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Lucha por la igualdad: cuando “la enfermedad de la ignorancia radica en el saber”

Los homosexuales y transexuales se diferencian entre sí, pero comparten un mismo problema, que es la discriminación, pero otro peor, la confesión. Con 16 años, entiende que la aceptación de la sociedad es una lucha que se gana con la educación, el saber y una única arma, la paz. Pide ayuda a los heterosexuales, siendo que “no puede haber guerra si no hay dos que ataquen”.  

  • 31/07/2015 • 07:00

Leandro, oriundo de El Calafate, tiene 16 años y ganó el Parlamento Federal Juvenil INADI, tras escribir un ensayo exponiendo cómo se sienten discriminados homosexuales y transexuales.

El mismo, lo conformó tras colectar testimonios de su entorno, de cómo la sociedad reprime esas conductas. Su idea fue plasmar lo que él percibe que sienten las personas que son homosexuales y todavía no lo confesaron, al igual que la dura convivencia que tienen, como así también la lucha que llevan por la igualdad.
Es por esto, que a continuación TiempoSur pone de manifiesto un resumen de este escrito que sin dudas deja un mensaje de reflexión a la sociedad y que busca concientizar a todos aquellos que discriminan.

Sentimientos que solo algunos sienten- En un comienzo, plantea distintas preguntas relacionadas a lo sentimental, con la intención de que los demás entiendan la situación que pasan, como por ejemplo: “¿Alguna vez se levantaron y sintieron una fea presión en el pecho que no era?”, “¿alguna vez se sintieron despreciados por la gente por el simple hecho de mostrarse a sí mismos como son en realidad?”.
Hasta el momento parecen interrogantes que no revelan nada detrás y así lo indicó Leandro en su escrito, pero él si tiene una respuesta, y “debo anunciarles la mala noticia de que hay gente que lidia con esto todos los días”.
En este sentido señaló que hay diversos tipos de discriminación, una de ellas la sexualidad de cada uno, en lo cual decide hacer hincapié, en “cómo progresan dos grupos muy afectados por la discriminación y éstos son los homosexuales y los transexuales”.

Diferentes pero el mismo problema- Leandro define ser homosexual a “alguien que siente atracción por otra persona de su mismo género. Así de simple, pero esta orientación causa confusión en la sociedad y esto repercute de manera discriminativa”.
En este sentido, aclaró que se suele confundir homosexuales con transexuales, y éstos “nacen con un género, pero no se consideran parte del género con el que han nacido, llegada cierta edad y con cierto nivel de determinación deciden cambiar completamente su sexo”.
A pesar de la diferencia “tienen los mismos problemas y de todos esos, hay uno que suele ser el más grande y difícil de superar: ´La confesión´”, a quienes “les cuesta asustan tanto las reacciones de sus allegados como también las repercusiones a futuro”, y “todo se puede venir abajo con la más mínima expresión de rechazo por parte de los receptores de la confesión”.
En este contexto, cita frases de jóvenes a los que mantiene en anonimato y que no se animan a confesar por temor, como por ejemplo una joven de 13 años, que dijo ”mi mamá se deja influenciar por sus amigas que son todas homofóbicas, si le digo me mata”.
Este relato para Leandro, quien ante todas sus cualidades y hobbies y “por sobre todo homosexual”, y tiene un solo propósito, el cual le ha prometido a sus amigos: “Luchar por nuestros derechos”.
El, se confesó a sus padres a los 12 años, pero un mes antes se confesó a un amigo.
Se considera de “lengua filosa y crítica” a la hora de “defender a las personas que son como yo”, le gusta plantearse problemas y pensarlos hasta hallarles una solución ética y así llegó a la conclusión de que “el verdadero problema tras la discriminación hacia la sociedad homosexual, se origina en la ignorancia general”.

Reflexión y solución- En un pasaje del ensayo, Leandro reflexionó que “la ignorancia de las sociedades actuales no son más que un burdo reflejo de una raíz compuesta por odio, nacida ya hace varios siglos atrás”, y expone que la ignorancia no existe, sino que “es carencia de conocimiento, al igual que el frío tampoco existe ya que éste es la ausencia del calor”.
De esta forma, entiende que si su teoría es correcta, “podríamos deducir simplemente que la cura a la enfermedad de la ignorancia radica en el saber”.
El joven entiende que se debe transmitir y erradicar un mensaje de igualdad, ya que “la naturalización es el proceso por el cual se trata de objetivar lo que corresponde de por sí a la subjetividad, tratando de imponer una percepción biologicista a fenómenos que son de características exclusivamente culturales”.
Para finalizar, Leandro manifiesta que “¡debemos empezar nuestra guerra ya!”, y cuentan con la mejor arma a favor, que “irónicamente es la paz”.
Como solución, comprende que “hoy hay que ser muy idiota como para creer que una mujer o un hombre negro, son de alguna manera inferiores al hombre blanco”, por lo tanto “es el derecho de todo orientador en materia de sexualidad, el enseñarles a sus alumnos que esas diferencias de gustos no los hacen inferiores o superiores”.
Finalmente, indicó que se los debe, “orientar a obtener lo que quieren por los medios indicados y de la manera más sana posible en lo que respecta a su sexualidad” y la “solución a todo será la buena educación”.
Leandro busca dejar un mensaje de paz que se debe difundir en todas las sociedades preparadas para comprender la aceptación de las orientaciones sexuales.
“No deben rendirse, por lejos que parezca la meta, deben recordar que cada día que luchamos es un paso que damos en este largo camino hacia la paz y aceptación”, narró en su ensayo.
Y por último señaló: “Si los demás heterosexuales empiezan a ver que hay heterosexuales apoyando la idea de la aceptación de estas sociedades, entonces también empezarán a cambiar de idea”.
“Hay un viejo refrán que dicta: ´No puede haber guerra si no hay dos que ataquen´.
La solución es la paz y el saber, avanzar y nunca darnos por vencidos, porque: EL MAÑANA ES HOY”, finalizó su interesante ensayo.