como el cáncer y enfermedades cardiovasculares y endocrinológicas, entre otras.

Portela se mostró gratamente sorprendida por el avance de la construcción de un edificio “que va a solucionar tantos problemas a la comunidad”, dijo en el sector de la Avenida Gregores y Piloto Lero Rivera donde se erige la obra diseñada por el INVAP S.E. con sede en San Carlos de Bariloche.

La dirigente explicó que para LALCEC, que trabaja en prevención, “tener este centro será como tocar el cielo con las manos, porque el desarraigo del paciente de cáncer que tiene que irse a otra localidad, a hacerse tratamiento, con la depresión que eso conlleva, tener en su lugar un centro de tratamiento es una cosa increíble”.

Según informó, desde los años ’90 LALCEC y otras organizaciones ideaban esta posibilidad, habiendo incluso contactado al INVAP, aunque los costos eran imposibles de asumir, tal es así que dijo, cuando se crea el CABIN de Medicina Nuclear en Comodoro Rivadavia, se unieron todas las organizaciones no gubernamentales y el Estado para que fuera posible.

Portela celebró que por su capacidad, este Centro de Medicina Nuclear podrá canalizar la demanda de tratamiento en la región, no obstante evaluó que “aunque fuera un solo habitante que podamos salvar con un tratamiento local, ya está bien invertido el dinero”.

Estando en tu lugar es más fácil curarte”, remarcó, por el desarraigo que evitará. Asimismo destacó que la mano de obra sea local, que la empresa sea Chimen Aike y que el ingeniero jefe sea el ingeniero Alejandro Croppi, de nuestra ciudad.

A todo ritmo. La obra edilicia avanza rápidamente, “un tiempo más que acelerado”, definió el empresario Rubén Aranda, pasado el invierno que “maltrató”, pero superado, encuentra a la firma “en su plenitud laboral”.

Según informó, la obra está en un 70 % de avance, habiendo adelantado incluso los tiempos para su finalización en el mes de enero, “con el acompañamiento de los trabajadores del gremio de la construcción (UOCRA)”, que en esta etapa serán aproximadamente 75 operarios.

Admitió que como toda obra tiene su complejidad, siendo la más complicada la de los bunkers de hormigón, aseguró.

A su turno Croppi contó que “es justamente una obra masiva en hormigón, de aproximadamente 1800 metros cúbicos que logramos tirar en pleno invierno, armando con carpas, caloventores, servicios adicionales de grúa, para adelantar los plazos y todo salió muy bien”.

Explicó el ingeniero jefe que si bien no fue un invierno muy frío, fue de mucha lluvia, y más frío y heladas tardías en agosto, aunque afortunadamente ya saliendo del hormigonado, que totalizará 2100 metros cúbicos y en esta etapa está completando los sectores más difíciles, de pocos metros en forma de laberinto.

Croppi ilustró que todos los espesores se llaman blindajes que vienen calculados por el INVAP, con sectores de hasta 2 metros y medio de hormigón, garantizando que no salga la radiación, aunque también habrá equipamiento autoblindado, que no genera radiación.

Como dato anecdótico, el ingeniero jefe contó que como el país está en movimiento con este tipo de edificaciones, ante la falta de disponibilidad por la demanda de encofrados especiales, “a la vieja usanza de madera y palo” la empresa los tuvo que construir con la madera provista desde Tolhuin. Desde Tierra del Fuego acompañaron sacando en trineo la madera del bosque, y luego con camiones tirados por tractores hasta donde disminuía la nieve en la ruta.