Argentina

El ejemplo de Juani: tiene "huesos de cristal" y se recibió de contador a los 25 años

La enfermedad lo expone a constantes fracturas. El martes aprobó el último examen en Santa Fe.

  • 26/05/2017 • 08:29

Cuando nació Juani, los médicos les dijeron a sus padres que no había mucho para hacer. El bebé sufría una extraña enfermedad que no tiene cura y es conocida como "huesos de cristal". El solo hecho de levantar el brazo lo exponía a una fractura, por lo que tuvo que pasar seis meses metido en un moisés recubierto de algodón. Sus problemas de salud, lejos de resolverse, recién empezaban. Pero pese a las decenas de dificultades con las que se fue encontrando a lo largo de su vida, Juan Ignacio Peresón se sobrepuso a todo y el martes pasado, a los 25 años, terminó cumpliendo uno de sus sueños: se recibió de contador público en la Universidad Católica de Santa Fe.

El ejemplo de Juani: tiene "huesos de cristal" y se recibió de contador a los 25 años

Viajó 50 kilómetros hasta Reconquista para rendir sus últimos exámenes.

"Estoy feliz de por fin tener mi título. Recibí saludos de todo el mundo. En la calle, por Facebook, por todos lados", le dijo ayer Juani a Clarín desde su casa en Lanteri, un pueblo de 3 mil habitantes ubicado en el norte de la provincia de Santa Fe. "La última materia se llama Seminario de Investigación Científica. Había que hacer un trabajo y defenderlo en un oral. Por suerte me fue muy bien y los profesores me felicitaron", contó el joven, quien tuvo que viajar 50 kilómetros desde su localidad hasta la ciudad de Reconquista para rendir sus últimos exámenes. Ese esfuerzo, igual, no fue nada comparado a lo que tuvo que hacer durante su infancia y adolescencia. Es que Juani padece Osteogénesis Imperfecta (OI), un trastorno congénito que afecta la producción de colágeno –indispensable para la elasticidad a los huesos– y que sufre una de cada 20 mil personas en el mundo. La OI puede ser leve o grave y los síntomas son diferentes en cada paciente, pero el protagonista de la historia tiene el tipo II, el más severo.

El ejemplo de Juani: tiene "huesos de cristal" y se recibió de contador a los 25 años

Juani vive con sus padres y tiene tres hermanos.

"Me fracturaba hasta seis veces por año y tenía que viajar todos los meses a Buenos Aires para tratarme. Por suerte no me rompo nada desde julio de 2010, justo cuando empecé la facultad. Y si bien mi enfermedad no se cura, hace poco los médicos me dijeron que me podía considerar dado de alta", explicó Peresón, quien puede llevar una vida relativamente normal. Pese a tener que moverse en una silla de ruedas motorizada y necesitar un poco de ayuda de sus padres o hermanos para cumplir con tareas cotidianas como cambiarse la ropa o cepillarse los dientes, Juani trabaja como administrativo en un negocio de su pueblo y hasta sale de noche con sus amigos.

El ejemplo de Juani: tiene "huesos de cristal" y se recibió de contador a los 25 años

Con compañeros de facultad, amigos y familia.

¿Y la facultad? "Mi único inconveniente es que soy un poco más lento que los demás para escribir. A veces se me complicaba con los gráficos, la regla o la calculadora, porque tengo brazos cortos (NdR: baja estatura, articulaciones laxas y músculos débiles son otros de los síntomas de las personas con 'huesos de cristal'). Pero los profesores me daban un poco más de tiempo que al resto de mis compañeros en los exámenes, así que no tenía problemas", agregó el joven, que se define como un fanático de River y los deportes en general.

El ejemplo de Juani: tiene "huesos de cristal" y se recibió de contador a los 25 años

El joven se mueve en una silla de ruedas motorizada.

Con la tranquilidad del deber cumplido, Juani se enfoca ahora en su próximo objetivo, que es conseguir trabajo de contador. "Ojalá que salga algo en Reconquista. Me gusta vivir en Lanteri, pero la realidad es que acá no hay muchas posibilidades de seguir capacitándose en lo mío. Ahora tengo que empezar a buscar", adelantó. Su tarea más urgente, igual, es otra: "Todavía me estoy acomodando del desastre que me hicieron mis amigos, vecinos y familia en los festejos por haberme recibido. Me llenaron de huevos y harina y hasta me raparon. ¡Un asco!".

(Clarín)