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La vida cotidiana ha sido notablemente atravesada por las marcas y los logos

Una investigación expone que las marcas han ocupado el lugar de la cultura y que los logos han tomado lugar principal en las prendas. Esto se percibe en los comercios de la ciudad, que exponen en sus vidrieras ropa con grandes logos de la marca, cartelería en los frentes y publicidad de fondo. A quienes utilizan dicha vestimenta, los denomina “portadores de marcas”.

  • 18/12/2014 • 00:00
El logo se ha convertido en la atracción principal. (Foto web)
El logo se ha convertido en la atracción principal. (Foto web)

Especialistas manifiestan que la sociedad se encuentra inmersa en la era del consumismo. Detalladamente, es refutado por Naomi Klein, una periodista e investigadora canadiense, en su libro “No Logo”. En éste pone de manifiesto cómo la vida cotidiana ha sido atravesada por las marcas y los logos, llegando a ocupar el lugar de la cultura.

Precisamente, en el capítulo tres, Klein relata cómo hasta principios de la década de los 70 las etiquetas con los logos de la ropa estaban por lo general ocultas a la vista, discretamente situadas bajo el cuello. Igualmente, destaca que, aunque aparecían pequeños emblemas del diseñador, se limitaban a campos de golf y de tenis de los ricos.

A partir de entonces, el jinete y el caimán, de dos marcas importantes, rompieron con ese esquema y salieron a la calle, siendo decisivos para que el logo pasara al exterior de las camisas. Esos logos cumplían la misma función que el acto de conservar la etiqueta de los precios en la ropa, de ese modo todo el mundo podía saber cuánto estaba dispuesto a pagar quien las llevaba.

Ya en los años 80 se unieron otras marcas importantes y el logo pasó a convertirse en un accesorio esencial de la moda, y fue aumentando su tamaño con el paso de los años.

 

Diversas estrategias- Esto se puede ver claramente en los comercios de Río Gallegos. Si uno recorre la avenida principal, podrá ver cómo las tiendas de ropa tienen en sus vidrieras indumentaria y calzados de primera línea, siendo lo que más sobresale, las marcas.

Tras observar las mismas, se pudo ver diferentes escenarios en las vidrieras, siendo que todas resaltaban el logo.

Por ejemplo, en una de ellas se puede ver diversos maniquíes, en los cuales uno a simple vista no observa la marca, pero al verlo detenidamente se observa colgada la etiqueta con el valor y a su lado sí, el nombre de la línea.

Por otro lado, otro de los comercios reconocidos de esta ciudad, presenta su vitrina dividida en sectores, habiendo una marca distinta en cada una de ellas. Además, en las prendas y los calzados, se puede distinguir la marca que es, ya que algunos calzados están arriba de su caja, la cual tiene el logo en gran tamaño, o la vestimenta posee el mismo en alguna parte de la prenda, siendo pequeño u ocupando todo el frente del mismo, como suele ser en los buzos o camperas deportivas.  

Y en otro de los casos, un local ubicado en una de las esquinas, se percibe antes de entrar una amplia cartelera con cada una de las marcas más importantes que comercializa. Al igual que en su extensa vidriera, exhibe sus productos.

Vale destacar también que en muchas de ella, quizás no se divise a primera vista su marca, pero de fondo se encuentran láminas con fotos de modelos vistiendo la ropa y un cartel grande del logo, siendo acompañado en algunas ocasiones por el slogan.

 

Portadores de marcas-Y si uno camina las calles, seguramente se encontrará con una gran cantidad de personas que en sus buzos, camperas, remeras, gorras, entre otras cosas, sobresale el logo de la marca, ya sea en su pecho o en la espalda.

Lo expuesto, según la autora del libro, comienza en los 90 y califica a las prendas de “portadoras de marcas”.

Finalmente, indica que el logo se convierte en el centro de todo lo que toca: “No es sólo un agregado ni una asociación de ideas, sino la atracción principal”, ya que las marcas se han convertido en patrocinadores de eventos culturales, de modo que ya no se trata de patrocinar la cultura, sino de ser la cultura misma. De este modo lo que antes consistía en vender cultura a un patrocinador a cambio de dinero ha sido reemplazado por la lógica de la “co-marca”, una asociación fluida entre personajes y marcas muy conocidos, como por ejemplo fue el caso Michael Jordan con una de las principales marcas del mundo.

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