Política

Exclusivo: impactante declaración de los dirigentes de la básica López Calo

Los hermanos Diego y Alfredo López Sosa le dijeron a la jueza Rosana Suárez por qué en la madrugada del 9 de mayo, agredieron a Roberto Rosa. Una trama de dinero de origen desconocido, política y viejos rencores. Documento exclusivo de TiempoSur.

  • 31/05/2016 • 08:33

Lo que aconteció en la madrugada del 9 de mayo fue un suceso por demás “curioso”, al menos así lo definió entonces el jefe de la Unidad Regional, Horacio Rodríguez, en declaraciones a Tiempo FM, horas después de un amplio operativo policial que concluyó con éxito tras la liberación de Roberto Sosa.

La noticia que corrió como reguero de pólvora esa mañana era que que el jubilado de 57 años pudo haber sido víctima de un secuestro extorsivo por parte de los fundadores de la básica justicialista López Calo.

Sosa había estado internado, pero ya desde un primer momento las pesquisas notaron su reticencia a la hora de brindar testimonio para llevar luz al caso. La opacidad continuó hasta estos días, cuando finalmente los hermanos López Sosa accedieron a ser indagados por la jueza Rosana Suárez. A continuación, la declaración.

Los hermanos Diego y Alfredo accedieron a indagatoria ayer, ocasión en la que dieron su versión de los hechos, ratificando un escenario que ya era un secreto a voces, aunque desmintiendo que se haya tratado de un secuestro, que es uno de los delitos más graves que se les imputó.

En su declaración dijeron que a “Roby” Sosa lo conocen hace más de 20 años, ya que éste le alquilaba un departamento que era propiedad de su abuelo sobre calle Gobernador Moyano, “llegando incluso a ofrecerle comida en varias oportunidades, ya que en sus comienzo tenía problemas económicos”.

Ante la Jueza, Diego dijo que ese día iba manejando su camioneta doble cabina junto a su hermano y que, al pasar por la casa de Sosa, a eso de la 01:30 de la madrugada, pararon al ver la luz encendida.

Descienden del rodado y van hasta la puerta donde los atiende la mujer de la víctima y le piden hablar con “Roby”, quien de inmediato sale, reingresa para buscar una campera y “subió a la camioneta de manera voluntaria”.

Arrancan la camioneta doble cabina y le piden a Sosa “que les diera una mano económicamente”, ya que tenían conocimiento de que “manejaba dinero” de la política y que también “se ocupaban de llevar y traer” otros personajes asentados en el expediente quienes, según sus dichos, iban “de Buenos Aires para acá y de El Calafate a Gallegos”.

Es en ese momento que la charla que se daba “cervezas en lata” de por medio, da un giro violento porque Sosa les respondió que sólo los iba a ayudar “con 10 mil pesos”, por lo cual “le pegó un codazo en el rostro que le provocó un sangrado y dos o tres golpes más durante todo el viaje”. Sucede que para los López Sosa, esa colaboración era ínfima.

También dejaron asentado en la indagatoria que, luego de unos veinte minutos, se dirigieron a la casa de Gobernador Moyano que es propiedad de los padres de los hermanos y una vez allí se sentaron, para seguir conversando entre cervezas.

“En ese momento, (Sosa) reconoce que le podía dar una mano, que en su casa tenía dólares y euros, haciéndole un nuevo ofrecimiento de retirar 200 mil pesos por día del banco para dárselos”. Pero sucede que esa oferta también fue insuficiente y entonces Diego “le propinó un nuevo golpe”, luego de lo cual Sosa le habría dicho “bueno, vamos, yo sé dónde está toda”, refiriéndose al dinero, pero ese acuerdo tácito duraría a penas segundos, ya que al salir de la casa y luego de una vigilia de varios minutos fuera, el personal policial los interceptó cuando abordaban nuevamente la camioneta.

Diego reconoció en su indagatoria con Suárez que “no fue su intención robarle nada”, sino que su “bronca y los golpes” que le provocaba eran porque “conoce todos los bienes suntuosos de los cuales Sosa es propietario, siendo éste el motivo que le generaba el malestar”.

Vale recordar que lo que permitió la intervención policial esa funesta madrugada fue precisamente que la mujer de Sosa recibió varias llamadas de su marido mientras se encontraba a bordo de la camioneta de los López Sosa, ocasión en la que se comunicó con el Comando Radioeléctrico al escuchar cómo le pegaban.