Argentina

Posadas: analizan infecciones en una sala de neonatología

Una beba prematura murió el jueves pasado, un día antes de la intervención del hospital; sospechan de insumos contaminados

  • 21/04/2015 • 00:00

Por Fabiola Czubaj  | LA NACION
La recuperación de la pequeña Mía, que había nacido con apenas 26 semanas de gestación, sorprendió a todos en neonatología del hospital Posadas. Se esforzaba tanto por aumentar de peso desde el 24 de enero pasado, que en la sala de recuperación nutricional, después de semanas en terapia, se admiraban por lo bien que había llegado a pesar 1,9 kg, después de nacer con 800 gramos. Pero el jueves pasado, a la madrugada, Mía murió. Al día siguiente, el Gobierno dispuso la intervención del hospital.
 
El lunes, dos días antes del ansiado alta que esperan recibir las familias de los prematuros, la pequeña comenzó con diarrea, como otros siete o nueve chicos internados en la misma sala, de acuerdo con los distintos testimonios que obtuvo LA NACION en el hospital. "Estuvo en terapia intensiva, luego en terapia intermedia. Y en la sala de engorde, a las dos semanas, empezó con diarrea y mucho moco. Y eran varios nenitos de la sala donde estaba ella y la de al lado, la salas dos y tres", contó ayer Julia, la mamá de Mía.
 
El martes y el miércoles de la semana pasada, la nena comenzó a decaer. "Lloraba como pidiéndome que la ayudara. Tenía dolores en la panza. De un día para el otro, bajó de peso, casi 200 gramos", agregó en diálogo con LA NACION. La doctora, según recordó, le dijo que podía ser por la leche que le estaban dando en el hospital. Entonces, decidieron cambiarle el producto por otra sin lactosa. "Entre los padres decíamos por qué, si es la leche, no la cambian. Eran como nueve nenitos que estaban mal. Algunos tenían diarrea cada dos minutos. Yo pensaba que, por suerte, a Mía no le había agarrado tan fuerte. Y tampoco entendíamos por qué no les ponían un suerito para que no se deshidrataran. Mi hija se deshidrató. Estaba débil y le dolía la panza, me decían. Lloraba y lloraba como pidiéndome ayuda. Le dieron paracetamol", detalló Julia.
 
Pero el cambio de la leche no ayudó. "Después me dijeron que era un virus que alguien había traído a la sala, pero me pareció raro porque yo me tenía que poner guantes y un trajecito azul para tocar a Mía -relató la mujer-. Y hasta el día de hoy no sé qué le pasó. Le cambiaron la leche y empeoró. Yo preguntaba cuándo iban a estar los cultivos que le habían mandado a hacer y lo único que me decían era «Mami, ya van a estar». Me gustaría que alguien me diera una respuesta. Mi hija la peleó un montón. Cuando no le daban vida, siguió y siguió luchándola y salió adelante. Estaba muy bien."
 
Recién entonces, Julia lloró. Lo hizo con el dolor más profundo e impotencia en la voz. Como pudo, se repuso y aceptó continuar. En la sala donde estaba Mía nunca había una enfermera de guardia, según recordó.
 
El jueves pasado, alrededor de las 20, la beba se descompensó. Julia le quiso cambiar el pañal y le notó la piel morada. Demasiado. Pidió ayuda. Una médica le explicó que "un bichito la estaba consumiendo", dijo. Le hicieron radiografías, ecografías y le comentaron a Julia que un cirujano vería a la nena. "Cuando fui a verla, tenía los piecitos morados y la panza hinchada. Los cirujanos pensaban que podrían ser los intestinos. Me hicieron firmar [una autorización] porque necesitaban hacerle una operación de urgencia. Una pequeña incisión para drenar el líquido en la panza porque no resistiría una cirugía."
 
Julia firmó los papeles y fue al baño. Cuando volvió para esperar que terminara la intervención, una doctora le dijo que Mía había tenido un paro cardíaco y que los cirujanos estaban tratando de reanimarla. La siguiente noticia, a las 2.30 de la madrugada, fue que la beba había fallecido. "Con el dolor que tuve, quise que descansara en paz. Todos saben en el hospital qué hicieron", dijo .
 
Cinco fuentes que conocieron los detalles del caso de Mía y el resto de los nenes internados coincidieron en que la única información que trascendió de los análisis de las muestras de las leches que se preparaban en el lactario para los bebés y los chicos de neonatología y pediatría contenían "150 unidades formadoras de colonia" con "cultivo polimicrobiano" en el caso de la leche para los prematuros y "50 unidades formadoras de colonia" para la leche maternizada de chicos más grandes. El análisis de la leche sin lactosa no reveló la presencia de gérmenes. Nadie pudo precisar de qué bacterias se trataban (cada germen, de acuerdo con su "eficiencia", necesita de una cantidad distinta de colonias para provocar enfermedad), ni si estaban presentes en la sangre y la materia fecal de los nenes.
 
VERSIONES CRUZADAS
 
Hasta anoche, las versiones dentro y fuera del hospital no eran demasiado claras. Todas coincidían en que los chicos que habían tenido diarrea estaban fuera de peligro, con asistencia respiratoria, excepto en un caso: un bebe prematuro que, como Mía, está en estado grave. Por el otro, que todos los cultivos habían dado negativo a las 48 horas, incluidos los análisis de las leches y los hisopados que les hicieron a todos los chiquitos de neonatología la semana pasada.
 
El Ministerio de Salud difundió ayer un comunicado luego de que LA NACION se comunicara por esta información. "La semana pasada, en el hospital Posadas, se detectó un episodio de infección intrahospitalaria en una de sus áreas cerradas, por lo que se procedió a aplicar el protocolo habitual para estos casos, que consiste en el aislamiento de la zona, el control estricto del paciente y la realización de cultivos de todos los sectores", explicó Nicolás Kreplak, secretario de Salud Comunitaria, a través del comunicado.
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