Policiales

“Fui obligada a viajar a Río Gallegos donde hice pases y copas”

Así lo expresó María Alejandra Huerta, supuesta víctima de Trata. Además manifestó que trabajó en el local nocturno denominado: “Los cuatro ases”, ubicado en la manzana de las “casitas de tolerancia”. Cuando su pareja se cansó de ella la vendió a una proxeneta de está ciudad.

  • 21/03/2012 • 00:00
 “Trabajaba en ‘Los cuatro ases’ y en ese lugar ejercía la prostitución”, dijo Alejandra Huerta.
“Trabajaba en ‘Los cuatro ases’ y en ese lugar ejercía la prostitución”, dijo Alejandra Huerta.

“Me obligaron a viajar a Río Gallegos”,fueron las palabras de María Alejandra Huerta, que trabajó en las “casitas de tolerancia”.
Fue la primera testigo que abrió el debate que se reanudó ayer por la desaparición de Marita Verón, ocurrida en abril del 2002.
Antes de iniciar con la audiencia se vivió  un detalle particular cuando Medina
–imputada- ingresó al Tribunal y al ser abordada por la prensa insultó a los periodistas, ingresando rápidamente a la sala.

Relato de una testigo
En su relato Huerta contó que el 21 de julio de 2002 estaba en el cumpleaños de 15 de su prima, el que se realizó en Río Gallegos y fue ese mismo día que llegó a esta ciudad.
Siguió contando que esa tarde fue a la casa de su prima Daniela Milhein
–imputada- a quien conocía por intermedio de su hermana y su cuñado, como así también recordó que Milhein llegó con unas mujeres.
En su relato manifestó que Milhein pidió hablar con ella porque le quería cobrar una plata que le debía pero como estaban peleadas no quiso hablar con Milhein.
En este contexto, Huerta contó que supuestamente, “Milhein decía que le debía plata por un trato que hicieron para que ella trabaje en las casitas’ en Río Gallegos”.
Siguió manifestando: “Por el trabajo en Río Gallegos, por cada plaza que yo iba eran $ 500. Ese era el trato por hacerme los contactos”. Además sentenció que el dinero lo enviaba porque habíamos hecho el trato. No me obligaba a enviarle”.

“Me quisieron subir al auto”
En sus frases Huerta contó que el día que estaba en la fiesta de 15 años no quería salir, pero insistieron tanto que salió. “Luego en un momento Milhein me tomó del brazo, le dije que se vaya y bajaron del auto las chicas que andaban y me querían subir al coche”. En la resistencia que opuso Huerta para no subir contó: “Me rompió la blusa, el corpiño. Una de las mujeres era Marcela, la hermana de Milhein”.
Siguió relatando que Milhein le había propuesto ir a trabajar a una whiskería de Río Gallegos donde se hacen pases y copas.
En este contexto, Huerta explicó que copas era invitar copas y ganar un porcentaje de los tragos. En cuanto a los pases dijo que se pasaba a la habitación con los clientes y no tenía que mirarlos a la cara, no podía estar más de cinco minutos con cada uno y debía tratar de hacer mucha plata”.  
“Trabajaba en Los cuatro ases y en ese lugar ejercía la prostitución. Iba y volvía haciendo plaza el tiempo que yo quería quedarme”, siguió contando.

Otras chicas
“En el lugar había más chicas que iban a Río Gallegos que las enviaba Daniela Milhein. “Marisa, la dueña del boliche de Río Gallegos, nos dijo que al entrar a
Santa Cruz cayeron Aldo y Pablo Milhein”.
En ese momento una de las chicas que viajó era menor de edad y fue detenida junto a los hermanos de Milhein”, expresó.
También recordó: “Marisa viene un día y me dice que tenía que mandarle más plata a Daniela, porque ellos decían que estaban a cargo mío”.
Huerta la primera vez que viajó a Río Gallegos fue en junio de 2001 y volvió en septiembre del mismo año. Para luego regresar en febrero del 2002.

Adelantó
Tal como lo informó TiempoSur en su edición del martes, Huerta había sido vendida a Santa Cruz, información que consta en el expediente que señala que cuando Chenga –imputado- se cansó de Huerta la vendió a Santa Cruz a una proxeneta.  

“Mentir”
Cuando la joven estaba tanto en Río Gallegos como en La Rioja tenía que mentir: “Si me atrapaban, tenía que decir que era mayor de edad. Como era menor de edad, si venía la policía yo tenía que correr para atrás y tratar de escapar por un paredón”.
Así se expresó Alejandra Huerta en la primera parte del debate, y a las 18:00 se reanudó nuevamente la audiencia la que continuó con el relato,  quien contó como fue su calvario cuando estuvo en La Rioja.

Otro caso
A este caso se le suma el de Fátima Mansilla, joven que contó que fue abusada por un hombre que era dueño de una ex “casita de tolerancia”, TiempoSur realizó averiguaciones con respecto al acusado y se conoció que él nunca tuvo prostíbulos, sí los tuvieron en su momento sus hermanas. Otro dato que no es menor es que en ese año el acusado estaba cumpliendo una condena por la infracción a la Ley 23.737. En este contexto, los jueces le preguntaron a Garzón si conocía a Mansilla a lo que contestó: “Me suena, creo que trabajaba ahí, era morochita, de pelo largo y media gordita”. La joven siguió relatando que tanto Mansilla como otra joven “iban a trabajar de prostitutas en Río Gallegos por propuesta de Milhein”.
Mansilla fue raptada a la vuelta de su casa por Milhein y González en su auto, y “empastillada”. Al despertarse, en la habitación donde la habían encerrado estaba otra joven, a quien después reconoció como Marita Verón; volvería a verla meses después, en otra de las casas donde la tuvieron prisionera.
Durante los casi siete meses en que estuvo privada de la libertad, Fátima fue drogada y obligada a consumir cocaína y, en esas condiciones, prostituida por hombres que visitaban la casa. Con frecuencia, pasado el efecto de las inyecciones, se descubría desnuda y violada.
Según cuenta, uno de sus abusadores fue el dueño de uno de los burdeles” en el barrio prostibulario de Río Gallegos.
La resistencia de Fátima la hizo víctima de palizas. En una, habría participado Pablo Milhein -hermano de Daniela–, así como también de un ataque con perros. Afirma que Milhein la amenazó varias veces con que la iban a llevar a La Rioja con Rubén “La Chancha” Ale y la iban a matar. Su captora incluso intentó estrangularla, pero su propia madre consiguió que la soltara y la hizo escapar.

*Plaza: Esta palabra en la jerga del ambiente nocturno es un periodo de tiempo que oscila entre 15,20, 30 y 40 días, en la cual un proxeneta “alquila” una mujer u hombre a un tercero para que se prostituya para que genere dinero, pero esa persona que es “explotada” no ve nunca esa plata salvo gastos mínimos como: remedio y ropa.
Esa plata que genera la persona “explotada” la recibe la “madame” o el “fiolo” y es un contrato verbal delictivo que se usa cuando se ejerce la prostitucion. Pero no en todos los casos se da esta circunstancia.